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Il Partito Nuovo - 17 febbraio 1992
Uno de Mayo: Congreso del Partido Radical.
Mientras el mundo estalla.

En Roma, del 29 de abril al 3 de mayo, el XXXVI Congreso del Partido Radical

SUMARIO: El nuevo orden democrático del mundo parece ser una ilusión cada vez más lejana. Mientras tanto se cierne por doquier el fantasma de la antiguas tragedias, un desorden bárbaro, degradante y destructor. En las conciencias y en la sociedad. Nuestra es la tarea de reflexionar y actuar, armar a la democracia, a la tolerancia y a la Reforma con un ejército de treinta mil personas, con la ciencia, la conciencia y el orden. Urgen y bastarían.

(EL PARTIDO NUEVO - Nº 5 - FEBRERO DE 1992)

El XXXVI Congreso del Partido Radical, convocado para dar forma y reglas definitivas al primer transpartido transnacional de la historia política - por lo tanto, un auténtico Congreso de fundación - se celebrará en Roma del 29 de abril al 3 de mayo.

Los resultados de las elecciones generales italianas, que se celebrarán el 5 y el 6 de abril de 1992, determinarán, de muchas maneras, la fuerza representativa y militante de esta manifestación. Pero mucho, también, dependerá de la capacidad de movilización, de sacrificio, de aportación de los inscritos no italianos, en primer lugar de nuestros amigos parlamentarios y exponentes del mundo de la política, de la cultura, de la ciencia, miembros de derecho de nuestro Consejo federal.

Un Congreso como el que nos disponemos a celebrar cuesta más de un millón de dólares, solo para las estructuras congresales, el aparato de interpretación simultánea en un mínimo de seis lenguas, viajes en avión y estancia de los delegados. El Partido - cuyos balances y presupuestos son públicos, se envían a todos los inscritos y que se ilustran en los Consejos Federales - muy difícilmente se podrá disponer de esta suma sin agotar totalmente sus recursos, que hasta el momento presente, proceden, más del 90% de ellas, del "depósito" militante y de las financiaciones parlamentarias públicas italianas.

Aprovechamos la ocasión para subrayar la convicción absoluta que un Partido democrático, un transpartido transnacional como lo somos y esperamos poder consolidar en el mundo, debe contar con balances y presupuesto totalmente claros y públicos - basados en su mayoría sobre la autofinanciación de sus militantes - controlados, discutidos y votados con la misma atención con la que se presume que debe vivir un Estado democrático, en el que el control de los gastos y de los ingresos, que cuadren los presupuestos con los balances, no será nunca excesivamente severo y determinante. También en ello una fuerza democrática, que viva democráticamente, debe ser un ejemplo y una prefiguración de la vida de las instituciones, de los poderes y de los ordenamientos jurídicos y políticos.

Hallar los recursos para aplicar programas específicos y la actividad general, el control de la calidad y la coherencia de los gastos y los recursos, según las decisiones democráticas y públicas del Partido, constituyen un momento "administrativo", pero el principal momento político y deliberativo de una organización que desee ser, tanto en la teoría como en la práctica, plenamente democrática. Lo cual no es ni ha sido, en realidad, hasta el momento presente, por lo menos si se tienen en cuenta las distintas formas-partido que han vivido y viven en el mundo como cimiento de la base institucional y política. Con la única excepción del modelo "americano" en el que dos grandes partidos ("nacionales" o "federales" según se use el lenguaje) constituyen más bien organismos electorales, institucionalmente irrelevantes.

Tal y como hemos explicado, en particular con los número 3 y 4 de "El Partido Nuevo", el Partido Radical había acumulado, de milagro - prácticamente anulando todo gasto para actividades políticas en Italia - más de cinco millones de dólares para intentar divulgar el proyecto de creación del transpartido transnacional y garantizar los primeros pasos autónomos. Cada uno de los aproximadamente tres mil inscritos italianos de 1990 y 1991 ha contribuido con un mínimo de 350 dólares globalmente a este objetivo.

La mayoría, estos compañeros extraordinarios son de condición social media o modesta: del Partido, en cuanto tal, totalmente ausente de las instituciones y del Estado, por su elección, no cuentan más que con el apoyo de sus actividades democráticas no violentas, para la defensa de los derechos humanos y civiles, en todo el mundo, en pro de la Reforma neo-humanista, no violenta, ecologista, federalista-democrática de nuestro tiempo y de nuestra sociedad.

La desaparición de la financiación pública, que hasta el momento presente hemos desviado - violando totalmente las leyes partidocráticas - hacia la actividad transnacional, nos plantea un problema político sumamente dramático. Desde 1992, la vida y el desarrollo del PR transnacional y transpartídico exigen un más fuerte y extenso arraigo militante y de inscritos, sobre todo en los países precipitados en las inmensas crisis actuales, como consecuencia del trágico fracaso histórico del imperio comunista, de su "orden" opresivo y bárbaro, al igual que en Africa y en Oriente Medio. Dependerá mucho de la fuerza de las motivaciones y del compromiso de aquellos que conocen y conocerán el Partido Radical, su capacidad histórica de dar vida y de imponer esta "utopía" hecha con razonabilidad, tolerancia e historia democrática concreta.

Pero para que el conocimiento del Partido radical se difunda y se organice con la rapidez necesaria, es necesario que, paralelamente, en los países "occidentales" y "democráticos" (bajo la mortaja de la "democracia real" que progresivamente cubre y sofoca los valores de democracia, de libertad, de derecho y de buen gobierno en los países que han sido sus creadores y defensores), se afirme un movimiento que conduzca a por lo menos treinta mil personas a comprometerse en el PR, con características militantes y contributivas al estilo "italiano", anteriormente recordado, afrontado de esta manera a los demonios del siglo, que parecen volver a amenazar trágicamente sus vidas mismas.

De esta manera podremos confiar en hacer del Congreso el acto inicial de un auténtico proceso de revolución liberal, democrática. no violenta, medioambientalista y federalista mundial. Poseeremos cultural y políticamente las armas y la experiencia.

Es dificilísimo pero también posible. Si se pudiese determinar a lo largo de estas semanas, de estos dos meses, un mayor proceso de adhesiones al PR de parlamentarios, políticos, científicos, militantes no violentos desde Croacia a Checoslovaquia, desde Rumania hasta los Estados bálticos, desde Ucrania hasta Rusia y otras Repúblicas de la ex-URSS, ello podría constituir de por sí la chispa que propagase una esperanza de Reforma de la política democrática, un inmediato, fuerte refuerzo del PR también en el Occidente.

Las intenciones son muchas. Contamos con ellas. Por ello seguimos actuando, en calidad de radicales, por doquier, desde Baku hasta Praga, desde Moscú hasta Ouagadougou, desde el Tíbet hasta Italia, desde Belgrado hasta Bruselas. Y en Roma, todavía, como lugar de resistencia y de propulsión.

Ni que decir tiene - pues está más claro que el agua - lo que sucedería si quiénes reciben esta hoja, este mensaje de amistad y de esperanza, lo dejan caer. Así, más o menos distraídamente. Sin comprender la importancia extraordinaria que su ejemplo, su labor, en un sentido o en otro tendrá.

 
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