SUMARIO: Texto de la carta con la que Marco Pannella propone a Manuel Filiberto de Saboya un plan de "desobediencia civil" para derrocar la norma transitoria de la Constitución italiana que prohibe la entrada en Italia de los descendientes varones de Humberto de Saboya.
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Al Príncipe Manuel Filiberto de Saboya
Bruselas, 23 de agosto de 1990
Príncipe,
si las noticias de la prensa que le atribuyen una referencia suya positiva con respecto a la no violencia y a la persona de Ghandi son exactas, me congratulo con usted. Para las Casas reinantes en el Norte de Europa, este hecho sería normal. No es así para Italia lamentablemente.
Desde hace algunos años, varios, he intentado sugerir, a gente o en ambientes que consideraba cercanos a su familia, un plan que tenía por objeto derrocar oficialmente los efectos de normas transitorias y finales de la Constitución republicana que siempre, incluso en los años difíciles, y desde posturas radicales, considerado injustas e indecorosas. En particular la que tiene por objeto impedir a los miembros de la casa Saboya, reales o príncipes reales, que gocen de los plenos derechos de ciudadanía en nuestra república.
Por motivos probablemente estúpidos se han perdido de esta manera inútilmente muchos años. Usted - creo - ahora ya es mayor de edad. Las declaraciones que se le atribuyen me impulsan a escribirle directamente. Mi plan era y es sencillo. En las modalidades, y no solo en los efectos - exalta - en vez de ignorar - las razones civiles (en todos los sentidos de la palabra) de una acción encaminada en primer lugar a restaurar los principios de derecho y cívicos que no toleran excepciones.
Usted vuelve a Italia, con modalidades ejemplares que cabrá detallar bien, huésped de algún alto magistrado en pensión, o de un senador prestigioso de derecho (tengo algunas ideas, naturalmente, al respecto). Envía a una autoridad política o administrativa elegida con gran atención, incluso se le puede avisar con antelación, siempre manteniéndose en el margen de la corrección uy no de la complicidad comunica su presencia en territorio de la República, detallando de esta manera que quiere servir al mundo civil jurídico de la su país, considerando que ha caducado la norma extraordinaria (así como inicua) por la que se le prohibe ejercer sus plenos derechos civiles. Esta autoridad emitirá probablemente - pero no es seguro que lo haga - una medida administrativa de expulsión, contra la que podrá presentar denuncia administrativa, con efectos que suspendan dicha medida.
En ese momento tal vez lo logremos. De lo contrario, estoy seguro de que en el Consejo de Estado, es decir en segunda instancia, la causa se podrá vencer.
Todo ello se hubiese podido llevar a cabo hace ya muchos muchos años. De la misma manera que su regreso a su patria (lo que creo que, en este caso, es lo que cuenta) del Rey y de la Reina Elena difuntos.
Es lo que se hubiese podido organizar y realizar, a través de una "desobediencia civil", ineludible para un ciudadano demócrata, ante leyes u órdenes inicuas, desde hace tiempo, una gran ventaja tanto para los unos como para los otros. Lo sigue siendo, con la certeza de que la mayoría de los italianos se van a poner de su parte.
Permítame que le exprese, para acabar, una opinión cuando no un consejo. Prescinda de ambientes y personas que tradicionalmente han demostrado ser incapaces, a pesar de los puestos de responsabilidad y confianza que ocupan, de obtener para usted y su familia una imagen y una situación ante la opinión pública que no inspira más que tristeza. Si usted considera que puede o debe jugar la baza que le propongo, u otra análoga, el resto no depende de mí, ni me interesa en absoluto trazar hipótesis o sugerencias de ningún tipo), prescinda totalmente de los ambientes monárquicos, por "buenos" o "menos buenos" que sean. Una vez acaecido tendrá a su disposición todo el tiempo y las modalidades para hacer de la manera que mejor considere lo que más le agrada.
Muy atentamente.
Marco Pannella