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Il Partito Nuovo - 1 agosto 1991
Estados Unidos de Europa «en seguida!

SUMARIO: Con el Manifiesto de Ventotene, escrito en 1941 por Ernesto Rossi y Altiero Spinelli, durante el confinamiento al que habían sido condenados por el régimen fascista, el sueño de la unidad federal de Europa se transforma en concreta lucha política. Cincuenta años más tarde, la ausencia de verdaderos órganos sobrenacionales impide el desarrollo político de la Comunidad Europea, única institución existente. Tras años de fracasos de las iniciativas gubernamentales o diplomáticas es necesario encomendarle al Parlamento Europeo, apoyado por los Parlamentos nacionales y por todo el pueblo europeo, el mandato de redactar la carta constitucional. La evolución de la Comunidad en federación, la transformación de las federaciones de hecho en federaciones de derecho, también cambiando la composición geográfica de su territorio actual, la creación de nuevas federaciones, no sólo en Europa, sino también en Asia, Africa, América Latina, es una de las tareas prioritarias del Partido Radical.

(El Partido Nuevo, n.3, Agosto 1991)

Treinta y cinco años después de su creación, la Comunidad europea se revela cada vez más incapaz de alcanzar los objetivos fijados y los ideales implícitos en los tratados constitutivos: el reforzamiento de las defensas de la paz y de la libertad, la mejora de las condiciones de vida y ocupación de los pueblos, la unidad y el desarrollo armonioso de sus economías.

En efecto, a nivel político, la ausencia de una voz única no le permite a la Comunidad Europea contribuir a la solución de las crisis políticas y militares que se desarrollan hasta en sus confines.

A nivel económico, la no lograda realización de un mercado interior y de políticas comunes, sobre todo en el ámbito de la investigación, de la industria, de la energía, de la tecnología y del medioambiente, por un lado multiplica los costes directos e indirectos, causados por el despilfarro de los recursos y las numerosas duplicaciones, y por el otro lado reduce los provechos al no beneficiarse de una economía de escala, de la distribución apropiada de los factores de producción y del multiplicador de eficacia procedente del marco comunitario.

A nivel social, la falta de una política común del trabajo y de la ocupación no sólo aumenta los desequilibrios territoriales sino está creando millones de desocupados y subocupados, haciendo así aún más difícil la inserción de cientos de miles de ciudadanos de los países extracomunitarios, empujados al éxodo por el hambre y el subdesarrollo.

En general, la renacionalización de todas las políticas impide la realización de un gran programa de colaboración solidaria norte-sur y este-oeste que podría eliminar en sus orígenes los más graves problemas recurriendo a un nuevo »plan Marshall .

El estado actual de las acciones de la Comunidad no permite prever una solución democrática de esta situación. El intento de realizar los Estados Unidos de Europa - tomando como punto de salida el proyecto de tratado de Unión europea, redactado por Altiero Spinelli y aprobado por el Parlamento europeo en el mes de febrero de 1984 - ha fracasado y el Mercado Unico Europeo, principal objetivo del Acta Unica, está destinado al fracaso o a lograrse de manera sectorial y tecnocrática, y por sobre todo no democrática. Como las repetidas crisis han comprobado, esto se debe al hecho de que, a pesar del nivel de integración económica alcanzada, de ésta nunca deriva automáticamente la integración política: un programa económico, especialmente si es de alcance sobrenacional, exige necesariamente un manejo político, es decir instituciones que sean capaces de delinearlo y garantizar su realización democrática y que asimismo sean adecuadas para su propio papel a nivel sobrenacional. En otras palabras, se necesita un Parla

mento europeo que disponga de poderes legislativos y de control efectivos y una Comisión con reales poderes ejecutivos. Para relizar este avance en términos de calidad política hubiera sido necesario superar el tratado de Roma y el Acta Unica, encomiendándole al Parlamento europeo, investido del mandato de redactar la constitución, la elaboración de un nuevo tratado. La atribución del mandato hubiera adquirido una fuerza ideal y democrática aún mayor si se hubiese obtenido con un referéndum popular, así como ha sido realizado en Italia por iniciativa conjunta del Partido Radical y del Movimiento Federalista Europeo, simultáneamente con las elecciones europeas de 1989.

Por lo tanto, es necesario que los federalistas democráticos, en primer lugar los miembros del Parlamento europeo y de los Parlamentos nacionales, contribuyan al afianzamiento del Partido nuevo, federalista, transnacional y transpartídico, cuyo compromiso prioritario es la elaboración, y ratificación sucesiva, de la nueva carta constitucional de los Estados Unidos de Europa.

El Partido Nuevo es el partido de los innovadores que debe luchar contra el de los conservadores y el cenagal de los partidos tradicionales. La tarea es difícil: pero mayor será el consenso al Partido nuevo, más rápida será la contribución al logro de los Estados Unidos de Europa, aceptando la adhesión y la colaboración de todos aquellos países que quieran compartir este gran proyecto, fundamento de los Estados Unidos del Mundo.

 
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