SUMARIO: La exigencia de libertad y democracia, que ha guíado la resistencia del pueblo soviético, produce una revolución también en todas las capitales occidentales y orientales. Quien comprende esto debe organizarse de inmediato y junto con los demás. Asimismo, si está convencido, debe apoyar también iniciativas concretas y específicas, tales como la del llamamiento para la abolición de la pena capital en la Unión Soviética, lanzado por el Partido Radical unas horas después del fracasado golpe.
(El Partido Nuevo, n.3, Agosto 1991)
Apenas llegado a Occidente, Wladimir Bukowsky admonestó a la clase política y la opinión pública: »No son vuestros misiles, sino las grandes ideas de libertad y democracia vuestras mejores armas contra el imperio y la dictadura soviéticos .
La nueva Unión »soviética , a pesar de las formas institucionales
que acabará dándose, se encuentra hoy exactamente en la misma situación. En Occidente impera la democracia »real ; no siempre, o no a menudo, la democracia. Cabe tener conciencia de esto y sacar las conclusiones relativas.
De Moscú y de las capitales de las Repúblicas »independientes del imperio desmoronado, puede y debe, pues, llegarle a todo el mundo, y no sólo al soviético, la determinación firme, fuerte, rigurosa, de realizar de manera completa los ideales de democracia, libertad, tolerancia, orden en la legalidad. Se necesita también llevar a cabo una reforma de las Naciones Unidas coherente con esta exigencia, y hay que hacerlo hoy y no mañana, es decir tal vez nunca.
Por esto, algunas horas después de la caída de la »banda de los ocho (que el Partido Radical había pedido en seguida que no fuera reconocida de ninguna manera como poder legítimo, en abierta polémica con la inicial »prudencia de Bush y la más prolongada cobardía de las reacciones europeas) hemos propuesto que en el ex imperio soviético se cancelara la pena de muerte, y entretanto se suspendiera toda ejecución de sentencias firmes. De Kiev a Bruselas, de Baku a Roma, de Nueva York a Moscú, exponentes de todo Partido han compartido la iniciativa.
Las fuerzas conservadoras, en el centro del poder americano, están tratando hoy de volver a respaldar leyes y usos de muerte. Se ejecutan también a personas que, al momento de los hechos de los que les acusan, eran menores de edad. Amnistía Internacional documenta año tras año la expansión aún en los países »democráticos de la pena de muerte y del no respeto al derecho y a los derechos.
La democracia conquistada en la URSS puede y debe renovar la esperanza para la conquista de un orden democrático del mundo. Cabe organizar esta posibilidad, darle fuerza y convertirla inmediatamente en realidad. »Moscú (comunista) debe ser destruída , »Moscú delenda est , ha repetido durante décadas el Partido Radical, solo entre las fuerzas democráticas de Occidente .
Moscú democrática y las demás capitales de las Repúblicas pueden darles a radicales y demócratas de todo el mundo una ayuda preciosa. Los papeles se invierten. La historia tiene más fantasía que quienquiera. Pero cabe ser capaces de aprovechar todas las ocasiones. Radicales y demócratas intransigentes de todo el mundo deben comprender que en todo lugar se cometen, desde hace décadas, los errores que el Presidente Gorbachov ha reconocido haber cometido personalmente en estos dos últimos años. Y quizás los haya cometido por encontrarse en este contexto y en cierta forma debido a este contexto.
Las exigencias de libertad y democracia que hoy se afirman en Moscú producen una revolución también en Roma, París, Bruselas, Washington, en todo el mundo. Pero es necesario que las personas que comprenden esto, y que lo quieran, se organicen, libertaria y concretamente, juntos y de inmediato.
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Kiev, domingo 25 de agosto de 1991
El día después de la declaración de independencia en Ucrania, domingo 25 de agosto, por la tarde, más de 80 ciudadanos de Kiev participaron en la conferencia de presentación del Partido Radical.
Después de las intervenciones del partidario radical Nikolaij Khramov y de Sasha Kalinin, diputado del Mossoviet, inscrito en el Partido Radical, que presentó un informe sobre los días del golpe en Moscú y la acción no violenta y de no colaboración civil llevada a cabo por él y todos los radicales moscovitas, tomó la palabra Vladimir Moskovka, diputado del Soviet Supremo de la República de Ucrania y Presidente del Partido Socialdemocrático Unido. Confiando en una mayor participación radical en Ucrania él le reconoció al Partido Radical la característica de ser el único Partido capaz de empujar a los partidos ucranios a abandonar su limitadora visión regional de los problemas en la próxima década. Al finalizar su intervención invitó a los presentes a inscribirse en el Partido Radical, así como lo hizo él mismo públicamente.
En el debate que se desencadenó sucesivamente participaron muchos de los presentes, siete de los cuales se inscribieron en el Partido Radical mientras que cincuenta, entre ellos dos parlamentarios, suscribieron el llamamiento para la abolición de la pena de muerte en la Unión Soviética.