Milton FriedmanSUMARIO: El Nobel de economía Milton Friedman explica las razones por las cuales deben legalizarse las drogas. La prohibición ha ocasionado más daño del que causa la droga, origina gran número de crímenes que causan miles de víctimas inocentes. Además, es inmoral, pues el Estado no tiene derecho a detener a nadie porque haga algo que le provoque daño presonal. Es peor el remedio que la enfermedad. La criminalización de la droga encarece la distribución de la misma, haciendo que le salga muy caro a la gente mantener el consumo y obligando a los adictos a convertise en criminales para obtener el dinero de la dosis. Algo parecido acaeció en Estados Unidos con motivo de la prohibición del alcohol. A parte de todo esto, algunas drogas han demostrado ser el único medio eficaz para combatir ciertas enfermedades. "No hay excusa de ninguna clase para prohibir cualquier sustancia que pueda hacer el final de la vida menos doloroso. Es inmoral."
(Milton Friedman, "SEMANA", 12 de octubre de 1993)
El Nobel de economía Milton Friedman explica las razones por las cuales deben legalizarse las drogas.
La semana pasada, el M.I.T. Harvard Club de Colombia organizó un seminario sobre prohibición o legalización de las drogas. Durante una teleconferencia desde Estados Unidos, Milton Friedman expresó crudamente su posición en pro de la legalización. SEMANA reproduce algunos apartes.
(SEMANA - Octubre 12, 1993)
Estamos aquí, reunidos por la tecnología, para hablar de drogas, de la prohibición de drogas. Soy economista de profesión, pero las razones que me llevan a inclinarme en favor de la legalización no son, de ninguna manera, económicas. La prohibición de las drogas es un proceso costoso en términos económicos, pero para un país rico ese es un problema secundario. La razón principal por la cual me opongo a la prohibición de las drogas es de orden moral. Pienso que prohibir su uso es una actitud altamente inmoral de parte de un Estado. Y con Colombia se ha producido una inmensa inmoralidad. Estados Unidos está imponiéndole un enorme costo a Colombia, Perù y otros países, asesinando literalmente a miles y miles de personas, y todo eso sólo porque no podemos fortalecer nuestras propias leyes. Por esa razón acabamos con miles de vidas, y ponemos a esos países en una situación en la cual no pueden mantener verdaderas democracias. Cómo puede alguien justificarlo? Le he hecho esa pregunta a mucha gente, y hasta a
hora no he encontrado la primera respuesta satisfactoria.
Pero la inmoralidad no está unicamente en lo que hacemos en países extranjeros. También está en casa. Para comenzar, cómo puede un gobierno decirme a mí lo que puedo o no ingerir? Somos supuestamente una sociedad libre, donde cada uno es responsable de sí mismo. Aquí el gobierno no es dueño de mí. Yo soy dueño de mí. Si hago algo que me haga daño, el gobierno no tiene el derecho de detenerme, como no tiene derecho a decirme que no tengo derecho a comer carne, aunque todos sepamos que un elevado consumo de grasa puede causar enfermedades.
PEOR EL REMEDIO QUE EL MAL
Incluso personas que no están de acuerdo con mis puntos de vista éticos y que originalmente apoyaban la prohibicion de drogas coinciden conmigo en el sentido de que la prohibición ocasiona más daño del que causa la droga. Y si vamos a hablar de los estragos que causa, no el consumo sino la propia prohibición, tomemos en cuenta que el Gobierno estadounidense gasta entre 20 mil y 30 mil millones de dólares anuales para impedir que las personas la consuman. La sola prohibición origina un sinnumero de crímenes que causan miles de víctimas inocentes. Y, sin embargo, las únicas víctimas verdaderamente inocentes del consumo - y no de la prohibición - de drogas son, probablemente, los hijos de madres adictas al crack.
Es más: al criminalizar la droga y las actividades que con ella se relacionan, lo único que se está logrando es hacer costosa la distribución de droga. El resultado es un alza en el precio, y eso hace sumamente caro para la gente el mantener el consumo. Por ello los adictos terminan convirtiéndose en criminales, pues es la única manera de conseguir suficiente dinero para obtener sus dosis.
