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Adaini Luca - 15 gennaio 1995
" LA PENA DE MUERTE? UNA BARBARIE"
Entrevista con la Comisaria europea Emma Bonino

Luca Adaini

SUMARIO: El Partido radical tiene una sede americana, y anuncia batallas en pro del tribunal internacional, la legalización de las drogas y contra el homicidio del Estado.

(Italiani, Mensile di cronaca per gli italiani nel mondo - enero de 1995)

Nueva York - Desde hace años, el Partido radical trabaja en Estados Unidos, aunque su presencia siempre ha sido de "revolucionario de paso": distribución por parte de los parlamentarios Emma Bonino y Marco Taradash de jeringuillas a los toxicómanos, acciones de protesta y desobediencia civil para sensibilizar a la opinión pública sobre temas sociales como el Sida, la legalización de la droga, la abolición de la pena de muerte. Sin embargo, son acciones, como dice Emma Bonino, una de los líderes del partido y comisaria en la Unión europea, que necesitan un seguimiento continuo y sobre todo fuertes recursos humanos y financieros. Actualmente, la presencia del Partido radical se ha vuelto más legítima, por así decirlo: un pequeño despacho en el edificio adyacente a las Naciones Unidas, en donde dos jóvenes superactivos se afanan tras ordenador y módem para dar las últimas noticias a Bonino.

Ya desde el congreso del 89, el Partido Radical se había definido como "transnacional y transpartídico". Un grupo, en resumidas cuentas, sin fronteras, que acepta la adhesión de extranjeros, como en 1979 la del objetor de conciencia francés Jean Fabre. El desembarco en Nueva York acontece con algo de retraso, sobre todo por motivos económicos y también porque era prioritario combatir con medios de desobediencia civil el totalitarismo del Este europeo.

P. Cuáles son los objetivos de la campaña americana?

R: "Las razones ya fueron trazadas por nuestros parlamentarios hace dos años en la reunión de Sofía: el Tribunal internacional permanente, la abolición de la pena de muerte y la legalización de las drogas. Algunas de estas campañas están siendo estudiadas actualmente por las Naciones Unidas. Hemos considerado necesario abrir una sede, a pesar de que tenemos que afrontar graves dificultades económicas. Queremos aportar algunos elementos de discusión a Estados Unidos, un país que consideramos aliado y amigo. En particular, discutir y reflexionar sobre la pena de muerte que, a nuestro parecer, es un dato de embrutecimiento. Nosotros, los italianos, siguiendo la tradición de Beccaria, siempre hemos estado en contra de la pena de muerte".

P. Qué evolución está teniendo el Tribunal para juzgar los crímenes de guerra cometidos en la Antigua Yugoslavia?

R. "Han sido emitidos ya los primeros mandatos de captura y hallados dos acusados. Hace dos años nació la propuesta del convenio de Siracusa e iniciamos esta batalla: desde aquel entonces hemos caminado mucho por el enrevesado jeroglífico de procedimientos burocráticos de las Naciones Unidas. El 25 de mayo de 1993, el secretario general de las Naciones Unidas escogió nuestra propuesta de entre cinco proyectos. Los jueces fueron nombrados en septiembre y ahora el procurador ha sido elegido también".

P. A pesar de estar a favor de la necesidad de juzgar a los criminales de Bosnia, la mayoría de los ciudadanos americanos apoya sin embargo netamente la pena capital. Es justo combatir contra una opinión pública que está harta de los crímenes más violentos y halla respuesta a la violencia en la silla eléctrica?

R. "Creo que la función de una clase política no es sólo la de seguir la opinión pública o incentivarla. Si quisiésemos perseguir al electorado, sería fácil hacer una campaña para no pagar los impuestos, una acción muy popular. Pero creo que es terrible que haya políticos que se presentan a la gente con un spot electoral en el que exaltan su papel al haber duplicado las penas de muerte. Quisiera abrir un debate serio sobre el papel del Estado y la diferencia entre un ciudadano y el Estado. Un ciudadano que mata a otro ciudadano se llama criminal. Un Estado que mata a un ciudadano debería llamarse lo mismo. El Estado no tiene los atenuantes que puede tener un ciudadano: no tiene que ser vengativo ni perder las riendas. Tiene un papel preciso y no es el de quitar, sino el de garantizar la vida de sus ciudadanos. Se dice que hay gente que quiere la pena de muerte como freno. bah, a mi me parece que los datos dan razón a los abolicionistas".

P. Le gustaría ver en televisión una ejecución?

R. "Sí, ante un maremágnum de violencias auténticas o construidas que entran en las casas gracias a la televisión, creo que transmitir una ejecución (obviamente con la aprobación del condenado) puede ser repelente. En el fondo, la gente quiere la pena de muerte por desesperación, no por venganza".

P. Desde hace años, Alianza Nacional juega la baza del voto para los ítalo-americanos utilizando como premisa el argumento de la equivalencia entre nacionalidades (incluso de generaciones) y ciudadanía. Cuál es su postura al respecto?

R. "Es necesario reflexionar más profundamente al respecto. No tengo nada contra los italianos en el extranjero, los respeto muchísimo. Pero quisiera hacer una consideración: no todas las comunidades en el extranjero son iguales. Hay grupos que tienen la exigencia de vivir mejor en su país. Y no les interesa tener un representante en Italia salvo para mejorar sus condiciones en el país que los alberga. La reflexión es la siguiente: cómo se preserva mejor la calidad de vida y la cultura de la comunidad de italianos que vive en el extranjero. Aquí obviamente no estamos hablando de quien trabaja en el extranjero temporalmente. Cabría reflexionar sobe la importancia de conocer para deliberar y abrir por lo tanto el capítulo de la comunicación".

 
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