Gaetano BenedettoSUMARIO: El autor considera que las Listas Verdes en Italia no han conseguido renovarse y valorizar las diferencias que las separan del resto de los partidos, puesto que ha faltado la relación con las asociaciones ambientalistas, que se encuentran con que tienen que suplir con su acción la iniciativa inexistente de las listas. Las visicitudes acaecidas a lo largo del pasado año entre los verdes del "Sol que se ríe" y los Verdes "Arco iris" para la remodelación del mundo verde han asistido al nacimiento de dos formaciones transversales: los que han opuesto una resistencia férrea y los que, por el contrario, han hallado en la relación con los Arco iris una gran oportunidad de renovación. Es necesario perseverar en el camino de la unificación.
(Noticias Radicales, nº 51 del 2 de marzo de 1990)
Las Listas Verdes mismas admiten que no han conseguido representar al variado y contradictorio mundo ambientalista y por lo tanto que no han conseguido dar una fuerte respuesta política al impulso ecologista que brota en la sociedad.
A pesar de ello, las Listas Verdes han demostrado que son absolutamente incapaces de renovarse, y la enfatización de las diferencias - que proclaman como principio irrenunciable - a la hora de la verdad resulta un prejuicio insuperable.
Las complejas visicitudes acaecidas entre los Verdes y los Verdes Arco Iris a lo largo del último año han consistido por una parte en el intento de algunos por hallar caminos factibles para remodelar el mundo verde y exigía que se llevasen a cabo programas y objetivos políticos concretos, y por otra parte, otros que le sacaban punta al demencial estatuto de la federación de las Listas Verdes para oponer una resistencia férrea. Las dos formaciones ya no se identifican ni con las Listas Verdes ni con los Arco iris, sino que se han convertido en transversales, sobre todo debido a la conjunción de dos intereses contrapuestos: el de las Listas Verdes locales que veían su pequeño sistema de poder funcional comprometido a acuerdos y negociaciones con los partidos de la mayoría (representado básicamente por Rosa Filippini, Mario Signorino y Alfonso Pecoraro que muestran posiciones "blandas" con respecto al pentapartido y a sus juntas), y el del grupo de Mario Capanna, que al ver el dato verde como un nuevo elemento
de contradicción y de oposición polítiica busca en los hechos una confluencia que, tras la escisión de Democracia proletaria, es meramente instrumental y sirve para mantener una leadership (la de Capanna) y la ocupación de algunos cientos de puestos en las próximas elecciones, puestos necesarios para la supervivencia del grupo mismo. Otra transversalidad se ha producido en sentido opuesto: un gran número de representantes de las Listas han hallado en las relaciones con los Arco iris un elemento básico y una formidable oportunidad de renovación. Resulta curioso y significativo al mismo tiempo que ello haya coincidido con la inscripción al Partido radical de prestigiosos exponentes verdes como Mattioli y Lazinger, Gabriella Meo (representante del mundo de las asociaciones ambientalistas) y Stefania Ferretti (procedente de la Democracia Proletaria). Este gesto - que ha sido el reconocimiento atribuido al Partido Radical por el papel de rennovación que desempeña en la política italiana - ha sido interpretado por
algunos como una especie de "sombrero" que los radicales han colocado a los Arco iris. Es menester aclarar un par de puntos al respecto. El Partido Radical al ser el precursor de la política ambientalista en nuestro país no necesita encontrar instrumentos o legitimizaciones verdes; a pesar de ello, al igual que otros, considera que lo que las Listas Verdes están haciendo es todo un desalmado derroche de un enorme patrimonio y potencialidad. Esta reflexión, en el momento en el que el Partido radical se transforma y deja de ser una formación política electoral, ha hecho de manera que subjetivamente, no como partido, algunos radicales llevasen a cabo iniciativas incisivas en el panorama verde. Sin embargo, hay que aclarar que esta reflexión ha sido llevada a cabo igualmente por aquellos que en la Democracia Proletaria han compartido el recorrido Arco iris y por lo tanto la unión que se ha producido, que sí ha mantenido el respeto y la valorización de las diferencias, basada en la confrontación constante y en e
l más profundo respeto. La apertura del mundo verde a nuevos argumentos, la posibilidad de inserir a los verdes en un debate institucional del que se han mantenido culpablemente al margen, un debate político no basado en el dato electoral, una gestión de las relaciones de manera transparente e unívoca, son el factor extra que los Arco iris han logrado dar. Quien ve prevaricaciones, ve sólo la debilidad de las posiciones políticas de las que es portador.
Existe un problema de fondo en el mundo verde, y es la relación con las Asociaciones ambientalistas. Si se excluye la Liga Ambiente, todas las demás asociaciones han permitido sin interferir que las Listas Verdes actuasen - y por lo tanto utilizasen - ese dato de conciencia civil producido por su trabajo y su iniciativa. Las Asociaciones se encuentran ante la paradójica situación de suplir, con su su propia obra, la iniciativa inexistente de las Listas sin poder capitalizar ese consentimiento que crean.
Por otra parte, las Listas utilizan un símbolo que en la opinión pública se identifica con el verde independientemente de quien lo representa: por ejemplo, muchos electores siguen creyendo que las Asociaciones desempeñan un papel directo en la administración de las Listas.
No es así, y sobre todo no es así sólo debido a la no implicación política de las Asociaciones que en cambio siempre han declarado estar dispuestas a colaborar en programas específicos o en proyectos determinados.
Una aclaración que habla por sí sóla es el hecho de la financiación pública recibida por las Listas Verdes cuyo valor total es de 8.604.463.777 liras más los intereses bancarios. Dicha financiación, que las Listas Verdes no pueden utilizar con finalidades internas, podía haber sido el mecanismo con el que las Listas "devolviesen", en forma de iniciativas, y por lo tanto de refuerzo de la labor desarrollada por las asociaciones, un capital obtenido gracias a la labor de un mundo difundido que no coincide con las listas mismas. Muchos están convencidos de que este dinero está congelado, pero si se analizan los balances de las listas se descubre que 5.176.562,088 ya han sido gastados o invertidos y que los intereses bancarios madurados han sido utilizados para la coordinación de las Listas. La que podía heber sido una oportunidad única se ha dispersado en pequeños regueros y no por culpa de las Listas sino de representantes significativos de las mismas y por iniciativas que nadie ha visto y que la opinión públi
ca ha ignorado. Ahora tenemos ante nosotros los referéndums, las luchas históricas y esenciales de la iniciativa ecologista, y las listas no son capaces de afrontar, sobre todo por su mala voluntad, las que serán las necesidades inderogables de una campaña que, por ejemplo, ve como los cazadores cuentan con 20 mil millones de liras.
Tal y como se puede ver, el problema básico consiste en que, evidentemente, hay quien cree haber encontrado el maná bajo el sol que se ríe. Así pues, hay que perseverar en el trabajo de refundación que se ha iniciado, buscando la unidad a partir de comportamientos y programas que diferencien realmente, incluso en el estilo, a las Listas Verdes del resto de los partidos.
Lo que está en juego no son éstas o aquellas elecciones, sino la posibilidad de perseguir objetivos históricos como por ejemplo la necesidad de lograr un nuevo sistema de desarrollo compatible con las urgencias ambientales. Mientras tanto algunos preparan las listas.