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Archivio Partito radicale
Lensi Massimo - 2 marzo 1990
Tancs Krt. 11, Budapest
Massimo Lensi

SUMARIO: El autor ilustra las actividades del "Centro de Coordinación" para la Europa Central y del Este, con sede en Budapest. Las iniciativas producidas y las que están en proyecto, el trabajo militante, las dificultades, los medios de información, las inscripciones en Hungría, Polonia, Checoslovaquia y Unión Soviética, las próximas elecciones libres en estos países y la importancia de la presencia radical y de la inscripción al Partido radical.

(Noticias Radicales nº 51 del 2 de marzo de 1990)

Tanacs Krt. 11, primer piso, Budapest. Es la dirección de la sede del Partido radical en Hungría y del Centro de Coordinación para las actividades radicales en la Europa central y del este. Podemos considerarla casi la "Via di Torre Argentina 18" para los países allende el ex-telón de acero. Un lugar físico, una dirección postal o simplemente un número de teléfono ampliamente difundido que realmente se ha convertido a lo largo de los últimos meses en la puerta radical de Hungría, Unión Soviética, Rumanía, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y Bulgaria.

Aproximadamente 80 metros cuadrados en el centro de Budapest, en una de las arterias principales de la ciudad. Dos ordenadores, un telefax, dos líneas telefónicas y un grupo de compañeros que desde hace un año, superando las innumerables dificultades, lo han querido y realizado. Con Sandro Ottoni y Oliver Dupuis, con la ayuda valiosa de personas que tal vez los lectores de Noticias Radicales aún no conocen muy bien como John Bok o Richard Stockar en Praga, Vito Cezmadiszki en Zagreb, Nikolai Jramov, Evgenia Debranskaya y Sasha Pronozim en Moscú, Ferenc Parcz, Andrea Tuza, Remo Csok, Josxef Vaoi y muchos más en Budapest, ha sido posible realizar un instrumento, una posibilidad no sólo técnica de iniciativa política extraordinaria.

Las manifestaciones ante las embajadas italianas y españolas para protestar contra el derecho a la información violados en dichos países de la "democracia real", organizadas en casi todas las capitales del Este; la participación en las iniciativas en pro de una Rumanía democrática antes y después de la dictadura de Ceaucescu; la campaña "Hungría en los Estados Unidos de Europa, inmediatamente", son sólo ejemplos de las posibilidades de movilización y de reflexión que el Partido radical transnacional y transpartidico, que esta constituyente feferalista, ha conseguido ofrecer a las nuevas, pero peligrosamente adormecidas, democracias del Este.

A Tanacs Krt llegan cada día por correos las inscripciones de otros países. Mientras escribo estas líneas, se han inscrito al Partido para el año 1990 21 personas en Hungría (más de 16 han anunciado que se van a inscribir); 51 en la Unión Soviética; 184 en Checoslovaquia; 37 en Yugoslavia y 14 en Polonia.

Las inscripciones llegan a través de las respuestas del periódico trisemanal que difundimos en Budapest, traducido en las distintas lenguas, o bien via fax desde los "puntos de referencia" en Praga, Moscú y Zagreb.

La falta de apoyo, fundamental, que Radio Radical constituye en Italia en lo que se refiere a información sobre las actividades del Partido nos ha obligado a concebir un instrumento de comunicación escrita que sale cada tres semanas - La Carta Radical (redactada en Roma con la colaboración de las "redacciones locales", por Roberto Cicciomessere) con el que intentamos suplir el principal problema con el que se encuentra la creación de un partido transnacional: la comunicación en decenas de lenguas distintas.

A todo esto, cabe decir que el Servicio telemático radical AGORA nos ha servido de gran ayuda. A través de él ha sido posible realizar una conexión veloz entre redacción central, compañeros "periféricos" y centros en donde se imprime el periódico, permitiéndonos superar las enormes dificultades que en la realización de la Carta Radical hubiesen comportado las grandes distancias. Desde hace pocas semanas, el grupo de Moscú también cuenta con la posibilidad de ponerse en contacto con AGORA' y enviar sus propias reflexiones o las noticias sobre sus actividades directamente a Budapest o a Roma en pocos segundos.

Y al igual que en todas las sedes radicales - poquísimas - de este mundo la ayuda principal en las actividades procede de un grupo de jubilados, que traducen la correspondencia que llega a la sede, o telefoneando cuando se trata de convocar una asamblea o una manifestación, y nos ayudan también a comprender una Hungría todavía, para nosotros, difícil de entender, con esta lengua rara, un poco asiática un poco báltica. La lectura de los periódicos matutinos y la reseña de prensa húngara sobre las principales noticias pasa a través de su ayuda y de la sección italiana de la Magyar Radio.

Cada día, aquí en Tanacs Krt. 11, las inscripciones - que van aumentando - imprimir, meter en los sobre, enviar la Carta radical, la coordinación con los puntos de referencia, la traducción de las cartas que nos llegan de todas partes del hemisferio oriental, la relación con los inscritos húngaros, nos hacen comprender la justa dimensión de las dificultades gigantescas que tiene que afrontar un partido que es y que quiere ser sujeto político transnacional y transpartídico.

Y no serán suficientes los pocos centenares de incritos en el Este europeo para llevarlo a cabo, serán necesarios miles y miles de ciudadanos que elijan el Partido radical, identificándose con sus batallas actuales, como indispensables para un correcto y coherente desarrollo de las democracias. Desde luego, mucho más en el Este que en ningún otro lugar. A lo largo de los próximos meses, casi toda la Europa central y del este se verá afectada por la oleada de las primeras elecciones libres: en Hungría, en Checoslovaquia, en Polonia, las municipales, en las distintas repúblicas ferales en Yugoslavia. Qué sucederá?.

La respuesta está escrita no en el destino sino en la capacidad nuestra de "estar", tanto en Budapest como en Praga o Zagreb. Hace pocos días, desde la fría Siberia, desde Novosibirsk nos llegó una carta en la que se puede leer: »No sé cómo habéis logrado mi dirección, pero gracias por haberme enviado la Carta Radical. No conoczco vuestra historia, la batalla federalista y otras cosas que escribís. Sin embargo, intuyo que actualmente el mundo está cada vez más dividido, herido por los miles de conflictos lingüísticos, étnicos, políticos y religiosos. Tal vez, cada uno de nosotros se sentiría menos minoría si tuviese la capacidad de tener otros interlocutores en la historia y, tal vez - yo ya no creo en eso - en la democracia, en su ritual... .

Había adjuntado, por confianza y por esperanza, el módulo, rellenado, para inscribirse al Partido radical del 1990; la firma: Aleksandra S.

Una nueva "compañera", un simple cara del inmenso ex-imperio del mal, tal vez una respuesta.

 
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