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Fofi Goffredo, Picone Generoso - 3 marzo 1995
HUELLA LUMINOSA DE MUJER
Goffredo Fofi

SUMARIO - Al igual que "Il Corriere della Sera" y "L'Unità", el diario napolitano dedica la portada cultural a la novela de Maria Teresa Di Lascia. Para Fofi, la escritora, que ha escogido a "madres" de elevada estatura como Morante y Oreste, ha escrito un extraordinario "retrato de sociedad del sur y de familia del sur". Expresa la amargura por un talento tan válido y elevado. Generoso Picone evoca la figura de Di Lascia, reproduciendo algunas declaraciones, en las que figura la de Emma Bonino, que recuerda el carácter "visionario" y la "poesía" de la compañera de luchas radicales.

(La página "Cultura y Sociedad" dedicada casi totalmente a Mariateresa Di Lascia y a su novela. En el centro de la página, una espléndida y sugestiva foto con un primer plano, el rostro intensamente absorto, de Mariateresa junto a los de Elsa Morante y Anna Maria Ortese).

(IL MATTINO, 3 de marzo de 1993)

Se publica, poco después de su muerte, el libro de Mariateresa Di Lascia. Y ya se habla de similitud con la obra de Oreste y Morante.

La novela de Mariateresa Di Lascia, "Passaggio in ombra", celebra "los ritos encantados de la MEMORIA y del FUTURO", tal y como se viven en la edad de oro de la vida, en la fábula de la infancia y de la adolescencia. Y narra su periódico intercambio de papeles, y su ruina, que es el Tiempo. Los celebra y los narra con magnificencia de prosa, con perfecto control de cadencias y simetrías, con la sabiduría de una narradora con tablas que ha leído y asimilado los modelos más arduos. Son los de la línea femenina de nuestra literatura de las últimas décadas, sin lugar a dudas más rica de resultado en la vertiente de las escritoras que de los escritores. Oímos las buenas lecturas, las adhesiones persuadidas, la correspondencia de pulsaciones y de aspiraciones, una lengua y miradas que nacen de los sentimientos, o mejor dicho de un sentimiento de la existencia como pasión, destinada a no realizarse y a seguir vencida y sin embargo a seguir reproduciéndose, regenerándose. De "madre" a "hija".

Di Lascia ha escogido "madres" extraordinarias, y extraordinariamente solitarias, como Morante y Oreste; sobre todo la primera, de la que, al principio de la novela se siente el peso y se tiene miedo de la imitación, aunque esta impresión se disuelva inmediatamente, al calor de una visión y de una escritura muy autónoma. De madre a hija se desanuda el acontecer de la novela (como en otra escritora de ambiente napolitano reciente, Ferrante, que ha excavado con especial crueldad en esta relación), que es la historia de una familia del sur, eminentemente del sur. Y de otros tiempos, no lejanos, cuando el Sur era todavía plenamente el Sur, y las familias un nudo, vasto de miembros y de sorpresas, de afectos y de conflictos, de explícito y de escondido que implicaba a toda la vida, que protegía y oprimía durante toda la vida. Contar "Passaggio in ombra" es en cierto sentido superfluo. Su "trama" es sencilla y complicada como la de toda historia de familia, y la autora sabe moverse con soberbia capacidad de entrel

azarse en la sencillez, remitiéndose esencialmente a la desnudez de las relaciones pilar en la complejidad. Dos cosas no hay que callar, pues son la salsa de la novela. La primera es la relación existente - en esta familia no mucho más excepcional que otras muchas, y sin embargo, como toda familia, con su particularidad y excepcionalidad - entre las mujeres y los hombres que se atraen y se hacen frente. Estamos en una sociedad en la que los hombres mandan, y sin embargo representan su inestabilidad, la dificultad de la duración, la superficialidad de las relaciones, mientras que las mujeres son el vínculo, la fidelidad, la continuidad a menudo demasiado frustrada y traicionada por los hombres. De la familia D'Auria, dice uno de sus miembros traicionados, un "bastardo": "No, no se puede decir que sean malos .... Es que son ... son fatuos, «eso es« «fatuos y feroces!".

Sirve para las mujeres (la masiva doña Peppina, que me parece uno de los "personajes" femeninos más logrados de nuestra literatura) sino que sirve también para los hombres, y para los dos que en la novela la arman y la desarman, de forma fatua y feroz, padre e hijo, Trípoli y Francesco, la vida de Anita y de la narradora Chiara, que son la mujer y la hija de Francesco sin título.

La vida de Chiara está marcada por la irregularidad de su nacimiento, así como la de la vida de su primo bastardo. Ambos se enamorarán en la adolescencia. Del joven Saverio todos deberían ignorar su parentela con los D'Auria.

Todo amor, en una sociedad cerrada y en un clan, corre el riesgo de ser incestuoso. Entre Chiara y Saverio no puede haber amor por la condena - culpa no expresada, misteriosa, genética y social - que pesa sobre el incesto, pero toda familia reproduce esta culpa, incide en su fibra el signo ocultado, un riesgo que es el de la cerrazón, y por ello mucho más fuerte en las sociedades más cerradas. La traición es traición de los padres, pero, la fidelidad es la de las madres.

