SUMARIO: El Partido Radical, la fuerza internacional que les proponemos constituir y hacer vivir, por lo menos por este año, todos juntos, se llama Partido precisamente para disputar con los Partidos de las partitocracias y dictaduras hasta el mismo nombre, hasta el mismo término. Para no dejárselo. Porque »el Partido es un elemento constitutivo de la organización democrática de la sociedad y del Estado. Y del mundo, creemos. Evidencias claras como el agua. Nuestra esperanza es que todo esto cambie.
(El Partido Nuevo, n.3, Agosto 1991)
Inscribirse en el Partido Radical es como comprar un billete del metro, de un autobús, por un recorrido que dura un año, sin la obligación de utilizarlo, de seguir viajando hasta la llegada a la terminal.
El Partido es un instrumento, un utensilio, un medio; ni padre, ni madre, ni familia, ni Iglesia, ni secta, ni ejército, ni »representante del inscrito. Es, por supuesto, un lugar donde se discute sobre las decisiones a tomarse, cumpliendo de manera absoluta con las poquísimas reglas que se ha dado. Es simplemente una asociación igual a muchas otras. Quienquiera puede inscribirse en el Partido Radical, prescindiendo de su sexo, raza, idioma, edad, y también de su condición social (libre o detenido), su pasado, sus ideas generales, otras ideologías. moralidad o ausencia (aparente) de moralidad.
Nadie puede negarle el carné de inscripción a nadie, por ninguna razón. Nadie puede expulsar, deplorar, juzgar moralmente a ninguna persona.
El solo momento material y prácticamente cierto de la relación entre una persona y el Partido es el momento en que la persona »compra el carné y establece, así, una relación: llega a ser, digamos, un »accionista de la sociedad y de las iniciativas programadas cada año; adquiere los derechos sociales, los ejerce o no según lo previsto por el estatuto. La relación entre inscrito y Partido es pues exclusivamente política y la decisión de mantener esta relación depende sólo del inscrito. El Partido no es ideológico: no tiene una »visión del mundo suya, ni se compara con las de los demás o está interesado en éstas. Tampoco es defensor de valores morales o ideales; sólo tiene objetivos políticos, anuales o confirmados anualmente por los Congresos, convocados para la misma fecha todos los años, de manera estatutaria, para evitar que el ejecutivo elija fechas según le convenga. La yuxtaposición de deliberaciones y objetivos anuales permite además obtener rasgos del Partido que no son fijados ni por el estatuto ni
por las deliberaciones y decisiones de los Congresos, durante los años o décadas. Pero se trata de rasgos históricos, que pueden interpretarse libremente, y no de rasgos fijados por un estatuto de los cuales los »dirigentes tendrían que ser defensores.
Todo esto es para nosotros un Partido »libertario , »nuevo .
En su XXXV congreso, celebrado en Budapest desde el 22 hasta el 29 de abril de 1989, el Partido Radical decidió que en ningún caso el Partido, en cuanto tal, puede participar en elecciones de cualquier tipo, ni - en cuanto tal - participar en el gobierno de las instituciones.
Adhesión directa
Al haber dejado de ser competitivo con los demás Partidos, o Internacionales de Partidos, a nivel electoral e institucional, el Partido Radical puede más fácilmente ser un lugar de reunión para personas comprometidas a cualquier nivel en los más diversos Partidos tradicionales, o no. Y es así que en el Consejo Federal del Partido Radical, entre los miembros italianos, hay diputados, senadores, importantes exponentes que son líderes de muchos Partidos entre sí en conflicto, de gobierno y de oposición: liberales, socialdemocráticos, socialistas, verdes, federalistas europeos, autonomistas, demócratas de izquierda (ex-comunistas), antiprohibicionistas, independientes.
En los años pasados, muchos Partidos toleraban con dificultad lo que llamaban el »doble carné de sus inscritos con el Partido Radical, rival electoral e institucional. En otras palabras,
rechazaban la idea que sus inscritos gozaran de la libertad de tener posibles ideas contradictorias. Hoy, en cambio, casi todos le reconocen al Partido Radical la característica de una Internacional, a la que los partidarios se adhieren directa e individualmente, que exige de sus miembros la máxima libertad e independencia política y estatutaria y que, de todas maneras, ya no es rival de los Partidos nacionales y de las Internacionales existentes.
Así en la URSS o en Yugoslavia, en Burkina Faso o en Portugal, por lo general los inscritos del Partido Radical para el año 1991 pertenecen también a otros grupos políticos nacionales.
Hace treinta años, cuando se decidió experimentar en Italia una tal forma de »Partido , la opinión generalizada era que la excesiva libertad de los inscritos no permitiría su funcionamiento. Cabe recordar que la cuota mínima de inscripción al Partido Radical ha sido siempre muy cara (equivale a un café o a un té por día) debido a la estricta regla de la autofinanciación en la que siempre se ha basado su existencia. En cambio, ninguna »empresa política, ningún sujeto político - después de tres décadas de experiencias - nunca ha podido jactarse de contar con una relación costes-provechos de creatividad y productividad política, de influencia histórica igual a la del Partido Radical.
