SUMARIO: El »j'accuse ha sido pronunciado por Luigi Cerina, inscrito en el Partido Radical, Presidente del Coordinamiento Nacional Italiano de los seropositivos, en Florencia, el pasado junio, durante la Conferencia Internacional sobre el SIDA: »Grito este j'accuse en nombre del derecho a la vida y de la vida del derecho, así como afirma el lema de mi partido, el Partido Radical, Transnacional y Transpartídico .
(El Partido Nuevo, n.2, julio 1991)
Es posible preveer la muerte de decenas de millones de personas dentro del fin de esta decada, que corresponde a la del segundo milenio. Este exterminio se debe al terrorismo sexofóbico de quien, en nombre de la salvación de las almas, de las obligaciones de castidad o de la procreación no planificada, ha impedido que en Africa o en algunas áreas del Extremo Oriente, el SIDA fuera y sea combatido inmediata y enérgicamente, haciendo uso de las fuerzas y medidas necesarias, brindando no sólo información sexual, higiénica y sanitaria a las poblaciones afectadas por el síndrome sino también lotes cuantiosos de preservativos e instrucciones para el uso. La gran mayoría de nosotros, seropositivos o enfermos de SIDA italianos, somos católicos. Por lo tanto, es doble el motivo de escándalo y dolor frente la actitud de la Iglesia romana, que representa el poder principal en defensa del disorden establecido, exterminador y blasfemo.
Nosotros acusamos la ideología prohibicionista como criminal y ferozmente exterminadora. Allí donde esta ideología, aceptada por el sistema de las Naciones Unidas y la gran mayoría de los Estados, de los Leviatanos de hoy, ha sido aplicada con valiosa tolerancia y cedendo el paso a la razón, menos del 8% de los drogadictos, especialmente en Amsterdam, ha contraído el síndrome.
En Italia y en todo país donde se ha acentuado o ha prevalecido el prohibicionismo, hasta el 70% de los drogadictos ha llegado a ser seropositivo o ya enfermo.
Por lo tanto nueve décimos, el 90% de nuestros muertos, han sido asesinados, y también a nosotros nos están asesinando: moriremos, señores, estamos muriendo, señores, y esto no se debe a la gravedad innegable de un virus que no logramos derrotar, sino a una ideología, una seudomoral, un conjunto de intereses criminales, totalitarios, ciegos, que constituyen a nivel del planeta entero y de toda persona en el mundo, el mostruoso portador malsano, el agresor micidial, el multiplicador exponencial de la muerte provocada por el SIDA.
Nosotros acusamos a los usurpadores seudoliberales que llevan a cabo una política estatual y social de genocidio de los pobres tanto en los guetos de las metrópolis de la América del Norte como en las favelas y bidonvilles de las megalópolis de América Latina y del Tercer Mundo; asimismo denunciamos los alucinantes diservicios, el despilfarro de dinero público, las asignaciones
escasamente ridículas en países tales como Italia.
Nosotros acusamos el racismo antihomosexual de una gran parte de nuestro mundo, el así llamado mundo civil, y también el racismo totalitario y violento que por largo tiempo ha crucificado a los homosexuales considerándolos pervertidos o enfermos.
Condenando a la infamia y clandestinidad la vida sexual ajena al matrimonio y a la voluntad de procreación, condenando la drogadicción, la homosexualidad en particular y la pobreza,
se confiere al virus su fuerza diabólica, no intrínseca, epidémica.
Hoy nosotros gritamos este »j'accuse . Pero se trata de un »j'accuse en nombre del ser razonables, de la razón, de la moraleja y del orden, del derecho a la vida y de la vida del derecho (así como afirma el lema de mi partido, el Partido Radical, Transnacional y Transpartídico), en nombre del amor, del respeto al otro, de los principios inseparables de libertad y responsabilidad, del conocimiento necesario para poder sucesivamente eligir y deliberar positiva y democráticamente.
Queridos amigos, señores y señoras, nosotros queremos vivir. Y, entre tanto, debemos vivir honrando la vida y no sobrevivir, extirpando el miedo y la resignación a la muerte para devolverle un carácter de dignidad y nobleza humana.
Nosotros queremos que se conquiste y garantice la participación directa de las personas afectadas por el SIDA o seropositivas en los procesos decisionales en que directamente están interesados. En caso contrario, también los adelantos científicos y médicos serán vanificados y sufrirán retrasos.