SUMARIO: Actualmente, en nuestro planeta, no hay problema de envergadura que pueda solucionarse con políticas ni instrumentos nacionales. Para reconquistar el derecho a la política, a la capacidad efectiva de contrastar y superar positivamente las grandes amenazas que se ciernen sobre el medio ambiente y la seguridad, sobre la democracia y la vida en nuestro planeta, para construir un nuevo orden de paz y desarrollo, para consolidar nuevas leyes que puedan ser reconocidas y respetadas por todo el mundo, se hace necesaria una nueva voluntad política y un nuevo instrumento para organizarla: el partido transnacional. Este es el desafío que el Partido Radical ha decidido lanzar: construir una fuerza política transnacional que reúna y organice a los ciudadanos de distintos países que quieran luchar, con la fuerza de la no violencia, para transformar sus conocimientos y sus ideales, en leyes y derecho internacional.
Este partido no quiere entrar en competición con los partidos nacionales por lo que no participa en las elecciones, y se dirige a todos aquellos, liberales o socialistas, ecologistas y federalistas, comunistas y cristianos que deseen compartir la razonable locura de oponerse a las demenciales corduras de los señores de la guerra y del hambre, a las tremendas falacias de políticas nacionalistas e integristas.
Todos ellos hallarán un partido laico, no un partido ideológico, una partido al que uno se apunta año tras año a partir de un proyecto. Para el año 1991, el Pr se ha propuesto lograr que participen parlamentarios de la Europa occidental y del este, y paulatinamente, de todo el mundo, en iniciativas específicas y comunes. El objetivo ambicioso de crear un grupo de presión político transnacional de la vida y del derecho capaz de oponerse y confrontarse al lobby internacional de los mercaderes de muerte y de guerra; crear una red política capaz de llevar a cabo paralelamente en el mayor número posible de países y de Parlamentos luchas e iniciativas ecologistas y antimilitaristas, antitotalitarias y federalistas, antiprohibicionistas y democráticos.
Es una aventura y una empresa que requiere un gran despliegue de recursos humanos y financieros: miles de mujeres y hombres de buena voluntad pueden dar forma, fuerza e historia, pueden convertirse, inscribiéndose, en pioneros de una nueva frontera política, y en los constructores de un nuevo contrato social.
(El Partido Nuevo, n.1, Junio 1991)
La elección transnacional del Partido Radical ha estado determinada por la dramática convicción de que los grandes problemas de nuestra época han pasado a ser problemas planetarios que pasan por encima de las fronteras nacionales y que no pueden ser afrontados, ni gobernados, a través de los Estados nacionales, de sus leyes, sus presupuestos y sus posibilidades
EL DIVORCIO ENTRE CIENCIA Y POLITICA
Tanto si se trata de economía como si se trata de paz o de guerra, del agujero en la capa de ozono o del efecto invernadero, de la deforestación del planeta o de la desertificación de zonas cada vez más grandes de territorio, de la contaminación de los mares y del aire; tanto si se trata de derechos humanos negados a gran parte de la humanidad o del derecho a la vida negado a los cientos de millones de personas que cada año mueren por falta de alimentos y por enfermedades, y a los cientos de millones que sufren el hambre y la miseria; tanto si se trata de las megápolis que están surgiendo en Asia, Africa o Latinoamérica, en donde no se sabe como logran sobrevivir niños de 10 a 13-14 años organizados en bandas de muerte para protegerse, que se ven obligados a rajar al que se ponga por delante, y a veces son rajados; como si se trata de la inmigración creciente en Europa o en Norteamérica de millones de personas que han sido echadas de sus países por falta de comida y de trabajo; como si se trata de guerras ge
ográficamente delimitadas, nutridas por la exportación de armas sofisticadísimas de los países industrializados, o en los países más ricos y desarrollados, de la difusión de la droga y la criminalidad, es evidente que el derecho, la política y las instituciones actuales son impotentes para dominar estos fenómenos, de manera que el mundo entero parece asistir paralizado a su desarrollo, que puede determinar resultados catastróficos para toda la humanidad.
En las masas se va difundiendo la conciencia, la noción común de estos problemas, de su entidad, de su desarrollo y de su peligro objetivo. Se es consciente igualmente del hecho de que existen los medios para afrontar estos problemas y gobernarlos en el interés de la humanidad, en una época que ha asistido, en menos de un siglo, a la acumulación de conocimientos científicos superiores a la cantidad acumulada a lo largo de toda la historia de la humanidad y que ha asistido al divorcio entre saber y poder, entre ciencia y acción política.
