Giovanni BianchiPresidente de las Acli (Asociación Católica de Trabajadores Italianos)
SUMARIO: EL ayuno parece haberse convertido en un instrumento estéril, no porque ya no posea fuerza intrínseca, sino porque el sistema del poder tiene la capacidad de "inocuizar" toda acción democrática que pretenda cambiar algo. Dicha inocuización se practica impidiendo el acceso a los circuitos de la información. El derecho a la información debe ser derecho a recibir y a emitir mensajes y opiniones libres.
(Noticias Radicales nº 248 del 14 de noviembre de 1989)
Los motivos que han impulsado a Marco Pannella, Giovanni Negri y Luigi del Gatto a interrumpir la huelga de hambre no violenta que estaban llevando a cabo para luchar contra el sistema de la información en nuestro país, merecen la implicación de todas las fuerzas y los sujetos de la sociedad civil para denunciar la gravedad de la situación y presentar propuestas de reforma sustancial.
Si la huelga de hambre parece haberse convertido en un arma rota, estéril cuando se utiliza con objeto de cambiar una determinada situación, ello no se debe a que la fuerza política intrínseca de dicha gesto no violento haya menguado sino a la capacidad de este distorsionado sistema de poder de "inocuizar" toda acción democrática y todo intento procedente de la base de cambiar una situación determinada.
Cómo? Pues, simplemente impidiendo el acceso a los circuitos de la información que crea opinión. De hecho, en la sociedad de las imágenes una realidad "existe" si "aparece". Si no aparece, simplemente no existe. Si los jóvenes de Tien-An-Men aparecen en la pantalla mundial, su ayuno adquiere una fuerza política aplastante. Pero si alguien desenchufa el televisor o no lo enciende, una revolución muere antes de nacer.
El derecho a la información y a la comunicación debe estar en vigor en nuestra sociedad, no sólo como derecho a recibir noticias, sino también como derecho de todo ciudadano a emitir mensajes y opiniones libres con todas las formas posibles de lenguaje, incluso con el código de las acciones no violentas. Ello significa que se debe garantizar la "posibilidad de ingreso en el ámbito de la emisión pública y privada para que los sujetos portadores de opiniones distintas puedan expresarse sin el peligro de ser marginados a causa de los procesos de concentración de los recursos técnicos y económicos en manos de uno o de pocos y sin que disminuya su autonomía" (sentencia del Tribunal Constitucional de 1988).
Así pues, en nuestra sociedad, deben reconocerse los derechos fundamentales de participación en la comunicación social, como el derecho de propuesta y el derecho de control. Nos parece que el camino en este momento sea el que indican los periodistas del Grupo Fiesole y la "Convención a favor del derecho a comunicar" que nació por iniciativa de gran número de asociaciones.
El poder político ya dispone de medios tales como para canalizar y adueñarse fácilmente del consentimiento social. El ciudadano vive actualmente bajo control. Numerosos son los entes que recogen informaciones personales y las almacenan en los "bancos de datos": la policía, estadística, hacienda, la justicia, la seguridad social y otros entes, los bancos de crédito, las compañías de seguros de vida, etc. Los grandes archivos electrónicos amenazan seriamente a la vida privada de los ciudadanos. El individuo pide que se respete su derecho a la vida privada y a la intimidad. En nuestro país existe una crisis evidente del Estado de derecho. La democracia política se "desvanece" al hallarse en crisis las formas históricas de la representación. La participación de los ciudadanos en la vida democrática "real" es cada vez más inconsistente. Progresivamente, la ordenación jurídica misma cuenta con más dificultades. En esta situación crítica no basta con seguir hablando en general de una nueva relación entre los ciudad
anos y las instituciones. Es necesario, tal y como venimos insistiendo desde hace tiempo, replantear las condiciones reales de una nueva fase constituyente para que la voluntad y la expresión democrática de los ciudadanos vuelva a ser el centro de la vida política cuando se trata de decidir.