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Notizie Radicali - 2 marzo 1990
Pci: Esperanzas y preocupaciones

SUMARIO: Relaciones Pr-Pci: los hay que han hecho comentarios irónicos, queriendo vislumbrar una alianza o un matrimonio de conveniencia, tras más de veinte años de controversias. Pero en los momentos más crudos y tensos de las polémicas se han remitido precisamente a los radicales ante la necesidad de luchar contra determinadas políticas y determinados errores de la clase dirigente del Pci y para devolver a ese partido una política de alternativa democrática real a la partidocracia, de alternativa de derecho a la política de la ilegalidad y del las leyes antiterroristas, de alternativa liberal a las opciones anti-liberales y antidemocráticas del régimen político italiano.

(Noticias radicales nº 51 del 2 de marzo de 1990)

El viraje del Pci ha constituido para el Partido radical motivo de gran esperanza. Sin embargo, los recientes acontecimientos del debate precongresual comunista nos ofrecen algunos motivos de preocupación.

Muchos periódicos hicieron comentarios irónicos sobre las relaciones entre radicales y comunistas cuando los radicales elogiaron en el Congreso anterior el "nuevo curso" de Occhetto. Se volvieron a hacer comentarios irónicos recientemente cuando el secretario del Pci intervino en el Consejo federal radical para subrayar algunos elementos de convergencia con las últimas resoluciones adoptadas por el Pr y para anunciar su propensión a celebrar un referéndum sobre la reforma del sistema electoral. O cuando Pannella desde la tribuna de nuestro Congreso "italiano" dirigió un llamamiento a los afiliados comunistas para que se incribiesen al Pr, para compartir el proyecto y los objetivos de esta internacional federalista de los derechos humanos, de la democracia y de la no violencia que quiere ser el Pr. Casi como si se tratase de una alianza o de un matrimonio de conveniencia, incompatible con los ideales y la historia de ambos protagonistas, y contradictorio con las continuas controversias que les han dividido a

lo largo de más de veinte años.

En realidad, se olvidaba, cuando no ignoraba completamente, que la historia de esta generación radical empezó, en ruptura con la generación anterior del periódico "Il Mondo" y con los máximos líderes de la izquierda democrática de aquel entonces - desde Saragat hasta La Malfa(1) -, con la afirmación de la necesidad de reanudar la confrontación entre la izquierda democrática en la perspectiva de superar la ruptura que se había producido tras la revolución de octubre y sobre todo en el periodo del estalinismo.

Una afirmación que se remonta a hace más de treinta años. Fue el mismísimo Pannella el protagonista de dicha afirmación cuando como líder de la "Unión Goliarda" italiana había pedido pocos años antes al Pci, y obtenido, la disolución de las asociaciones estudiantiles comunistas y la entrada de los universitarios comunistas en esta asociación laica, por aquel entonces mayoritaria en las universidades italianas. Se ha olvidado que el por aquel entonces nuevo Partido radical inscribió todas sus propias luchas para la afirmación en Italia de los derechos civiles y en Europa de la no violencia del federalismo de la libertad, en la perspectiva de la unidad, de la alternativa y de la renovación de la izquierda.

Desde luego, tanto ayer como hoy, esos radicales no estaban y no están dispuestos a convergencias subalternas, a confluencias de los frentes, en resumidas cuentas a colocar flores en el ojal de un Pci que ha seguido igual tal y como han aceptado hacer a lo largo de estos veinte años tantos católicos demócratas, tantos laicos y tantos socialistas. Pero en los momentos más crudos y tensos de las polémicas se han remitido precisamente a los radicales ante la necesidad de luchar contra determinadas políticas y determinados errores de la clase dirigente del Pci y para devolver a ese partido una política de alternativa democrática real a la partidocracia, de alternativa de derecho a la política de la ilegalidad y del las leyes antiterroristas, de alternativa liberal a las opciones anti-liberales y antidemocráticas del régimen político italiano. Las largas polémicas tuvieron breves interrupciones como por ejemplo cuando tras la larga lucha por el divorcio y tras la victoria del referéndum los comunistas reconociero

n que los radicales tenían razón y se aceptó acelerar la política de los derechos civiles (desde el aborto hasta el voto a los dieciocho años, desde el derecho de familia hasta la ley sobre la droga); o cuando centenares de alcaldes comunistas con Zangheri en cabeza, Novelli y Bordon firmaron la ley de iniciativa popular propuesta por el Pr contra el exterminio causado por el hambre; o cuando, más recientemente, se registró con Natta incluso en la justicia, una primera reaproximación al final de la última legislatura que acabó mal debido a la errónea decisisón comunista de avalar la disolución anticipada de la legislatura.

