Marco PannellaSUMARIO: La crisis en el Golfo Pérsico pone de manifiesto la crisis irremediable y decisiva en la que se halla la formación de la Unión Europea. La Presidencia italiana de la Comunidad Europea, ante los acontecimientos de Oriente Próximo, hubiese debido aprovechar esta trágica ocasión para acelerar el proceso de integración política de Europa, inmediatamente, para que la Comunidad Europea asumiese toda la responsabilidad política con respecto a la crisis. Pero Italia ha rechazado el marco comunitario y europeo, condicionada y chantajeada por los intereses creados con respecto a Saddam y su régimen.
("La Stampa" del 21 de agosto de 1990)
En realidad, a lo largo de estas únicas semanas, el mundo político no se ha movilizado a favor o en contra de Bagdad, sino a favor o en contra de Roma, de De Michelis(1). La verdad es que los intervencionistas y los pacifistas están como siempre, mejor dicho como nunca, y para variar peleándose entre ellos. Parlato(2) y Natta(3) contra Occhetto(4), Sergio Romano o Giorgio La Malfa(5) contra Gianni De Michelis. Al igual que cuando lo del Líbano, el Mar Rojo ...
A la cabeza en la violación de las directrices comunitarias, a la cabeza en el no respeto de la jurisdicción europea, a la cabeza - y «hace falta valor! - ahora, incluso del nacional-populismo. Ese es el percal de la Italia "federalista europea", de la Italia del referéndum en pro de los Estados Unidos de Europa(6), del proyecto Spinelli(7) del Parlamento Europeo, de las casi unanimidades del Parlamento italiano que se vienen arrastrando desde hace décadas.
Lo que en realidad corre el riesgo de seguir en pie, como consecuencia de la enésima crisis de Oriente Medio - por trágica que se presente actualmente y por mucho que afecte - es la crisis conclusiva e irremediable de la formación de la Unión Europea, precisamente ahora que los acontecimientos que están teniendo lugar en el Este europeo requieren una respuesta "política y de derecho", mucho más que económica, sería el momento ideal para constituir la primera fuerza y "potencia" política y democrática, económica y cultural, del mundo.
La Presidencia italiana de la CE ya empezó con mal pie, parecía casi una caricatura, ante las expectativas que se habían creado. Un pseudo-cosmopolitanismo de clásico corte provincial, de "advenedizo" activista, hallaba en Europa su primer resultado negativo. Se esperaba, y urgía - incluso con motivo de deliberaciones reiteradas, agobiantes, del Parlamento Europeo y (mientras no se ha visto amordazado) por el Presidente de la Comisión, Jaques Delors - un salto hacia delante, una reanudación de la iniciativa federalista de la última Presidencia italiana, planteada con gran habilidad por Craxi y Andreotti, que acabó en dádivas quebrantan peñas firmando el Acta Unica, acta que Italia firmó "la última y con reservas explícitas". Conferencias intergubernamentales en pro de la unidad monetaria y económica, de la constitución con calendario concreto de un nivel mínimo, clásico y democrático de autoridad federal, grandes sesiones parlamentarias europeas en Roma, aceleración objetivamente competidora con la unidad al
emana de la unidad comunitaria, estos eran los temas, el peculio extraordinario, que la Presidencia italiana podía atesorar. Agosto tenía que haber sido utilizado al máximo para este objeto.
El estallido de la bomba iraquí podía y hubiese debido secundar la maduración de una actitud europea que asumiese plenamente sus responsabilidades. La presidencia italiana hubiese debido promover inmediata e incluso públicamente, una reunión de los Doce, con la mayor de las solemnidades, de los dramatismos y de las razonabilidades. La Comisión no hubiese dudado en sumarse, por lo que se refiere a su Presidente, Delors, a la iniciativa. Para ello, bastaba el cuadro de la llamada "cooperación política", del acto Geinsher-Colombo, incluso no sólo del Acta Unica de Luxemburgo. Desde luego, la hipoteca de la unanimidad hubiese gravado sobre una decisión ejecutiva. Pero el mundo - y Saddam - hubiese encontrado en la Unión Europea, el punto de referencia, la fuerza y la razonabilidad, de una nueva agregación y expresión incluso para la URSS (cuyo ablandamiento con respecto a la política de Washington no es útil para nadie) y para muchos países del Tercer Mundo.
Hasta aquí he venido usando el pretérito imperfecto y el pretérito pluscuamperfecto puesto que es probable que la lógica de las cosas, en vez de la humana, siga reinando y destrozando progresivamente de mal en peor. Además de la miseria ideal y política de una gran parte de la clase dirigente, demasiadas e inconfesables realidades acuden, de hecho, a formar parte de la más extraordinaria de las unanimidades conformistas y paralizadoras que desde hace dos semanas se manifiestan en el Continente europeo.
Al rechazar el cuadro comunitario y europeo, a nivel institucional y político, Italia, Francia, en primer lugar, no pueden dejar de moverse condicionadas y chantajeadas, por parte del acervo de intereses comunes, de complicidades de lo más ciertas, que actúan con Saddam y con su régimen. Inmensos potentados multinacionales europeos, franceses en primer plano, además de los servicios de seguridad de dichos Estados, empresas públicas, para-públicas y privadas están expuestas a las iniciativas de chantajes del muy hábil e indecente dictador que, como cualquier otro, como Siad Barre y - al principio - el mismísimo Jomeini, son fuertes gracias a lo que nosotros les hemos otorgado y a veces impuesto.
Por separado los Estados europeos no pueden producir más que veleidades, corrupción y debilidades; y más todavía cuando, y Francia mucho más que Italia, son Estados partidocráticos y no democráticos, de parte y no de derecho.
En la víspera de la reunión del Parlamento italiano, y del europeo (pero, por qué no se le ha ocurrido a la Presidencia italiana solicitar una convocatoria extraordinaria?). Volveré a usar el presente en vez del imperfecto. La transnacionalidad del Partido Radical, el embrión certero de su influencia que se está realizando me lo permite, me lo impone.
Europa puede moverse, puede construirse. Que se construya, que ponga manos a la obra. Que se mueva sin más demora desde Roma, una "cañonera" que vaya a Bruselas.
N.d.T: (1) Gianni De Michelis: actual ministro de asuntos exteriores italiano.
(2) Antonio Parlato: diputado del Movimiento Social
Italiano (fascistas).
(3) Alessandro Natta: Dirigente del Partido Comunista Italiano.
(4) Achille Occhetto: Primer secretario del PCI.
(5) Giorgio La Malfa: Diputado del Partido Republicano Italiano.
(6) Referéndum celebrado en Italia en 1989 en el que el electorado votó a favor de otorgar al Parlamento Europeo mandato constituyente y poderes superiores a los poderes nacionales de los Estados Miembros.
(7) Altiero Spinelli: Encarcelado durante el fascismo (desde 1929 hasta 1942) por sus actividades antifascistas. En 1942, escribió con Ernesto Rossi, uno de los fundadores del Partido radical, el Manifiesto federalista de Ventotene, en el que se afirman que sólo una Europa federal podrá vencer definitivamente los peligros de un retorno de las guerras fratricidas en el continente europeo. Al final de la guerra funda junto a otros el Movimiento federalista europeo, y después pasó a ser miembro de la Comisión europea. En 1979 es elegido diputado en el Parlamento europeo, en donde se convierte en el cerebro del proyecto de tratado que fue posteriormente adoptado por el Parlamento europeo en 1984 y más conocido como "Proyecto Spinelli".