Con un máximo de 3.000 inscritos por año, con un balance equivalente a la centésima parte, o aún menos, del de los grandes Partidos oficiales (que cuentan con millones de inscritos y utilizan los poderes públicos, las televisiones y los mass-media de Estado), el Partido Radical ha originado reformas que han dado vida a enfrentamientos apasionantes y dramáticos en todo el País. Divorcio, aborto, derechos civiles, referéndum para la abrogación de las leyes fascistas, mantenidas por largo tiempo por los Partidos de la partitocracia »antifascista : gracias especialmente a las luchas no violentas »científicamente practicadas, el Partido Radical muy a menudo se ha encontrado solo entre las fuerzas políticas. Algunas veces ha contado con el apoyo de una gran mayoría mientras otras con el de una fuerte minoría.
Un referéndum contra la financiación pública de los Partidos - defendido por todos - fue perdido con un 43% de votos, mientras que el reférendum contra las plantas nucleares, promovido con otras fuerzas medioambientalistas, fue ganado con un 80% de los votos.
Publicidad máxima de los balances, batallas anticonformistas llevadas a cabo a pesar del ostracismo de los medios de información, presencia (no contrastada y legítima) de inscritos del Partido Radical en listas concurrentes, candidaturas de víctimas de juicios injustos - detenidas durante las campañas electorales, luego elegidos y reconocidos inocentes en los juicios de apelación - situaciones constantes de defensa no violenta, con dramáticos ayunos, arrestos, juicios, también víctimas, siempre
al borde de un cierre en sí mismos para evitar de ser la niña bonita de un régimen partitocrático, oposición muy firme, constante contra la política de colaboración con países gobernados por dictaduras, obstruccionismo parlamentario en defensa de las reglas constitucionales y de los reglamentos de las Cámaras, cientos y cientos de juicios, con pocos inscritos, entre los cuales premios Nobel y detenidos por delitos comunes, la impopular pero firme defensa de Israel frente a regímenes totalitarios del Oriente Medio: todo esto ha constituido una »prueba de la extraordinaria fuerza de la fórmula libertaria del Partido, en una situación de »democracia real , de »partitocracia .
Derecho a la vida y vida del derecho
»El derecho a la vida y la vida del derecho , la defensa ecológica del planeta, y todo otro grande y vital problema de nuestra época
hacen que una fuerza política intelectualmente honesta ya no pueda limitarse a radicarse a nivel »nacional y, sobre todo, »estatal . El marco del cuadro, el contenedor del compromiso político, debe ser lo más posible transnacional: a nivel de estructura, no de »cuerpo místico o de »comunión de santos , de mero »pensamiento , de sujetividad total, programática y proyectual, aun sin pretención o también aceptación de tipo sistemático y global. El divorcio entre pensamiento, ciencia, conocimiento, por un lado y por el otro, el gobierno, el poder del mundo y de los territorios donde vivimos, es una característica absoluta de nuestro tiempo.
La (re)constitución de Partidos nacionalistas y seudo-democráticos, casi seculares, sólo puede acelerar nuevos y más trágicos fracasos. Hay que invertir la idea propia de Partido, su configuración teórica y práctica; jamás »sacrificio necesario de libertad individual para una defensa social, sino potenciación de toda libertad individual a través de la organización. Cabe recordar una advertencia: también a nivel semántico, y privado, se confunde el concepto de libertad con el de independencia. Ser libres, y pensar en una libertad mayor, para sí y pues también para los demás, para los demás y también para sí, significa ser capaces de elegir las interdependecias propias, sin inventarse una condición de absoluta autosuficiencia, autárquica. Por lo general, ninguna persona, ningún Estado que se proclame »independiente logra ser tan sustancialmente »dependiente y no libre.
Esto no se aplica sólo a la política, sino también a la cultura, la ciencia, la propia arte.
Ser interdependientes
En todo lugar del mundo escuchamos: »no voy a iscribirme nunca en un Partido ; »he estado inscrito en un solo Partido y ahora basta ; »sólo cuando esté convencido por completo me inscribiré ; »no tengo tiempo suficiente para hacer lo que debería hacer para inscribirme, prefiero seguir estando libre .
Todo esto se parece a una especie de reflejo religioso que le atribuye un valor absoluto, o casi, a la adhesión a una organización. Este tipo de rechazo conlleva una ayuda indirecta, bajo forma dialéctica, a la concepción totalizadora, sacra, pública, militar-burocrática del »Partido .
El Partido Radical, la internacional que les proponemos constituir y hacer vivir, por lo menos por este año, todos juntos, se llama Partido precisamente para disputar con los Partidos de las partitocracias y dictaduras hasta el mismo nombre, hasta el mismo término. Para no dejárselo. Porque el »Partido es un elemento constitutivo de la organización democrática de la sociedad y del Estado. Y del mundo, creemos. Evidencias claras como el agua. Nuestra esperanza es que todo esto cambie.