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Friedman Milton - 19 maggio 1990
DROGA: HAY QUE LEGALIZAR
Una entrevista con el profesor Milton Fiedman, premio Nóbel de economía.

SUMARIO: Según el autor, las víctimas de la droga se pueden subdividir en tres categorías: los consumidores, las personas agredidas por los drogadictos y el resto de la sociedad que paga para combatir la droga. Estas dos últimas categorías no son víctimas directas de la droga sino de las medidas adoptadas para combatirla. Al igual que con el alcohol, los daños del prohibicionismo son mayores que los de la legalización de la droga. Friedman contesta a las objeciones presentadas contra la legalización.

(París, "Le Figaro", sábado y domingo 20 de mayo de 1990).

Entrevista al Doctor Milton Friedman, premio Nóbel de economía.

París, "Le Figaro", sábado 19 y domingo 20 de mayo de 1990.

FIG-ECO - Usted se ha declarado a favor de la legalización de la droga en Estados Unidos. Por qué?.

MILTON FRIEDMAN - En primer lugar, quisiera aclarar que no infravaloro en absoluto los males que el consumo de droga acarrea. Son enormes. Estoy a favor de la lucha contra esta plaga. Pero, estoy convencido de que los métodos que se utilizan en la actualidad, represión policial e incluso a veces militar, obtienen resultados diametralmente opuestos a los deseados. Son más dañinos que la droga en sí.

Las víctimas de este azote pueden dividirse en tres categorías: en primer lugar los consumidores adultos, que son víctimas voluntarias: en segundo lugar las víctimas involuntarias directas, el ejemplo más trágico son los hijos de los consumidores de esa droga mortal que se ha dado en llamar "crack". Esta segunda categoría comprende igualmente a todas las víctimas de las agresiones cometidas por los toxicodependientes, incluidos los habitantes de los guetos que viven la guerra entre las distintas bandas. Las víctimas de esta segunda especie, aparte de los hijos de los drogadictos, no son víctimas del consumo de drogas, sino precisamente de los intentos por impedir el consumo.

En cuanto a la tercera categoría de víctimas, se trata del resto de la sociedad en su globalidad: los contribuyentes cuyo dinero se gasta a menudo en inútiles acciones represivas contra el tráfico de droga, en vez de ser reservado a las tareas propias de la policía, que, de hecho, se abandonan totalmente. En esta tercera categoría cabe incluir a las sociedades extranjeras, como Colombia, que el dominio de la acción represiva en Estados Unidos contribuye a destruir. Si fuésemos capaces de hacer respetar nuestra propia ley en nuestro territorio no existiría ningún problema en Colombia puesto que desaparecería el estímulo de producción. Por el contrario, nuestra incapacidad de hacer que se respete la prohibición estimula esta producción que desearíamos eliminar, la cual a su vez provoca en Colombia violencia y la destrucción de la sociedad de este país.

En esta clasificación sólo la primera categoría, más los hijos de los drogadictos, está formada por personas que son víctimas de la droga en sí. Las otras dos categorías son víctimas de los esfuerzos represivos que se llevan a cabo. El coste total causado por este dominio es mucho superior a los beneficios que se derivan de las restricciones impuestas al consumo de droga.

En la historia americana, hemos asistido a un episodio parecido, con el problema del alcohol en los años veinte. Se obtuvieron los mismos efectos que con la droga: crímenes, bandas, muertes de alcohólicos, en particular por haber ingerido alcohol adulterado. Precisamente, al igual que en la mayor parte de las muertes debido al consumo de droga, que en comparación son mucho más numerosas, son causadas por el número de drogas de mala calidad dado que en el mercado negro no existe control de ningún tipo.

FIG-ECO - El principal argumento contra la legalización consiste en que ésta estimularía la demanda de droga. Cuál es su respuesta?.