Y probablemente lo más triste del asunto sea que quienes se beneficien en mayor medida con la prohibición sean los propios carteles, que gracias a ese sistema son protegidos de la competencia. La prohibición hace del negocio algo altamente peligroso, y por cuenta de esos riesgos toda la actividad termina por quedarse en las manos de quienes tienen las organizaciones más grandes y preparadas: los carteles.
Y ahí no paran los perjuicios. En Estados Unidos, el grueso de la distribución está a cargo de menores de edad. La razón para que ello ocurra es muy sencilla: nuestras leyes son mucho menos severas con los jóvenes que las de los adultos, y quines dirigen la industria de la droga encuentran mucho más ventajoso contratar adolescentes.
Como si fuera poco, la prohibición aumenta increíblemente las ganancias del negocio. Eso lleva a la violencia en las calles por el control de la distribución, desencadena la corrupción de la administración pública cuando los traficantes tratan de comprar a los funcionarios, e igualmente lleva a una corrupción cubierta de legalidad, que se produce cuando la DEA allana y decomisa las propriedades sin pasar por los trámites judiciales de rigor. En fin, no podemos sino concluir que los efectos de la prohibición de las drogas son muchísimo más graves que los del consumo en sí. Por eso sostengo que la mayoría de los daños que la gente asocia con las drogas no se derivan de estas, sino de la prohibición que sobre ellas pesa. Por tratar de evitar que se consuman ciertas sustancias, por la llamada guerra contra las drogas, hemos llegado a escenarios mucho peores que los que se producirían si las personas pudreran consumir libremente.
Finalmente, para nadie es nuevo que, por cuenta de la prohibición, nuestras prisiones están sobrepobladas. Cada vez hay más cárceles, y cada vez más quienes allí se encuentran estan condenados por algún delito relacionado con drogas: su uso o distribución.
LA PROHIBICION
Parte de esta misma experiencia se vivió en Estados Unidos con la prohibición del alcohol, abolida en 1934. La situación era muy parecida: era ilegal la producción, distribución o venta de bebidas alcohólicas, y, como resultado de ello, se creó una gran estructura criminal. Aunque de hecho la medida obtuvo como resultado un cierto descenso en el consumo de alcohol, el número de muertes relavionadas con alcohol aumentaron. A ello contribuyeron la intoxicación por consumo de bibidas de fabricación casera y se produjeron más muertes por enfermedades del hídago y por la baja calidad del alcohol. A estas muertes por ingestión, se sumó la pérdida de miles de vidas por cuenta de la violencia criminal. El número de personas asesinadas se elevó, como sucedió también con el número de prisioneros. Fue entonces cuando nació el crimen organizado.
Exactamente lo mismo ha sucedido con la prohibición de droga. El crimen y la violencia aumentaron. Un estudio realizado hace algunos años, demostró que anualmente hay 10 mil muertes en Estados Unidos como resultado de la prohibición.
USOS MEDICOS
Por otro lado, algunas drogas han probado ser el único medio eficaz para combatir ciertas enfermedades. La marihuana, por ejemplo, es efectiva contra el glaucoma, una enfermedad del ojo. En algunos casos, es la única sustancia existente para combatirlo. Del mismo modo, es una de las poquísimas sustancias que logran suprimir la náusea que producen los tratamientos químicos contra el cáncer. Existen también drogas prohibidas que resultan útiles para aliviar el sufrimiento de quienes se encuentran en estado terminal.
No hay excusa de ninguna clase para prohibir cualquier sustancia que pueda hacer el final de la vida menos doloroso. Es inmoral. Prohibir el uso de marihuana para uso médico es inmoral. Pero una reclasificación de esta sustancia en una categoría que la haga accesible para uso médico fue rechazada por la DEA, a pesar de que quien hizo las recomendaciones fue un empleado de la propia institución. Por qué, me pregunto, sucede esto cuando la marihuana existe desde hace dos mil años y hasta ahora no se ha presentado el primer caso de muerte por sobredosis?
LEGALIZAR
Podría seguir eternamente enumerando los errores de tratar de prohibir el uso de drogas. La única respuesta sensata que encuentro para solucionar el problema es la legalización. Y no la legalización de algunas, sino de todas las drogas. Es darle el mismo tratamiento que al alcohol: limitar su venta, tal vez gravarla con algún impuesto - sin elevar excesivamente su precio para no tener los mismos problemas de criminalidad -.