SUMARIO: »Los Estados Unidos - afirma Gore Vidal - han sido creados por hombres que creían que cada individuo tenía el derecho de hacer lo que quería de su vida en la medida en que esto no iba a interferir con la búsqueda de la felicidad de los demás. La mafia exige leyes represivas contra la venta y el uso de droga, porque si las drogas fuesen vendidas al precio de su coste real ya no habría dinero para nadie.
(El Partido Nuevo, n.2, julio 1991)
Es posible detener la drogadicción en los Estados Unidos dentro de poco tiempo. Es suficiente hacer disponibles todas las drogas y venderlas a su coste real, poniendo sobre cada droga una etiqueta con la descripción de sus efectos, buenos y malos, para sus consumidores. Esto, en realidad, exige una sinceridad heroica. No se debe afirmar que la marijuana es peligrosa o causa adicción puesto que, como saben millones de personas, ninguna de estas afirmaciones corresponde a la verdad; en cambio, la así llamada
»speed provoca una muerte muy desagradable y la heroína causa una adicción de la cual es difícil liberarse.
A título de crónica, he ensayado una vez todas las drogas y ninguna me ha gustado. Esto para desmentir la teoría popular (véase Fu Manchu) según la cual sería suficiente una bocanada de opio para esclavizar la mente. A pesar de esto, muchas drogas son peligrosas para algunas personas y éstas deberían ser informadas del por qué de manera razonable.
Junto con las exhortaciones y advertencias, sería útil que nuestros ciudadanos se recordaran (o aprendieran por primera vez) que los Estados Unidos han sido creados por hombres que creían que todo individuo podía hacer lo que quería de su vida en la medida en que esto no iba a interferir con la felicidad de los demás (el hecho de que la idea de la felicidad de los demás sea la de perseguir a éstos causa un poco de confusión).
Esta es una idea sorprendente para la generación actual de americanos. Ellos son el resultado de un sistema de educación pública que ha transformado la Declaracion de los Derechos, en su sentido literal, en algo inaceptable para la mayoría de estudiantes que salen de la escuela secundaria (vease los informes anuales Purdue), los mismos que constituyen hoy la »mayoría silenciosa : una expresión que el genio incomprendido de Nixon ha tomado de Homero, quien la utilizaba para describir la muerte.
He aqui, ya empezamos a oir tronar la admonición: si se permite a todos de consumar droga, todos la consumirán, el PNB diminuirá, los Rojos nos harán dejar de llevarles a todos la libertad, y llegaremos a ser una raza de zombies.
Es una perspectiva alarmante. Pese a esto, parece bastante improbable que una persona racional llegue a ser drogadicto si conoce de antemano el significado de drogadicción.
Pero el sentido común prevalecerá en todos? No. Siempre habrá drogadictos así como habrá alcolizados, y esto es deplorable. Sin embargo, todo individuo tiene el poder (y debería tener el derecho legal) de matarse si decide hacerlo, y puesto que la mayoría de la gente no se suicida, es igualmente improbable que decida consumir droga. Prohibir a alguien las cosas que le gustan o que cree que puedan gustarle sólo aumenta en éste el deseo de obtenerlas. Debido a razones misteriosas, este mecanismo psicológico viene negado siempre por nuestros gobiernos.
Los moralistas americanos son muy afortunados puesto que nuestro país siempre ha vivido en una especie de vacío temporal: nuestra memoria pública nunca va más allá del pasado martes. Hoy en Washington nadie se acuerda de lo que pasó durante los años en que el alcohol fue prohibido por un Congreso que parecía haber recibido el encargo directamente de Dios de destruir al Demonio Rhum, abriendo así el peor período para la criminalidad en la historia de la nación, causando miles de muertos debido al alcohol de mala calidad y creando entre los ciudadanos una desconfianza generalizada (y persistente) hacia las leyes de los Estados Unidos.
Hoy se está repitiendo el mismo fenómeno pero al gobierno parece no haberle servido para nada la lección de las tentativas pasadas de prohibicionismo, para no hablar de la represión.
El pasado año, cuando los Federales lograron afectar apenas el suministro de marihuana mexicana, los traficantes distribuiron heroína entre los muchachos y el número de las víctimas subió dramaticamente, especialmente en Nueva York. De quién es la culpa? De los mafiosos malos? Del permisivo doctor Spock? Del alucinado doctor Leary? No.
Es el Gobierno de los Estados Unidos el responsable de todos estos muertos. El aparato burocrático tiene su interés en este juego de guardias y ladrones. Tanto el Departamento Antinarcóticos como la Mafia solicitan leyes represivas contra la venta y el uso de las drogas porque si las drogas fuesen vendidas al precio de su coste real ya no habría dinero para nadie.
Si no hubiera dinero para la mafia no habría traficantes en los parques, y los drogadictos no se dedicarían al crimen para poderse pagar la dosis sucesiva. Además, si no hubiera dinero el Departamento Antinarcóticos desaparecería, y esto no quiere hacerlo sin combatir.
Por lo tanto, se hará algo razonable? Por cierto, no. La devoción de los americanos a la ideas de pecado y punición es tan fuerte como áquella a la acumulación de dinero, y la lucha contra la droga es un negocio casi como lo es su represión. Y puesto que la combinación de dinero y pecado es irresistible (especialmente para los políticos de profesión) la situación sólo puede empeorar.