Es necesario reconquistar el derecho a la política
Así pues, se trata de un problema de voluntad política, aunque no sólo. Porque aunque existiese, chocaría con la lentitud de los procedimientos internacionales, con la fragmentación de los poderes nacionales, con la multiplicidad de interlocutores, con la resistencia de intereses particulares que se pueden celar mejor de esta manera puesto que a río revuelto ganancia de pescadores.
La política, entendida como capacidad de afrontar de forma eficaz y creativa los grandes problemas de nuestra época, se niega. Es necesario reconquistar el derecho a la política, hoy en día que la polis es el mundo entero. Hemos llegado a un punto en el que la razonabilidad pide exactamente lo que la utopía parecía sugerir hace cien años. Se trata de decir con la misma sencillez: es necesario, luego es posible. Es necesario afirmar un nuevo derecho transnacional y supranacional, que no anule a las naciones sino que las atraviese y las supere. Es necesario lograr, incluso a nivel planetario, la posibilidad técnica de actuar, de decidir de realizar conjuntamente; de lo contrario sabemos a ciencia cierta que habrá catástrofe, aunque no sepamos indicar el día ni la hora.
El desafío del Partido Radical transnacional y transpartídico
Este es el desafío que el Partido Radical ha decidido lanzar: un desafío aparentemente imposible y desproporcionado para sus fuerzas, construir una fuerza política transnacional que reúna y organice a los ciudadanos de distintos países que quieran luchar, con la fuerza de la no violencia, para transformar sus conocimientos y sus ideales, en leyes y derecho transnacional.
Este partido no quiere entrar en competición con los partidos nacionales. A él se pueden sumar comunistas, liberales, cristianos y socialistas que comparten la necesidad y la urgencia de estos propósitos y de estos objetivos. A él se pueden sumar los ecologistas que no se contentan con difundir su saber, agitar y denunciar los problemas, sino que pretenden organizar las acciones y los proyectos para resolverlos; los federalistas y los europeístas que desean ver realizadas sus aspiraciones en tiempos políticos y no históricos y por lo tanto en la generación actual; los no violentos que no confunden la no violencia con la pasividad, los objetores de conciencia que no confunden la lucha por la paz con la neutralidad y la indiferencia ante los problemas de las libertades y la democracia y todos aquellos que desean añadir a su existencia, a su quehacer cotidiano, un valor añadido - y financiárselo, darle una parte de sí mismos - de internacionalismo, tal y como se decía a principios de siglo, y los desastres empe
zaron precisamente cuando el movimiento obrero y los socialistas, en vísperas de la guerra, empezaron a reunirse a nivel nacional.
Todos ellos hallarán un partido laico, no un partido ideológico, al que uno se suma a partir de los objetivos y de la lucha política.
La propuesta de acción común para 1991
Todos ellos hallarán al Partido radical de 1991 manos a la obra para lanzar una propuesta articulada de acción común que pueda echar raíces en las instituciones y en las sociedades civiles europeas (y mundiales), dirigida, para empezar, a algunos cientos de miles de parlamentarios elegidos en los países democráticos del mundo, en primer lugar a los de la Europa del este y occidental, a exponentes políticos y de las clases dirigentes, y a los medios de comunicación.
No se trata sólo de una de un objetivo sino de un método. Proponer que el mayor número posible de parlamentarios y de exponentes de las clases dirigentes de Europa y paulatinamente del mundo participen en este proyecto. Informarles y lograr que se interesen por la propuesta política del Partido transnacional (y transpartídico), hasta el punto, si es posible, de que actúen tanto en lo que se refiere al proyecto político general como a iniciativas específicas comunes. Asociarlos al Partido, dar vida juntos a organismos transnacionales, autónomos y federados, promotores, a su vez, de adhesiones y presencias militantes en cada país, en pro de una revolución, liberal, socialista, democrática, no violenta, contra el desorden establecido.
Obviamente, se trata de un proyecto, una empresa muy compleja.
Se trata de proponer iniciativas para que sean adoptadas y de plantear paralelamente en el mayor número posible de países. Por ejemplo: contra la aplicación de la pena de muerte o contra el uso de la tortura, o sobre la calidad de vida, la salvación ecológica del planeta, la enorme cuestión vinculada a las descargas europeas, el efecto invernadero, la salvación de la capa de ozono, la deforestación y la utilización de productos químicos en agricultura.
Otra iniciativa puede ser impulsar, a través de la afirmación del derecho positivo, la propuesta - que cuenta con quince años - de dar fuerza activa al derecho internacional y de reforma del papel de la Onu.
