SUMARIO: La moción indica los instrumentos prioritarios con los que organizar una alternativa política y legislativa contra la intolerancia y el autoritarismo del prohibicionismo sobre la droga: el Observatorio de las leyes sobre la droga (Cora-Old); la Carta de los compromisos comunes; un convenio cuatrimestral para comprobar el nivel y la forma de aplicación de la ley Jervolino-Vassalli; iniciativas de control de los centros neurálgicos del sistema represivo y asistencial prohibicionista.
El Consejo general de la Cora, reunido en Roma en los días 13, 14 y 15 de julio,
Expresa su profunda satisfacción por el resultado conseguido en las elecciones generales y regionales del 6 y 7 de mayo de las listas antiprohibicionistas sobre la droga, y por las demás listas y candidatos prioritariamente antiprohibicionistas, a pesar de que estas elecciones se hayan caracterizado, sobre todo en las regiones del sur, por un clima de intimidación sin precedentes; la formación de dichas listas, que han hallado todo apoyo posible por parte de la Cora, ha sido una respuesta necesaria a la situación de desinformación y censura gracias a la cual los partidos de la mayoría parlamentaria han podido aprobar una nueva ley sobre la droga llena de normas especiales que violan la ordenación jurídica constitucional y las garantías fundamentales de los ciudadanos; los electos antiprohibicionistas representan actualmente un punto de referencia institucional para todos aquellos que desean la construcción de una sociedad más abierta, más tolerante, más justa y menos condicionada por las organizaciones crimi
nales constituidas en poder económico y político a partir de los beneficios que obtienen del prohibicionismo sobre la droga;
Destaca que cada vez más la política prohibicionista parece satisfacer exigencias distintas, o mejor dicho opuestas, con respecto a los objetivos de tutela de la seguridad de los ciudadanos, de la salud y del orden público. La política prohibicionista, en particular, parece corresponder a dos exigencias de fondo. La primera: dar poder, dinero y prestigio a los aparatos represivos del estado y a los innumerables poderes colaterales que constituyen una galaxia de desmesurada amplitud y riqueza (desde las instituciones de investigación científica y social, hasta las comunidades terapéuticas de un cierto estilo, pasando por las innumerables agencias antimafia y los organismos internacionales). En segundo lugar: retrasar o mejor dicho suprimir toda política de reforma social que tenga por objeto desencadenar las razones de la violencia y la desviación, dejando por el contrario crecer la marginación, el malestar social y el subdesarrollo. A las víctimas de la injusticia, de la corrupción, de la violencia estrecham
ente vinculada a las relaciones judiciales y sociales de nuestro país se responde con el modelo del prohibicionismo sobre la droga, que es el que más se conforma a las necesidades de los grupos de poder partidocrático, pues, al producir y nutrir criminalidad feroz y delincuencia incontrolable, produce la necesidad de la guerra, y por lo tanto desesperación, abstencionismo electoral así como el desinterés general.
El Consejo general de la Cora considera que es cada vez más urgente arraigar en el territorio y en las instituciones formas organizativas que permitan la construcción de una alternativa política y legislativa contra la intolerancia y el autoritarismo fruto del prohibicionismo en materia de droga, y por consiguiente, indica los siguientes instrumentos prioritarios:
El Observatorio de las leyes sobre la droga, (Cora-Old), para la recopilación de información y la elaboración de análisis sobre el coste humano, social, económico y jurídico de las leyes prohibicionistas, y en particular de la nueva ley Jervolino-Vassalli;
La Carta de los compromisos comunes, un proyecto de servicios sobre la toxicomanía y el SIDA con carácter social y sanitario inspirados en el modelo no represivo de Liverpool y Amsterdam. Dicha carta se propondrá a todos los electos de todo grupo político en los órganos administrativos para que la firmen;
Un convenio cuatrimestral, a organizar en colaboración con asociaciones y órdenes profesionales, organismos sindicales y políticos, movimientos del voluntariado, para comprobar la el nivel y la forma en que se aplica la ley Jervolino-Vassalli; Iniciativas de control (como visitas de inspección, la activación de un "teléfono antiprohibicionista" para los ciudadanos) en los centros neurálgicos del sistema represivo y asistencial prohibicionista (jefaturas, tribunales, cárceles, centros para la toxicomanía y comunidades).
Para conseguir dichos objetivos es indispensable impulsar a priori una campaña de inscripciones y adhesiones a la Cora. La Cora, consciente de la necesidad de una dimensión transpartídica de la iniciativa antiprohibicionista, lanza un llamamiento a los inscritos y a los adheridos a la asociación, militantes y electos de otros partidos, para que se hagan promotores en sus propias organizaciones de una campaña de inscripción y adhesión a la Cora. De la misma manera, lanza un llamamiento a los electos y a los inscritos de otras formaciones políticas y sociales para que a través de la adhesión y la inscripción a la Cora se hagan promotores del crecimiento y de la difusión de la iniciativa y de los valores antiprohibicionistas.