John BokSUMARIO: John Bok, el principal animador del consistente grupo de radicales checoslovacos, intervino a lo largo del segundo Congreso italiano del Partido radical que se celebró en Roma a finales del pasado mes de enero. A continuación presentamos algunos fragmentos en los que el autor ilustra el papel que el Partido radical transnacional puede tener en la transición checoslovaca hacia la democracia y su voluntad europea.
(Noticias Radicales nº 51 del 2 de marzo de 1990)
A lo largo de los últimos meses, de las últimas semanas, nosotros en Checoslovaquia estamos viviendo acontecimientos hasta hace poco impensables. La monstruosa prueba de la mafia totalitaria, que había chupado y estrangulado la vida de nuestro país, en pocos días ha sido privada de sus tentáculos por la emoción popular de una revuelta sin rasgo de violencia. Checoslovaquia está segura de hallarse en el camino que conduce a la pluralidad democrática - ello se debe al carácter no partidista del movimiento popular (El Fórum cívico de Bohemia y el Público Contra la Violencia en Eslovaquia), porque los estudiantes acaban de despertarse de un prolongado letargo político, porque el presidente Vaclav Havel es un hombre conocido por su humanidad y su compromiso democrático. A quién podría ayudar fundar el Partido radical transnacional en Checoslovaquia?, podríamos preguntarnos, dado que desde los años sesenta, Vaclav Havel ha luchado por las mismas causas como por ejemplo la abolición de la pena capital, y que sus i
niciativas cívicas se han caracterizado siempre por la no violencia, dado que los estudiantes son todos radicales, qué necesidad hay de crear un Partido radical?. Nosotros, los radicales checoslovacos contestamos enérgicamente: el Partido radical responde a una necesidad fundamental de nuestro país. Nos hemos liberado de las cadenas de largos años de totalitarismo, pero aunque nuestro presidente Vaclav Havel y el rector de la Universidad, Radim Polaris, hablen de una Europa unida y del amanecer de una nueva era, estas opiniones no son la norma ni su pensamiento está tan difundido.
Gran número de personas de nuestros pueblos, durante los últimos cuarenta años de antidemocracia total, se acostumbró a reconocer en los países con regímenes que llamamos democracias reales lo que representa el más alto "ideal" para nosotros, y sus instituciones nos parecían las mejores. Se podría considerar que el origen de esta falacia haya sido el telón de acero, que hacía que algo que en realidad no se conocía pareciese mejor. Con respecto a la "democracia real" la carencia de bienes de primera mecesidad se hacía más patente. Muchos consideran que las democracias reales son mejores, no porque la gente desempeñe un papel mayor en la dirección del país, sino porque es más fácil comprar un horno micro-ondas o cualquier otra cosa. Por ejemplo, la pobreza que domina Latinoamérica, el monopolio hipócrita sobre la moralidad que ha detentado la iglesia católica en Italia o en Brasil, que se manifiesta con la mosntruosa oposición a los anticonceptivos y los abortos legales, la actitud negativa del Papa con respec
to a los homosexuales, son cosas que nuestra gente no quiere ver en occidente. La primera tarea del Partido radical en Checoslovaquia es la de informar a la gente, quitarles la venda de los ojos ante la tentación de construir una sociedad ciegamente consumista basándose en el modelo de la Europa occidental, creando algo nuevo, un mundo sin fronteras, una auténtica democracia.
Este es el motivo por el que el Partido radical es necesario en nuestro país, para que junto con los radicales de todo el mundo podamos construir un país en el que no exista espacio para una muerte violenta, para el hambre, para la opresión, tanto si ésta la ejerce una minoría potente contra la mayoría de la población, como si son las mayorías nacionales las que la ejercen contra las minorías étnicas, culturales o religiosas. De que manera pueden los checos, los eslovacos y los moravios ser miembros del Partido radical o no, y contribuir al desarrollo mundial?. Gracias a nuestro gobierno actual, y a la personalidad de nuestro presidente, así como al proceso que se ha producido a partir del pasado mes de noviembre ante los ojos de todos, nuestro país se ha abierto al mundo entero. Nuestro Presidente es un hombre que ha dedicado su vida a favorecer el mayor respeto posible de los derechos humanos y su aplicación, ha luchado en pro de la realización de la fraternidad entre estados y naciones. Nuestra revolució
n - provocada por acontecimientos que hace sólo un año eran absolutamente impensables - «llevada a cabo sin derramamientos de sangre por parte de un pueblo insurrecto sin ni tan siquiera romper un cristal! - demuestra que nuestra nación, a pesar de todo lo que ha tenido que pasar, mantiene una cultura social profundamenta arraigada que la ha guiado a lo largo de todas las visicitudes de su atormentada historia.
Esta cultura social es una cualidad característica de Checoslovaquia de la que no todas las naciones pueden estar orgullosas de haber mantenido en todo momento. Es esta la cultura social en la que se inspira la lucha pacífica de los lituanos. Su antítesis se manifiesta con los métodos trágicos y bárbaros adoptados por los extremistas nacionalistas de Azerbayán, dando lugar a la escalada de un conflicto perverso y creando las concidiones idóneas para el uso de la fuerza militar.
Esta cultura radical arraigada de nuestra nación está difunduda en todo el conjunto de la población, desde la gente corriente hasta nuestro gobierno altamente profesional, hasta la persona de nuestro presidente, y nos acerca a la meta de la auténtica democracia.
Creo que gracias a los desarrollos obtenidos en Checoslovaquia actualmente el espíritu de la Democracia y de la Unidad que cayó en letargo se podrá despertar en el resto del mundo.
De esta manera, los checoslovacos, radicales o no, podemos ayudar todos nosotros al Partido radical, con nuestra contribución, para crear los Estados Unidos de Europa.