Otra más, el antimilitarismo: la conversión de los gastos militares y armamentistas en proyectos de vida y de desarrollo para esos mil millones de personas que conviven con el problema del exterminio causado por el hambre, y, por lo tanto, el impulso de la acción consiguiente al "Manifiesto de los Premios Nobel" de 1980.
Otros temas que puede proponer el proyecto son: la unión política de los Estados de Europa, como instrumento para superar los nacionalismos y las barreras lingüísticas y raciales; el antiprohibicionismo contra la criminalidad alimentada por el mercado clandestino de la droga; el antitotalitarismo y la afirmación de los derechos humanos: la abolición de la licencia para portar armas, la superación o la abolición de las cárceles, el derecho penal; la necesidad de contar con una lengua "vehículo", para simular un proceso histórico de adquisición lingüística para hacer que los dueños de la lengua hegemónica posean una segunda lengua: la cuestión demográfica, el ataque en términos ecológicos a los problemas demográficos; el aborto; y la educación sexual.
La constitución de un partido de acción, de un lugar de encuentro de acción no violenta.
Para lanzar este proyecto, estas propuestas de iniciativa y de actividad, estos objetivos de acción política es necesario detectar los interlocutores, instigar y favorecer la constitución de los grupos que podrán ser muchos y que cada uno de ellos se identifique con una propuesta, con una iniciativa. Grupos asociados a un único sujeto político transnacional y transpartídico, que solicita la adhesión sobre todo de las clases dirigentes, pero también de la gente, a través de las iniciativas, las acciones y los objetivos que sepamos, que sepan, delinear, determinar y realizar.
Tenemos que intentar que converjan inmediatamente en este proyecto los exponentes de las clases dirigentes más próximas a nosotros, por ideales y por aspiraciones y formar de esta manera un primer "núcleo" que sea operativo y que constituya la base de una "red" organizativa con los militantes del Partido, empezando - finalmente - por los no residentes en Italia,
El desarrollo "por temas" del proyecto debería caracterizar la estructura de apoyo del Partido. De hecho, este planteamiento debería favorecer la elaboración de propuestas específicas de iniciativa política en y para cada tema, con la posibilidad para los interlocutores de adherir a una sola de ellas, según los criterios análogos a los establecidos para las "asociaciones radicales", de manera que se creen los cimientos para un nuevo grupo, una nueva estructura federal del Partido Radical (transnacional y transpartídico). Este proyecto que tiene por objeto la constitución de un auténtico partido de acción que sea "lugar de acción no violenta", una vez realizado, permitirá a los no violentos gandhianos "en pro del derecho a la vida y de la vida del derecho" empezar o volver a empezar a nivel de masas, en gran número de capitales del mundo - en primer lugar las europeas - nuestras manifestaciones, ayunos, iniciativas no violentas, para que se adopten disposiciones, se voten leyes, allá en donde el poder se comp
rometa a realizar los objetivos legislativos que proponemos. Para que se consiga crear, al principio con algunos miles de personas en el mundo, un sujeto político no violento gandhiano, transnacional y transpartídico, democrático, medioambientalista y ecologista, federalista democrático y federalista europeo, laico, liberal democrático y liberal-socialista, libertario, antiautoritario, antiprohibicionista, antipartidocrático, antimilitarista, anticlerical y de adhesión directa. Para que se logre crear un Partido en el que cada cual elija invertir acciones de esperanza.
LOS DESTINATARIOS Y LA DISPONIBILIDAD DE RECURSOS
El proyecto se dirige en un principio a los países de la Europa del Este y de occidente y pretende entablar relación sobre todo con los parlamentarios, los electos en las asambleas legislativas o con responsabilidad e incidencia política relevante, "nacional" o que sean expresión de organismos estatales de carácter "federal" o de organismos "regionales", dotados de poderes autónomos. Se trata de lograr comunicar con aproximadamente 35.000 electos que se encuentran en 300 localidades de 34 Estados, además del Parlamento europeo. No existe ninguna organización que posea los nombres de todos los parlamentarios de todos los países democráticos. Ello puede dar una idea de cuán ardua es esta empresa. Se trata de un proyecto, de una "empresa" en la que también el aspecto económico y financiero reviste dimensiones que superan ampliamente las afrontadas por el Partido hasta el momento presente: enviar cada mensaje nos cuesta no menos de 435.OOO- 522.000 dólares, con un coste total para 6-8 números, que oscila entre 2
.6O9.OOO y 4.348.O00 dólares.