El "nuevo curso" de Occheto en un primer lugar, con sus decisiones explícitas de alternativa antipartidocrática, no violencia, compromiso ecologista, y la más valiente decisión de refundación el partido en vistas a la apertura de una auténtica fase constituyente de una nueva fuerza democrática, han parecido determinar las condiciones para un desarrollo positivo y definitivo en la historia de las relaciones entre radicales y comunistas.

El Pr, desde hacía ya algún timepo, al menos dos años, había decidido arriesgarse hasta las últimas consecuencias, decidiendo salir de la competición política nacional e institucipnal para transformarse en una fuerza política transnacional y transpartídica. Esta decisión nos conducía a verlo con buenos ojos y a buscar de nuevo las afinidades que parecían caracterizar las opciones de un Pci decidido, él también, a arriesgarse sin transformismos. Y mucho más en una situación en la que las opciones de Bettino Craxi(3) y la mediocridad de los dirigentes liberales y republicanos desgarraron e hicieron que fuese imposible, al menos durante algún tiempo, el proyecto pannelliano y radical e la unidad reformista de las fuerzas laicas, socialistas y ambientalistas. Acaso no era cierto que quien optaba por quedarse de brazos cruzados, anquilosarse e inmovilizar el sistema político se contrarponía a un Pci dispuesto a moverse y dispuesto a promover, incluso con su propio cambio, el cambio del sistema político italiano?

.

Y al estilo radical, tras la opción de Bordon y de otros compañeros comunistas, era necesario tener el valor de crear hipótesis inmediatamente e intentar que miles de comunistas cooperasen en la constitución, con este nuevo Pr, de esta internacional con participación directa y no mediada, capaz de afirmar grandes objetivos de libertad, de derecho, de gobierno de los problemas cada vez más difíciles de nuestro tiempo de nuestro continenete y del planeta. Y elaborar hipótesis, al mismo tiempo, sobre el hecho de que Pannella y otros radicales que no han llevado a cabo otras opciones partídistas, cooperasen en la constitución de la nueva "cosa".

Es lo que ha hecho el Partido radical en su reciente congreso italiano, advirtiendo que sin superar con vigor las dificultades y los obstáculos que podían oponerse a esta ósmosis, al final se corría el el riesgo de que predominasen las resistencias conservadoras. Hay que preguntarse si acaso no se está repitiendo una nueva edición de lo que ya se produjo antes de las elecciones romanas: cuando no eran sólo Pannella y los radicales (primero con la lista Nathan, después con la propuesta de lista Ingrao-Nicolini-Zevi) los que se exponían asumiéndose la responsabilidad. Y por otra parte, no existía otra política y otra propuesta sino sólo el silencio y la inercia de un Pci que se dirigía a un enfrentamiento electoral importantísimo cerrado en sí mismo y en su propio pasado.

Y ahora una interpretación pajettiana(4) del artículo 2 del Estatuto comunista con los frenazos de Petruccioli(5) y con las instrumentales polémicas precongresuales sobre la lista de L'Aquila, con las apelaciones a la coherencia ( qué coherencia, la de una vieja lucha de frentes con una mano de pintura?, corre el riesgo de empantanarse en un momento en el que la sociedad lo que necesita es la batalla de las ideas, del valor de las decisiones, y de clases dirigentes y fuerzas políticas que fuera de los viejos esquemas y aparatos partidocráticos se abran a la sociedad, sepan buscar recursos y energías de reforma y de renovación.

Podemos decir a los compañeros comunistas que siguen trabajando por esta causa tanto los radicales como los no radicales. Nosotros no tenemos miedo a decir que necesitamos a los comunistas (y a los socialistas, y a los ecologistas, y a los liberal-demócratas), pero creemos que también los comunistas tienen que tener la inteligencia de entender que también el Pci necesita a este Pr.

N.d.T. (1) Giuseppe Saragat: exponente socialdemócrata

Ugo La Malfa: " republicano

(2) Alessandro Natta: exponente comunista.

(3) Bettino Craxi: exponente socialista.

(4) Giancarlo Pajetta: exponente comunista.

(5) Claudio Petruccioli: exponente comunista.

 
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