MILTON FRIEDMAN - La respuesta se sitúa a dos niveles. En primer lugar, el aumento de la demanda, allá en donde se produjere, atañería a adultos que actúan en plena libertad. Se trataría de víctimas voluntarias, tal y como las he definido. Deploro este tipo de dependencia y confío en que sea posible ayudarles a librarse de ella. Pero, yo no ubico en el mismo nivel el daño que una persona responsable de sus actos se causa a sí misma y el que acarrea a terceras personas.

Dicho de otra manera, el primer nivel de respuesta es de carácter libertario: el Estado no posee ningún derecho (ni deber) de impedir a una persona adulta y responsable que consuma droga más de lo que el Estado prohibe el funambulismo o los cigarrillos con la excusa de que son placeres dañinos.

Sin embargo, es muy difícil comprender esta perspectiva libertaria en el debate público. Por ejemplo, existen muchos observadores cuyas opiniones políticas a menudo están cerca de las mías, pero no aceptan en absoluto el punto de vista libertario. Reconocen al Estado un papel en la constitución y la protección de los valores individuales. Así pues, no están de acuerdo con el argumento libertario a favor de la legalización. Pero muchos de ellos han acabado decantándose a favor puesto que han constatado la derrota de la guerra contra la droga, y ello ha sido el segundo argumento, empírico, que les ha convencido.

Obviamente, podríamos poner punto final al tráfico de droga si estuviésemos dispuestos a usar los métodos utilizados en ciertos países: la pena de muerte para los traficantes o incluso para las personas sospechosas de traficar. Evidentemente, no estamos dispuestos a llegar a estos extremos. A pesar de ello, el tipo de métodos que ponemos en práctica nos conducen progresivamente hacia acciones contrarias a las libertades fundamentales, por ejemplo la confiscación de los bienes antes de la condena, la violación de las leyes sobre la protección del domicilio y las perquisiciones.

El prohibicionismo había comportado una debilitación del respeto de la ley, y la guerra contra la droga comporta las mismas consecuencias. Los principales beneficiarios de la despenalización serían las clases desheredadas de los Estados Unidos puesto que son ellos actualmente las principales víctimas de esta guerra. Nos damos realmente cuenta de por qué tantos jóvenes pertenecientes a dichas clases desheredadas están implicados en el tráfico de estupefacientes?. Porque las leyes penales son menos severas para ellos que para los adultos. A los traficantes les sirven de mampara.

FIG-ECO - Los que se oponen a la legalización basan sus objeciones en primer lugar en el temor de una explosión de la demanda. Usted no infravalora esta posibilidad?.

MILTON FRIEDMAN . No cabe la menor duda de que la legalización, al disminuir los precios, provocaría un aumento de la demanda. Pero la pregunta central es: en qué medida?. En este campo, los cálculos son muy inciertos. Tanto los de los opositores como los míos. Holanda es un país que ha legalizado completamente el consumo de marihuana, y por lo que se ve, parece ser que se ha reducido la demanda en vez de aumentar, entre los menores de veinte años. Por parte de los opositores, el artículo más documentado que he leído, el del profesor James Wilson, en la revista "Commentary", sostiene efectivamente que el aumento de la demanda será enorme. Peo ello no creo vaya más allá de la simples conjeturas. La postura de los opositores se limita, de hecho, a aceptar el daño evidente creado por el prohibicionismo con el temor de que la legalización pueda crear un mal más grave todavía. Si este temor se basase en elementos sólidos de aplicación podría ser convincente.

El precio del prohibicionismo

En cualquier caso, por el momento se trata de afirmaciones y no de pruebas. Antes de 1914, en Estados Unidos la droga era libre. Gracias a ello la famosa Coca Cola debe su nombre al hecho de que en un principio contenía cocaína. Pero el índice de toxicodependencia por aquel entonces era, según los cálculos que se han efectuado, el mismo que el actual. Por otra parte, la sustancia más peligrosa para sus consumidores no es la droga sino el tabaco. En Estados Unidos las defunciones a causa del consumo de tabaco ascienden a más de 300.000 al año.