El Partido puede disponer en la actualidad de poco más de tres mil millones de liras. Es indispensable la aportación inmediata de "otros", que se conviertan en accionistas y garanticen que la iniciativa consiga por lo menos concretarse. El Partido dispone igualmente de un patrimonio: la alternativa estriba en la inversión o la disolución.
Para crear condiciones reales de democracia para el derecho a la vida y la vida del derecho hay que organizar un gran sujeto político transnacional y transpartídico.
Es significativa la relación existente entre este proyecto- que podría parecer un proyecto editorial - pero que sabemos que no lo es y no puede serlo - y el proyecto político del Partido: la constitución en términos políticos, no de hecho, sino de jure, de un gran sujeto político transnacional y transpartídico, internacional en cuyo seno el proyecto vive y lo modela.
La innovación que supone este proyecto no consiste en ofrecer una lista de propuestas para elegir una sola iniciativa, sino organizarlas en su conjunto y todas juntas. El proyecto, las propuestas, las iniciativas, viven con quien se identifica con ellas y todo el mundo da vida al sujeto político transnacional, que es el lugar en el que cada año o cada dos años se decidirá la importancia general, el nivel de aportación, el balance, las inversiones de cada una de las propuestas e iniciativas para que se constituya a su vez en proyecto.
El actual es un proyecto político que quiere y debe sobre todo comprobar en una nueva dimensión la confrontación, la respuesta de "los demás", requisito y condición que sabemos es indispensable para garantizar la vida del Partido desde el momento de su constitución.
Sólo los resultados y la experiencia pueden proporcionar todos los elementos y las conexiones, las articulaciones, los tiempos y las modalidades para poder llegar a una nueva "forma" que dé sustancia y capacidad operativa al Partido, estableciendo nuevas y definidas relaciones entre un "centro" que es y quiere ser el "servicio político" y la voluntad y la iniciativa "de los muchos" que son necesarios para practicar con fuerza y continuidad esa renovación de la política - no sólo en Italia - y contribuir eficazmente a establecer condiciones efectivas de democracia, "en pro del derecho a la vida, y la vida del derecho".
La propuesta de un nuevo contrato social
Durante más de treinta años el Partido radical ha sido en Italia el protagonista, a menudo victorioso, de las luchas en pro de los derechos civiles. Desde posturas minoritarias hemos logrado animar y realizar grandes contraposiciones democráticas en temas como el divorcio, el aborto, la objeción de conciencia, los derechos de los ciudadanos y las garantías de libertad contra las leyes especiales y las prácticas judiciales iliberales.
Hemos sido los propulsores de una gran batalla contra el exterminio causado por el hambre en el mundo, en sintonía con el Pontífice, con la mayoría de los Premios Nobel de todo el mundo, con las grandes agencias internacionales, con los llamamientos de las conciencias más despiertas y de los mismísimos Jefes de Estado del Tercer Mundo.
Hemos sido en Italia, durante más de una década, los únicos, los opositores intransigentes de la destrucción del medio ambiente y de la energía nuclear (y gracias a nuestra oposición Italia es el único de los países de la CE en el que los programas nucleares no han sido aprobados, salvo algún caso marginal).
Hemos sido los primeros ha hacer que entrase en la política la noción de la defensa del ecosistema.
Y hemos sido durante mucho tiempo, desde Italia, el punto de referencia y el portavoz de refusniks y disidentes de todo el mundo.
La peculiaridad de esta experiencia y de estos éxitos se debía a dos condiciones: el interlocutor predominante, cuando no exclusivo, había sido detectado siempre en las instituciones y en la opinión pública italiana, la característica teórica de partido no ideológico le permitía al Partido radical concentrarse cada vez en luchas políticas específicas y en objetivos de reforma.
La elección transnacional ha literalmente cambiado estas características metodológicas: desde un terreno de presencia, de lucha geográficamente delimitado y en cada ocasión políticamente circunscrito a objetivos muy concretos, hemos decidido pasar, con la moción con valor vinculante aprobada por el Congreso de Budapest celebrado en la primavera de 1989 - en un escenario que ha prefigurado los acontecimientos que meses después desconcertaron a los países de socialismo real - a un terreno distinto tanto desde el punto de vista geográfico como en los temas afrontados.
No hemos querido ser una internacional de partidos y de movimientos nacionales, sino un partido transnacional, y por lo tanto una asociación única con miembros de distintos países, unidos por ideales comunes y que se identifican con objetivos políticos comunes: y por el momento en la voluntad de quererse identificar con este nuevo instrumento y querer construirlo juntos, en pro de un nuevo "contrato social", por configurar y realizar.