Intervención de Adelaide Aglietta
SUMARIO: La intervención de Adelaide Aglietta - ponente de la Comisión C.E./Rumania - apuesta a favor de poner en práctica el acuerdo entre la Comunidad Europea y Rumania. A pesar de que existan todavía dificultades y contradicciones en el desarrollo efectivo de la vida democrática del país, las instituciones legítimas del país están comprometidas en dar cuerpo a un conjunto de reformas políticas, institucionales, económicas y en la estructura del Estado que van hacia el crecimiento de las instituciones, de la cultura, de la mentalidad y de la vida democrática de Rumania. El acuerdo de cooperación es un paso obligatorio y necesario para apoyar este proceso democrático.
Señor presidente, colegas, el acuerdo de cooperación entre la Comunidad europea, la Comunidad europea de la energía atómica y Rumania sobre el que nos tenemos que pronunciar es el último de los acuerdos que se han dado en llamar de primera generación decididos por nuestra Comunidad para apoyar los procesos de evolución democrática en los países del antiguo bloque soviético.
El contenido del acuerdo en nada se diferencia de los acuerdos que lo han precedido, pero ha cobrado un valor político distinto con relación a la especificidad de Rumania y a los eventos que han acompañado su evolución, y son sin lugar a dudas de carácter político las distintas evaluaciones sobre la evolución democrática y política de Rumania que se han expresado con un voto dividido en la comisión de relaciones exteriores aunque en poca medida favorable al acuerdo de cooperación. En calidad de ponente, aun a pesar de haber figurado en junio entre las personas que apoyaron bloquear el acuerdo de cooperación, me detendré a explicar las razones que, a mi juicio, militan profundamente a favor de desbloquear inmediatamente este acuerdo.
La historia de Rumania es la historia de un país que no ha conocido básicamente una dimensión democrática y que en particular, durante los últimos veinte años ha vivido bajo un régimen, el de Ceaucescu - quién mucho apoyo ha hallado en los países miembros de nuestra Comunidad - que ha hecho borrón y cuenta nueva de todo recurso, de toda potencialidad económica, de toda actividad empresarial, profesional o incluso sólo humana y que ha obligado a condiciones de miseria absoluta, de degradación cultural y social, de violencia de todo tipo, de vida consumida en el miedo y en la desconfianza hacia cualquiera, a toda la población rumana. No quiero resumir aquí los hechos que han conducido a derrocar a Ceaucescu y a la evolución posterior hasta las elecciones de mayo que han dado vida al primer parlamento de la República de Rumania.
Asimismo creo que todos los colegas están al corriente de los hechos que se produjeron en junio y que condujeron al bloqueo del acuerdo de cooperación sellado en el mes de mayo. A partir de entonces, han pasado exactamente ocho meses y en Rumania ha habido una evolución positiva, sin lugar a duda marcada por la justa suspensión del acuerdo querida por el Parlamento europeo y por la Comisión europea. En el mes de noviembre, la delegación para las relaciones con Rumania, bajo mi presidencia, efectuó una visita de trabajo muy intensa en dicho país, a lo largo de la cual pudo verificar con todas las fuerzas presentes en el Parlamento y en particular con los partidos de oposición, con los responsables de los ministerios clave, con las fuerzas sindicales, con los representantes de los estudiantes y del grupo de diálogo social, así como el primer ministro Roman y con el presidente de la República Iliescu, la situación del país y profundizar sobre sus problemas.
La delegación está convencida de que, a pesar de que sigan existiendo dificultades y contradicciones en el desarrollo efectivo de la vida democrática del país, tal y como han subrayado los partidos y los movimientos de oposición, las instituciones legítimas del país se han comprometido a dar cuerpo a un conjunto de reformas políticas, institucionales, económicas y en la estructura del Estado que van sin lugar a dudas en la dirección de crear las premisas y las condiciones necesarias para arraigar y hacer que crezcan las instituciones, la cultura, la mentalidad y la vida democrática del país.
Algunas etapas: los principios de la constitución ya aprobados por el parlamento, de los que se desprende la voluntad de Rumania de inscribirse en la lista de las nuevas democracias occidentales; el final de los trabajos de la comisión de investigación sobre los hechos acontecidos en la universidad de junio, con dos informes, uno de mayoría y otro de minoría que intentan esclarecer los hechos y atribuir responsabilidades sobre el desarrollo de los hechos; la reforma de las estructuras judiciales en la línea de la división de poderes y de la autonomía del poder judicial; las primeras reformas económicas con la privatización de la tierra y la reforma agraria, aunque sólo parcial por el momento; la ley para la constitución de joint ventures y para la reglamentación de las empresas privadas; la creación de un sistema bancario y de un sistema fiscal; inexistentes hasta ese momento. La conciencia y la voluntad de ser parte de la Europa democrática son pasos todos ellos en la dirección acertada.
Las conclusiones de la delegaciones han sido unánimes en el sentido de que la condición de profunda miseria y dificultades, de retraso tecnológicos y de ausencia de bienes fundamentales en los que precipita el país, su situación política aún muy frágil e inestable, requieren urgentemente que Rumania salga del aislamiento en el que se la ha sumido hasta ahora. Al no hacerlo, asumiríamos la responsabilidad no sólo de no ayudar a la población incrementando la ya considerable miseria y emigración, sino que mantendríamos las condiciones favorables a eventuales fuerzas interesadas en desestabilizar la situación.
En este mismo sentido se ha movido la comunidad internacional, el Consejo de Europa ha acogido a Rumania con estatuto de observador especial. El grupo de los 24 le ha dado acceso al programa PHARE, el Banco mundial ha dado un parecer positivo con respecto a las primeras medidas económicas adoptadas. Creo, así pues, Señor Presidente, que tal y como están las cosas, nuestro parecer con respecto al acuerdo de cooperación es un paso obligatorio y necesario para apoyar efectivamente el desarrollo democrático de este país.