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Il Partito Nuovo - 1 giugno 1991
El escándalo radical

SUMARIO: Pier Paolo Pasolini, gran poeta italiano y europeo, pocos días antes de ser asesinado, preparó una ponencia - de que transcribimos un fragmento - para el Congreso del Partido Radical de 1975.

(El Partido Nuevo, n.1, Junio 1991)

Queridos amigos radicales, tenéis más paciencia que un santo con todo el mundo, y también conmigo. La alteridad no está sólo en la conciencia de clase y en la lucha revolucionaria marxista. La alteridad existe también por sí misma en la entropía capitalista. Es ahí en donde goza (o mejor dicho, sufre, y a menudo sufre horriblemente) su carácter concreto, su factibilidad. Lo que es, y lo que existe en ello, son dos datos culturales. Entre dichos datos existe una relación de prevaricación, a menudo, horrible. Transformar su relación en una relación dialéctica es precisamente la función, hasta el momento presente, del marxismo. Relación dialéctica entre la cultura de la clase dominante y la cultura de la clase dominada. Dicha relación dialéctica no seguiría siendo posible si la cultura de clase desapareciese, se eliminase o se abrogase, como decís vosotros. Es por ello que hay que luchar para conservar todas las formas alternas y subalternas de cultura. Es lo que habéis hecho vosotros durante todos estos años,

especialmente en los últimos años. Y habéis conseguido encontrar formas alternas y subalternas de cultura en todas partes, en el centro de la ciudad y en los rincones más lejanos, más muertos y menos frecuentados. No habéis tenido ningún respeto humano, ni ninguna falsa dignidad y no os habéis subyugado a ningún chantaje. No habéis tenido miedo ni de rameras ni de recaudadores, ni tampoco - todo hay que decirlo - de fascistas.

Los derechos civiles son básicamente los derechos de los demás. Ahora bien, decir alteridad es enunciar un concepto casi ilimitado. En vuestra afabilidad y en vuestra intransigencia, no habéis hecho distinciones. Os habéis comprometido hasta el final por toda alteridad posible. Pero hay que hacer una observación. Existe una alteridad que atañe a la mayoría y otra que atañe a las minorías. El problema que concierne a la destrucción de la cultura de la clase dominada, como eliminación de una alteridad dialéctica y amenazante es un problema que atañe a la mayoría. El problema del divorcio es un problema que afecta a la mayoría. El problema del aborto es un problema que afecta a la mayoría. De hecho, los obreros y los campesinos, maridos y mujeres, padres y madres constituyen la mayoría. A propósito de la defensa genérica de la alteridad, a propósito del divorcio, a propósito del aborto, habéis obtenido grandes triunfos. Ello constituye - y vosotros lo sabéis perfectamente - un gran peligro. Para vosotros - y vo

sotros sabéis perfectamente como reaccionar - y para todo el país que, por el contrario, especialmente en niveles culturales que deberían ser altos, reacciona bastante mal. Qué quiero decir con ésto?. A través de la adopción marxistizada de los derechos civiles por parte de los extremistas, los derechos civiles han entrado a formar parte no sólo de la conciencia sino también de la dinámica de toda la clase italiana de fe progresista. No estoy hablando de vuestros simpatizantes ... No hablo de los que habéis llegado hasta los más remotos lugares, hecho del que estáis lógicamente orgullosos. Hablo de los intelectuales socialistas, de los intelectuales comunistas, de los intelectuales católicos de izquierdas, de los intelectuales en general (...)

Os anuncio - en un momento de lógica euforia de las izquierdas - lo que a mi juicio supone el mayor y el peor peligro que nos acecha, especialmente a nosotros los intelectuales, en el futuro próximo. Una nueva »trahison des clercs , una nueva aceptación, una nueva adhesión, un nuevo claudicar ante el hecho consumado, un nuevo régimen incluso sólo como nueva cultura y nueva calidad de vida. (...) El consumo puede hacer que se conviertan en inmodificables las nuevas relaciones expresadas por el nuevo modo de producción »creando como contexto de su propia ideología hedonista un contexto de falsa tolerancia y de falso laicismo, de falsa realización, es decir, de los derechos civiles . Ahora bien, la masa de los intelectuales que ha tomado de vosotros, a través de una marxización pragmática de extremistas, la lucha por los derechos civiles haciéndola entrar en su código progresista, o conformismo de izquierda, no hace más que seguirle el juego al poder. (...) Y ellos ya le han dado a ese poder invisible una adhe

sión invisible haciéndose un carnet invisible. Contra todo ésto vosotros no tenéis más que seguir simplemente siendo vosotros mismos, lo cual significa ser continuamente irreconocibles.

Olvidad rápidamente los grandes triunfos y seguid impertérritos, obstinados, eternamente contrarios, en vuestro afán por pretender, querer e identificaros con lo distinto, seguid escandalizando y blasfemando.

 
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