SUMARIO: »El dominio lingüístico no es de por sí un hecho lingüístico sino político : ésta, que podría definirse una ley de hierro de la socio-lingüística, ha sido demostrada, con gran eficacia, por un estudioso francés, Louis-Jean Calvet. Y significa que si una lengua ejerce su hegemonía con respecto a otra u otras, esto no se debe al hecho de que la primera sea mejor, más eficaz o más adecuada para expresarse que las segundas, sino al hecho de que la primera es la lengua de un poder político dominante.
(EL PARTIDO NUEVO - Nº 5 - FEBRERO DE 1992)
Calvet ha demostrado esto con relación al francés, que paulatinamente ha destruido y reducido a dialectos los hablas distintos del francés que existían en Francia, siendo ésta la lengua del Estado nacional en virtud de su centralismo. Esta observación ha llevado a Calvet a sacar la conclusión impecable que es ilusorio creer que sean suficientes normas en un cierto sentido protectivas de aquellos dialectos en vía de extinción (tratándose de remedios meramente sintomáticos) si queda la causa del mal: el dominio político.
El mal que Calvet ha diagnosticado tan claramente en el interior de su País existe hoy, y no menos grave, en el ámbito internacional en general y europeo en particular. También en este caso el inglés se afirma no debido a su mayor expresión sino porque es la lengua de los Estados Unidos (y de todos los otros Países anglohablantes que fortalecen la hegemonía cultural y linguística de los Estados Unidos). También en este caso es una ilusión creer que sea suficiente demostrar la mayor facilidad y ductilidad de una lengua, y por consiguiente el hecho de que esta sea más adecuada para desempeñar el papel de lengua franca internacional, para que ésta se afirme. Y es la ilusión en la que frecuentemente caen también los partidarios de una lengua internacional planificada y neutra.
»Con cuantas divisiones cuenta el Papa? , preguntaba Stalin. Hasta cuando el Esperanto cuente con menos divisiones que el Papa, así como pasa hoy, su funcionalidad para el objetivo valdrá poco o nada contra el aniquilador peso político del inglés.
Por esta razón, aun partiendo de las consideraciones arriba expuestas - la necesidad de conservar la multiplicidad de las culturas europeas y por consiguiente de las lenguas que las expresan - se llega a la exigencia de un poder político continental, de una Federación Europea, que tendrá una propia »razón de estado cultural , es decir la de la defensa del pluralismo cultural y linguístico y tenderá naturalmente a elegir el Esperanto como lengua franca de nuestro continente.
Es más que probable que el Tercer Mundo no tardaría en seguirla y el Esperanto así podría rápidamente llegar a ser la lengua auxiliaria planetaria y no sólo europea, que el mundo anglosajón acabaría por aceptar.
Puesto que los Estados Unidos de Europa están todavía lejos mientras que es grave e inminente el riesgo de que el inglés destruya y se sustituya a las demás lenguas, es necesario desde ahora hacer que el Esperanto dè un primer paso, aprovechándolo como instrumento para aprender más fácilmente las lenguas vivas. Esto se relaciona con una sugerencia acogida por el Instituto de Cibernética de la Universidad de Padeborn que le ha brindado el reconocimiento de la objetividad científica.
Andrea Chiti Batelli, federalista y esperantista