El tabaco, a diferencia del alcohol, crea un peligro para el consumidor y no para terceras personas. Ya hemos visto que la concienciación difundida de dichos daños ha comportado un fuerte descenso de su consumo. Por qué no podría ocurrir lo mismo con la droga?. La incertidumbre sobre el efecto que causaría la legalización en la demanda de droga es toda una incógnita. Pero si bien es difícil prever el precio que habrá que pagar por la legalización, se sabe muy bien que el coste provocado por el actual fracaso de la represión es enorme. No comprendo cómo se puede justificar este último con el riesgo de otro coste, hipotético.

FIG-ECO - Legalizar la droga significa autorizar a los productores a amasar fortunas fabricando y vendiendo un veneno?.

MILTON FRIEDMAN - Si tenemos en cuenta el número de muertos que provocan, el alcohol y el tabaco merecen la calificación de veneno mucho más que la droga. Acaso esta constatación nos conduce a tachar de criminales a los productores franceses de vino?. Además, no parece ser que la marihuana haya matado nunca a nadie. Es más, es un medicamento muy eficaz en el tratamiento del glaucoma, por ejemplo, o para prevenir las repercusiones de las sesiones de quimioterapia. Pero el consumo de droga hace que sea ilegal la utilización de la marihuana. dónde está la acción criminal por parte de los suministradores de marihuana o de los que prohiben su consumo?.

FIG-ECO - Qué opinión le merece una droga mucho más peligrosa como lo es el crack?.

MILTON FRIEDMAN - Yo creo que la difusión de esta droga está estrechamente vinculada al prohibicionismo. De hecho, el prohibicionismo ha hecho que la cocaína sea extremadamente cara. Así pues, la han mezclado con otros productos de menor calidad para poder bajar el precio y de ahí el "crack". A grandes rasgos, el prohibicionismo ha creado un estímulo permanente para fabricar productos químicos de sustitución, que no están inseridos en las listas de los productos prohibidos.

Si se lograse impedir totalmente la entrada de drogas en Estados Unidos, el país se sumiría en productos sucedáneos fabricado dentro de nuestras fronteras, y dado que estos productos serían de calidad inferior, se agravaría el problema en vez de reducirse. En este sentido, la marihuana vuelve a ser el botón de muestra. Se trata de un producto tan pesado que ha sido fácil impedir su entrada en Estados Unidos. Los preciso han aumentado, y ello ha conducido a los toxicodependientes a adquirir otras drogas y al mismo tiempo ha propiciado un desarrollo de la producción en el país. Nos hemos convertido, sin lugar a dudas, en el más importante productor de marihuana del mundo, y esta planta el segundo o el tercer tipo de cultivo en California, según los años y las cosechas.

Me han dicho que su calidad es inferior al viejo producto de importación.

FIG-ECO - Los consumidores implican a terceras personas. Cuáles son, así pues, los efectos de la legalización?.

MILTON FRIEDMAN - Este es, principalmente, el caso de los hijos de consumidores de crack. La situación es particularmente trágica porque no se consigue ver una solución con eficacia garantizada. Pero esta situación es la que ya conocemos en la actualidad. En caso de legalización, se pueden producir otro tipo de efectos en terceras personas, en la medida en la que los consumidores hagan proselitismo. Nos hallamos ante un argumento muy conocido en el debate sobre la libertad de expresión. "El Capital" de Karl Marx ha conducido a la muerte a muchas más personas de las que pueda matar la droga. Esta constatación no significa que hay que prohibir la circulación de dicha obra.

En cuanto a la otra forma de efecto sobre terceras personas, comprende todas las violencias cometidas para con ellos, desde los comportamientos en estado de embriaguez hasta el delito para procurarse el dinero para la droga, y estas acciones ya se ven afectadas por las leyes penales existentes.

Entrevista de Robert Lozada

 
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