Retrato de sociedad del sur y de familia del sur, "Passaggio in ombra", está narrado en primera persona y con flashes-backs por la protagonista Chiara desde abajo, desde lo más ínfimo de su caída y de su soledad - reivindicada, escogida y desesperadamente revoltosa contra los padres que no ha osado "matar". (No es una antigua Beatrice Cenci, Chiara, ni sabe llevar a cabo la posibilidad del parricidio, pues tal vez es la mismísima complicidad de las demás mujeres la que lo impide, es la complejidad de vínculos, el lazo de la familia). Desde lo ínfimo de la caída, y en ello reside la grandeza del libro, desde lo alto de la experiencia áurea (D'Auria: el apellido no es casualidad) de la edad feliz, en la que la tragedia es vida, en la que murmurar o chillar la vida invade y desconcierta con sus alientos y sus luces, sus desencajes y una gama de posibilidades que parece infinita. Mariateresa Di Lascia se hubiese convertido, de no haber muerto precozmente, en una gran escritora. Aunque ya lo es así, con sólo una

novela. Saludamos la aparición de este libro tan intenso, amplio, con gancho, lleno de color, de dolor y de vitalidad con un sordo rencor hacia la suerte que arrancó la vida a una mujer de enorme talento y que nos impedirá seguirla en otras obras. El "Passaggio in ombra" (Paso por la sombra) ha sido el suyo también, breve pero lleno de luz, cuyo sentido se ha recogido - motivo de alegría para el lector que se aleja, desde sus páginas con la melancolía de un desenlace final - en la luminosidad y en la gloria de estas espléndidas páginas.

LA POLITICA COMO POESIA

El Recuerdo

de Generoso Picone

Hermosa, Mariateresa Di Lascia era hermosa, que ahora ya no está y nos ha dejado un libro para mantenerla viva. Hermosa, Mariateresa Di Lascia era hermosa, que tenía cuarenta años cuando murió, a mediados de agosto del año pasado, por un cáncer que la aniquiló en un par de semanas. "Cuando hago algo lo hago bien hecho", dijo a su compañero, Sergio D'Elia, ironizando sobre su manía del rigor y de la precisión. Y nadie podrá comprender lo mucho que le ha costado, a ella que amaba la vida y las personas hasta las últimas consecuencias, con voracidad, con incomparable energía.

Nació en Rocchetta Sant'Antonio, en la provincia de Foggia, el 3 de enero de 1954. Su militancia en el Partido Radical databa de principios de los años 80, y en 1982 se convirtió en vicesecretaria general, al lado de Marco Pannella, y luego fue diputada en el Parlamento. Comprometida en campañas para la defensa de los derechos humanos en Europa del Este, en 1987 coordinó la campaña contra la energía nuclear y luego fundó la liga "Que Nadie Toque a Caín" para la abolición de la pena de muerte. Junto a Adriano Sofri, en 1993, había animado la iniciativa "Yo ayuno" en ayuda a las víctimas de la guerra en la Antigua Yugoslavia. Años de batallas, de lucha, de política.

"Era una persona política en el sentido elevado de la palabra", explica Emma Bonino: "De gran inteligencia, llegaba inmediatamente a la esencia de los problemas con su lenguaje, evocador pero no desordenado como el de Marco Pannella. Mariateresa ha tenido la capacidad de no ser nunca ni mediocre ni conformista. Y su carácter - tan cascarrabias y dura - hacía que fuese difícil amarla, pero también más valioso". "Su mal carácter era EL carácter. Intolerante, agresivo, "una pelea no se le niega a nadie" decía, pero con la agresividad quería exclusivamente invitar al otro a sacar lo mejor de sí" recuerda Sergio D'Elia, actualmente secretario de "Que Nadie Toque a Caín", la liga fundada con Mariateresa. D'Elia la conoció a finales del 86 cuando él estaba todavía en la cárcel como militante de Primera Línea y se inscribió al Partido Radical.

"Mariateresa me ayudó muchísimo, en la cárcel y después, a salir de mi historia en calidad no de vencido y a recuperar la mejor parte de mí".

"Passaggio in ombra" es el fruto de cuatro años de escritura, desde el 88 hasta el 92. Antes, Mariateresa Di Lascia había completado "La coda della lucertola", novela que no quiso publicar. Luego, con el cuento "Compleanno" venció el "Premio Millelire" y el pasado año empezó a trabajar en la novela "Le relazioni sentimentali", obra inacabada. "En el 90 envió "Passaggio in ombra" a la Adelphi - añade D'Elia - Ena Marchi dio una opinión sumamente positivo pero Pontiggia expresó alguna que otra perplejidad sobre la estructura narrativa. Así que nada. La editorial Feltrinelli, en cambio, lo ha publicado tal y como Mariateresa lo había escrito".

Y "Passaggio in ombra" ahora está ahí, para rendir testimonio de una narradora emparentada ya con Elsa Morante, Anna Maria Ortese y Marguerite Yourcenar. "Por el libro he conocido una parte escondida de Mariateresa" es la opinión totalmente humana de Emma Bonino. "Leo sus páginas y siento a Mariateresa todavía conmigo, su capacidad visionaria, su poesía", dice Sergio D'Elia. El primer libro que Mariateresa le regaló fue "El Principito" de Antoine Saint-Exupéry, el libro que aclaraba su punto de vista sobre el mundo, de parte de los bambinos, a los que amaba y sobre todo respetaba.

"Mariateresa era así como entendía la política, como el Principito, inocente, sin ceder ante compromisos, rigurosa. Así era Mariateresa, así es".

 
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