SUMARIO: Contra el nuevo Leviatán de la violencia y de la intolerancia es preciso afirmar una dimensión política sobrenacional que sea capaz de superar el divorcio que el mundo hoy advierte entre ciencia y poder, entre conocimiento y decisión política.
El Partido Radical quiere organizar la acción de quienes creen que sea ineludible tratar en seguida a nivel transnacional los problemas relacionados con la salvaguardia del ecosistema, el derecho a la vida y la vida del derecho. Para hacer esto, cabe actuar, organizarse.
(EL PARTIDO NUEVO - Nº 5 - FEBRERO DE 1992)
En los países de derecho, libertad y tradición jurídica, el divorcio entre ciencia y poder, entre cultura y gobierno, entre las clases dominantes y el nuevo »tercer estado , formado por hombres y mujeres con sus esperanzas y sentimientos, parece destinado a ser cada vez más grave y definitivo.
Hoy en día, la política es cada vez menos capaz de concebir el futuro posible y necesario de la vida en términos no sólo de la conservación del ambiente, de las tradiciones civiles y democráticas sino también de la realización de las reformas necesarias en vísperas del siglo XXI. Existen nuevos horizontes por descubrir, quizás haya una nueva epopeya por representar y un Partido que sea capaz de hacerlo.
Existen hombres y mujeres que, a pesar de las difíciles condiciones en que viven, sienten la necesidad de asociarse para alcanzar algunos objetivos que el Partido Radical propone?
Si pasiones, intereses y tragedias objetivas impiden que la conciencia y la inteligencia vayan más allá de las fronteras nacionales, al estar comprometidas por completo en los ámbitos domésticos, no cabe duda que se le está faltando el respeto a una posición coherente.
Nuestra prioridad, es decir la prioridad del Partido Radical, es la constitución, a través de la identidad no violenta, de un sujeto transnacional que sea capaz de detectar terrenos de iniciativa distintos de las realidades nacionales individualmente consideradas.
Existe un sentir común en el mundo, que es mayoritario o de numerosas minorías, representado por las cosas que nosotros proponemos: la salvaguardia del ecosistema, del aire, del agua y de la tierra; el federalismo, laico y libertario, democrático, liberaldemocrático y liberalsocialista; la afirmación de una política antiprohibicionista en materia de droga que destruya el poder criminal de los narcotraficantes que ya controlan directamente o influencian algunos Estados soberanos del mundo; el desarme, la despotenciación paulatina de la industria militar acompañada por la afirmación progresiva de la teoría y acción antimilitarista; el respeto, por doquier en el mundo, al derecho a la vida para evitar sobre todo que el sur del mundo viva en las condiciones de hambre y miseria que la opulencia del norte del mundo ha producido; el respeto a la vida del derecho para la afirmación y la defensa del Estado de derecho, evitando que se pisoteen los derechos fundamentales de los individuos y de aquellas poblaciones ente
ras que todavía hoy viven en Asia, Africa o América Latina bajo dictaduras feroces y criminales.
Es políticamente inoportuno responder a los problemas nacionales más urgentes, sacrificando estos valores y estos objetivos. Es comprensible, aunque no sea justo, que cualquier otro partido requiera una adhesión basada en una solución, un programa y un instrumento exclusivo y excluyente con el objeto de responder a los dramas específicos de un territorio. En cambio el Partido Radical brinda un instrumento distinto que aunque parezca prescindir de lo actual sin embargo defiende, en todos los frentes, una prioridad de hoy: lo transnacional del sujeto político y la afirmación actual de sus ideas y su proyecto a través de la acción no violenta. La adhesión al proyecto del Partido Radical es directa. Inscribiéndose en este transpartido transnacional, ministros, parlamentarios, personalidades de la ciencia, del arte, de la cultura y ciudadanos comunes, diseminados por el mundo, permitirán que sus ideas prosperen y se conviertan en realidad.
