Entrevista de Xavier Vidal-FolchSUMARIO: Breve retrato político con un par de pinceladas humanas y larga entrevista a la comisaria europea Emma Bonino. Tal y como el entrevistador escribe "no lleva aún cien días y es la estrella ascendente de Bruselas". Se analiza fundamentalmente el problema de la pesca con Canadá y las aguas jurisdiccionales, tema de actualidad tras el conflicto con el pesquero gallego Estai que faenaba en aguas canadienses. Se aborda el problema de la reconversión del sector pesquero y la dificultad de comunicar un mensaje tan "duro" a los directamente afectados. La entrevista toca la cuestión de la ayuda humanitaria, la reforma de la UE, y las diferencias entre el liberalismo y el neoliberalismo.
(EL PAIS, domingo 2 de abril de 1995, entrevista de Xavier-Vidal Folch a Emma Bonino, en Bruselas)
La comisaria Bonino quiere "más firmeza" de toda la UE frente a Canadá en defensa de la pesca. Considera que este país busca, tanto o más que el incremente de su cuota de fletán, la ampliación de sus aguas jurisdiccionales. Frenar esa pretensión bien vale unas toneladas.
Emma Bonino es una mujer de carácter y convicciones: pocas pero sólidas. Nació en la población piamontesa de Bra, en 1948, es doctora en Lenguas. Fundadora del Partido Radical, diputada en 1979, organizó campañas por el aborto, el desarme, contra la energía nuclear, contra el hambre, contra la pena de muerte. Se considera una mujer de izquierdas. Fue propuesta por Silvio Berlusconi para la Comisión Europea. No lleva aún cien días y es la estrella ascendente de Bruselas.
Bonino no tiene pelos en la lengua. Habla con iguales objetivos y la misma energía a un primer ministro de Burundi que a un presunto genocida ruandés, a un refugiado que a una viuda de la guerra civil. Ríe a mandíbula batiente: "canto, bailo, cocino, veo a los amigos", dice. Pero es seria, firme, incluso impertinente a la hora de defender la ley. Bastión de los derechos pesqueros europeos - ergo, españoles -, no duda en combinar ea defensa con las recomendaciones de negociar, de conservar las especies, de restructurar un sector "que tiene un exceso de capacidad". Aunque sea un "mensaje duro".
Pregunta. Las negociaciones con Canadá estaban enfocadas, pero surgen nuevas dificultades.
Respuesta. Estamos discutiendo un paquete con tres capítulos. Uno, la retirada de la legislación canadiense, que pretende ampliar su jurisdicción más allá de las 200 millas, y la devolución de la fianza del Estai. Dos, los sistemas de control para que se cumpla la TAC (Total de Capturas Aceptadas), porque si no hay control serían papel mojado. Tres, las cuotas, que deben tener en cuenta los datos históricos de pesca y no deben discriminar a Europa, a España; por tanto, deben discutirse y aprobarse en el ámbito multilateral, la NAFO [North Atlantic Fisheries Organization]. También el control debe ser aprobado multilateralmente, porque debe aplicarse a todos.
P. En todo caso, la cuota europea se reducirá sensiblemente.
R. Ya ha habido una reducción a la mitad, al fijarse para 1995 en 27.000 toneladas el total de capturas aceptadas. Ahora lo que discutimos es la parte de cada uno es estas 27.000 toneladas. La cifra de la cuota forma parte de la negociación global. No estoy dispuesta a aceptar un resultado cualquiera. Pero es preciso un poco de coherencia. Ni los españoles ni los pescadores deben tener como única preocupación la cuota. Hay unos que solo quieren pescar y hacen caso omisos del derecho internacional. A otro le secuestran el barco, y va ay paga la fianza sin esperar siquiera 48 horas: o no se da cuenta de que está inmerso en una gran batalla, o es que eso le importa un rábano. Otros sólo quieren salvar su alianza con los canadienses, pasan de la solidaridad de la UE y miran a otro lado cuando se denuncian los datos de su historial depredador de recursos. Son intereses típicamente nacionales. Por encima de éstos, a la Comisión nos corresponde la responsabilidad de defender los principios y evitar que queden arrin
conados. Y los principios aquí son tres. Las 200 millas de aguas jurisdiccionales son 200 y no 300; es indispensable conservar los recursos y controlarlos; y el conflicto debe resolverse con la negociación y no con agresiones. Pero una negociación exige censuras mutuas.
P. Insisto, los pescadores europeos pescarán menos.
R. Mi mensaje para el sector es duro y penoso pero es simple, para los españoles y para los demás. Los recursos son crecientemente limitados pero hay un gran exceso de capacidad de pesca. Además, algunos países en vías de desarrollo empiezan a entrar en el sector. Luego, es necesaria una reducción de capacidad, no porque o diga la maldita bruselas, sino porque también los países africano, por ejemplo, no están dispuestos a llegar a acuerdos de primera generación.
P. Y desarrollan un industria pesquera en parte con las compensaciones económicas de Europa.
R. Cierto, damos ayuda al desarrollo. Pero podemos decirles que cortamos las compensaciones para el desarrollo agrícola porque ya cultivamos nosotros, o las pesqueras, porque pescamos nosotros, o las industriales porque fabricamos los europeos? No, no podemos. El exceso de capacidad de pesca para unos recursos menguantes no es una broma. Y los avances tecnológicos la incrementan a un ritmo del 20% anual. Retiramos una barca, sí, pero con un nuevo sonar se captura en tres horas lo que se faenaba en tres días sin él.
