SUMARIO: Es menester escribir de nuevo las reglas y las razones de la democracia para un mundo que nunca las ha conocido o las extravía. Es preciso hacer lo posible para que éstas vuelvan a vivir, para que triunfen. La derrota por parte de la historia, que, una vez más, es trágicamente hostil, parece inevitable para los demócratas elegidos y los partidarios de la no violencia si éstos no ponen de manifiesto una actitud concreta y una disciplina común. En seguida.
(El Partido Nuevo, n.2, julio 1991)
Amnesty International ha documentado la expansión de la tortura y el uso del asesinato político,»de Estado , por doquiera en el mundo, además de la degeneración del derecho y de los derechos en el seno del mismo mundo democrático.
En los Estados Unidos de América la pena capital viene solicitada y aplicada siempre más frecuentemente. En la Unión Soviética de la perestroika, en los últimos años, más de 10.000 personas han sido condenadas a la pena capital. En Brasil, la policía no logra solucionar el problema de las decenas de miles de niños-killers, aun si organiza »equipos de muerte para matar a un número lo más cuantioso posible de éstos.
A pesar de todo esto, la mayoría de los hombres de cultura, de los partidarios democráticos, de los científicos, denuncia en la pena capital sólo efectos negativos y una ilusión mortal.
Queremos dar vida a una organización de parlamentarios, en primer lugar, legisladores, que nos permita emprender toda iniciativa política útil para que nuestros Parlamentos y Gobiernos y las mismas Naciones Unidas aproben todo acto legislativo necesario
para obligar al respeto de la interdicción de la pena capital y tortura y considerar su aplicación como ilícita?
Queremos dar vida a una organización de elegidos democráticos que, juntos, deseen incluir en la grande y vital cuestión del
desarme también el desarme de la sociedad, y no sólo de los Estados, proponiendo leyes adecuadas para rebasar dentro de tiempos políticos, el derecho a la producción, a la comercialización, a la posesión de armas mortales por parte de los ciudadanos, limitando su posesión, la reglamentación relativa a uso y producción - para ahora - a las »fuerzas armadas públicas?
Queremos de esta manera, poner en marcha un proceso de unificación y reforma institucional, sobrenacional, del derecho, internazionalizando estructura y políticamente las reales iniciativas legislativas de cada grupo de nosotros, o de cada uno de nosotros, en el ámbito de nuestros Parlamentos (o de nuestros partidos)?
Queremos ofrecerles a los elegidos democráticos y a los partidarios democráticos de la no-violencia y del derecho la oportunidad de organizarse, conocerse, trabajar juntos, disfrutando los medios de las tecnologías modernas y dejando de actuar exclusiva y principalmente en el marco de los Estados nacionales, en un momento en que los problemas se hacen cada día siempre más comunes y su solución es esencial para la humanidad, el planeta, la civilización, la sobrevivencia?
Queremos representar los derechos de nuestros electores y cumplir con nuestras obligaciones de manera correcta y efficaz?
O, en cambio, queremos seguir luchando para conseguir »victorias sin futuro, sin resultados adecuados, o »derrotas gloriosas ?
A la luz de la experiencia de este siglo, queremos vivir cerrados en las torres de Babel nacionales o nos ilusionamos de evitarlas? Nos reunimos siempre más frecuentemente con la ocasión de congresos y convenios que quedan sin resultados adecuados, o durante tragedias inevitables tales como guerras, represiones, catástrofes, derrotas y lutos humanos, o dishumanos.
Muchos afirman, y muchísimos creen, que la no-violencia, el derecho, la ecología, el desarrollo, la libertad siguen siendo derrotadas también donde, apenas hace un año, parecían triunfar o poder tener éxito. Sin embargo, no es verdad. Para que una derrota sea posible es preciso estar presentes, ser autores del conflicto.
Hoy en día, en vez, no existe en el mundo una organización política de la no-violencia, de la tolerancia, de la democracia, de la ecología, del derecho, que sea autora de conflictos, de proyectos. Es preciso que el mayor número posible de nosotros la anuncie, la prepare, haga todo lo necesario para que ésta se convierta en una realidad capaz de hacer oir su voz.
El Partido Radical es el medio para convertir en realidad esta esperanza. Por esta razón, Les invitamos a formar parte de éste y llegar a ser directivos, haciendo uso de su fuerza y potencial. Para el poeta soviético Majakovskij el » Partido se parecía a »una mano con un millón de dedos cerrados en un único puño poderoso . Aquella mano de monstruo ha caído en el lodo y se ha hecho lodo. Hoy ya no existe el partido único, sino la partitocracia, el sistema multiplicado de partidos de poder que oprime e impide el desarrollo de la democracia, recibe la herencia de fascismos y comunismos, con la excepción del mundo anglo-sajón, o de gran parte de éste.
Este nuevo sistema está destruyendo no sólo el Estado de derecho nacional, sino también el proyecto de los Estados Unidos de Europa que parecía estar por convertirse en realidad.
Es preciso reaccionar, ser activos. Nosotros no solicitamos nada. Ofrecemos una oportunidad, una chance, una solidaridad real y no formal. Simone Weil le demandaba a la política de »dar vida a todo lo nuevo posible y no limitarse a consumir lo posible de ayer. Este es el objetivo del transpartido transnacional (la lucha política implica también aquella semántica) que, para ahora, llamamos Partido Radical.