Carta de Emma Bonino, Sergio Stanzani, Angiolo Bandinelli, Roberto Cicciomessere a Adriano SofriSUMARIO: Carta a Adriano Sofri con la que algunos exponentes radicales explican los motivos por los que no consideran pertinente sumarse al "ayuno de solidaridad con las víctimas en la Antigua yugoslavia" [texto n. 5347]. Recordando que en su militancia no violenta siempre han reflexionado sobre el significado del término "paz", asumiendo que no es tal si no se basa en el derecho, no se puede omitir el reconocer y denunciar que en primer lugar es el régimen de Belgrado el que se opone, con odio racista a la guerra, a la posibilidad de convivencia civil, independientemente de las diferencias étnicas, en la Antigua Yugoslavia. De todo ello no queda traza en el llamamiento para el "ayuno de solidaridad" que parece pedir la "paz a toda costa" mientras nosotros anteponemos el "derecho a toda costa". [Contestación de Adriano Sofri en el texto nº 5349]
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Roma, 5 de abril de 1993
Querido Adriano, (1)
junto a intelectuales, personalidades representativas y militantes democráticos - incluso radicales - has difundido un llamamiento para promover un "ayuno de solidaridad con las víctimas de la Antigua Yugoslavia"; una solidaridad factible, dices, que supere lo que lógicamente defines como "el mas duro y vergonzoso jaque" sufrido por Europa desde la postguerra.
En tu interrogarte, en vuestro interrogaros, sobre "qué hacer" ante el drama de aquellos países, de aquellos pueblos, advertimos toda la conmoción de la angustia por la "valiosa fragilidad de la convivencia cívica" tan gravemente amenazada: desde luego, ningún otro sentimiento es actualmente más susceptible de ser compartido. Pero a pesar de lo necesario y urgente que es, el "qué hacer" tiene que pasar, también en esta ocasión, a través de reflexiones profundas, así como adoptar decisiones con fundamento, rigurosas: muchos son los abusos - en la palabra, en el gesto - que fraguan los que en ellos basan su protervia subreptícia e intolerable. Para ellos, el llamamiento por la "paz", el remitirse a los "sufrimientos" pudieran acaso convertirse en justificaciones necesarias debido a su condición de "indiscutibles", es decir que no se discuten. A tal chantaje sentimos el deber de no prestarnos.
Permítenos, por lo tanto, algunas consideraciones. En nuestra militancia de radicales no violentos, hemos discutido siempre sobre el sentido que tenía que cobrar el término "paz". Hace tiempo que hemos adoptado que la paz no es paz si no está basada en el derecho. Queremos respetar a aquellos que aspiran a una paz que prescinde de dicha condición, pero no podemos dejar de llamarles la atención, advertirles de la necesidad de afrontar el problema y dar una respuesta que no sea evasiva, e incitarles sin más demora, fraternalmente a hacerlo. Sabemos que al elegir uno corre el riesgo de equivocarse. Pero se trata de un riesgo que hay que correr, que en cualquier caso supera con creces, a nivel de método, los errores con los que se han topado los que han preferido no discriminar al agresor. De sobras sabes que después de Munich (y no sólo...) el llamamiento a la paz sin derecho no ha conducido más que a la guerra, a la masacre de vidas así como del derecho.
En tus batallas civiles y políticas, has advertido siempre la necesidad de defender intransigentemente el derecho, el derecho del Estado. Actualmente, el drama de la Antigua Yugoslavia - ayer se trataba del Kuwait - plantea a todo el mundo el problema, infinitamente más caro pero inaplazable, de la construcción de un sujeto y un derecho inter y supranacionales capaces de gobernar la paz con autónoma fuerza de coacción así como con el consentimiento general de los pueblos. Creemos que esta es la frontera que se les plantea a quiénes desean actuar hoy por hoy para reconquistar una auténtica "convivencia cívica" en los territorios de la Antigua Yugoslavia. Así pues, cabrá reconocer que aquellos que se oponen a este proyecto tienen su centro en Belgrado, en ese régimen de fuertes connotaciones racistas, chovinistas, populistas, en su ejército putschista y golpista, de raíces bolcheviques e ideología militar-fascista, que en 1993 vuelve a proponer las tesis de la "limpieza étnica" cimiento de la ideología hitleri
ana de la "Gran Alemania". Son teorías, praxis, violencias que crean víctimas: víctimas no "inocentes" sino con intento fatídico por remitirse a la violencia de la desesperación, del retorcimiento, o de sus propios demonios interiores... Ante dichas realidades, invocar una paz "ecuménica" a toda costa es terriblemente peligroso e incluso injusto, pues en resumidas cuentas el precio se lo hace pagar a terceras personas, en términos de justicia y también de vida. No es casualidad que precisamente por ello éste ha sido el pilar de apoyo de la postura de los Estados y y gobiernos de una Europa quizá "democrática" pero desde luego irresponsable como Francia ante la tragedia española (2). Dicha "cultura" del pacifismo, practicada tanto de forma acrítica como dolosa, nos preocupa hondamente. Hallamos sus huellas, cabe decirlo, asimismo en iniciativas que se mueven a partir de preocupaciones muy distintas y lejanas: es decir, la paz a toda costa sobre todo cuando el precio lo pagan otros - nosotros anteponemos el de
recho a toda costa.
Aclarar estos problemas es, a nuestro parecer, un preliminar necesario para poder elegir la tan necesaria acción. Nosotros, el partido radical transnacional, estamos intentando en estos días dar el mayor apoyo posible, el mayor impulso, a todas las iniciativas que se mueven para que se respete al pie de la letra el bloqueo contra el régimen de Belgrado y la "zona aérea prohibida" decretada por la ONU, para que la comunidad internacional reconozca Macedonia y, más en general, para que se refuerce la fuerza de coacción de la ONU, en cuyo ámbito cabrá hallar la mejor forma de gobernabilidad de la paz y el crecimiento del derecho a nivel planetario: a partir - por ejemplo - de la Institución inmediata del Tribunal internacional contra los crímenes (previsto por la resolución 808 del Consejo de Seguridad aunque todavía lejos de ser aplicado).
Por ello no nos sentimos con ánimos de sumarnos a una decisión que, en su ecumenismo, impide detectar al agresor así como los medios útiles para aislarlo y combatirlo.
Ni que decir tiene, comprenderás las razones de "diálogo", de efectiva fraternidad que nos han impulsado a comentarte las consideraciones anteriores. En momentos tan difíciles, la colaboración militante requiere un esfuerzo ulterior de tolerancia a la vez que de claridad, que no hemos considerado poder evitar.
Muy fraternalmente,
Emma Bonino
Sergio Stanzani
Angiolo Bandinelli
Roberto Cicciomessere
N.d.T.
(1) SOFRI ADRIANO . (1942). Líder del movimiento de extrema izquierda italiano "Lucha Continua". Periodista, escritor. Procesado y condenado a veinte años de cárcel como presunto corresponsable del asesinato del comisario de policía Calabresi. Lúcido y desencantado memorialista.
(2) Se refiere a la guerra civil española (1936-39).