P. Muy bien, pero vaya a explicárselo a los afectados.
R. Es lo que estoy haciendo, a riesgo de que un día me tiren tomates en Galicia. Hay que ser sinceros. El sector pesquero es un sector en crisis estructural, un sector en reconversión. Y es por eso que en España, desde la adhesión ha recibido 800 millones de ecus [unos 130.000 millones de pesetas] para reestructurarse. Entiendo que al pescador de Vigo esto no le emocione mucho, pero debe saber que esas ayudas se otorgan para reestructurar. Es un mensaje difícil, lo siento. Tobin, el ministro canadiense lo tiene más fácil: le basta decir que sus pescadores no pueden faenar porque los piratas españoles ya se lo han llevado todo, «y no es verdad, son ellos los que han depredado! «es su zona costera, dentro de las 200 millas, la que está esquilmada!
P. Pero al final, si aumentan las cuotas canadienses, la vía de la agresión se habrá mostrado fructífera.
R. No creo. El problema al que nos enfrentamos no es principalmente que Canadá quisiera pescar unos miles de toneladas más de fletán negro. pretendían establecer la absoluta hegemonía de los Estados ribereños, extendiendo su jurisdicción más allá de las 200 millas. El pretendido conservacionismo de Tobin es falso, nosotros ya estábamos de acuerdo en conservar, y habíamos aprobado el tope de las 27.000 toneladas. No creo que nadie desencadene un conflicto tan enorme, que pone en peligro vidas humanas, sólo por unas toneladas. Buscaban una drástica conversión del derecho Internacional del Mar, en vísperas de la Conferencia Internacional de la Onu. Ampliar las 200 millas. Algo que tendría efectos no sólo sobre el fletán sino sobre toda la pesca. Y sobre el petróleo, el comercio, quién sabe qué. Si paramos esta maniobra, podemos ceder algunas cantidades.
P. Si se hubieran adoptado sanciones comerciales inmediatamente después del apresamiento del Estai, se hubiera cercenado de cuajo el intento.
R. Para mí todo acto ilegal y más aún si va acompañado de violencia, como lo fue ese apresamiento y otras agresiones, es inaceptable; he sido bien clara. Creo que he reaccionado con toda la firmeza. Y me hubiera gustado que toda la UE hubiera actuado con la misma firmeza.
P. Todavía los preacuerdos son frágiles. Pueden romperse.
R. Yo no quiero romper, ni dar coartadas a nadie para que justifique una ruptura, por eso soy prudente. Que cada uno asuma sus responsabilidades. Y el día 6 se celebra un Consejo de Pesca.
P. Además de la Pesca, es usted la responsable de Ayuda Humanitaria. Qué se propone?
R. Aclarar los ámbitos de actuación. Que la acción humanitaria europea no sirva de coartada para no asumir responsabilidades políticas. Ni a la inversa, que la inacción política justifique la ausencia de ayuda humanitaria. Desde 1989 se discute mucho de diplomacia preventiva, que es un aspecto de la acción política, no de la humanitaria. El problema es que la UE no tiene ni una auténtica política exterior y de seguridad común ni una política de Defensa. Tenemos lo que quisieron los Gobiernos. Como buena federalista y como política spinelliana [Altiero Spinelli, un federalista europeo cuyos trabajos supusieron un gran impulso para el Acta Unica], quiero que alguien me explique para qué sirven los ejércitos nacionales.
P. La ayuda humanitaria, palia conflictos, no los resuelve.
R. Les digo a los comisarios, igual que les dije a los refugiados ruandeses, que no será posible disponer cada año de los 940 millones de dólares que hemos dedicado a mantener a los dos millones de refugiados. Peor que eso, es que sin querer corremos el riesgo de que la ayuda sirva al final para activar el germen de guerra civil que suponen esos campos: si todos decidieran volver de repente, como un torrente humano, sería la catástrofe. Entonces, necesitamos soluciones políticas. Si el problema es regional debe resolverse con una Conferencia Interregional de jefes de Estado, bajo los auspicios de la ONU y de la OUA. Pero no me sirve la coartada contraria: mientras eso no se logre habrá que gastar en ayuda humanitaria.
P. Algo que es reciente para la UE.
R. Desde 1989 afrontamos conflictos nuevos. En Ruanda, por vez primer se necesita garantizar la seguridad dentro de los campos. Y el Gobierno nos pide, por primera vez en la historia, ayuda para establecer un sistema judicial: habrá que estimular el movimiento de juristas sin fronteras.
P. Palpita optimismo.
R. Soy optimista por carácter y por necesidad, porque no tenemos otra opción. Pero optimista a medio plazo, no a corto.
P. Liberal rousseauniana?
R. Que los hombres nacen buenos y el ambiente les estropea? Ande, ande, mire lo terribles que son los niños. Liberal sí, liberal radical. El movimiento radical nació para combatir el desfase, existente sobre todo en los países ricos, entre la ciencia y la conciencia. Hoy, a nivel científico, se sabe todo o casi todo. Hay informes e investigaciones sobre prácticamente cualquier campo. Pero entre la ciencia y el individuo hay un vacío, porque las conciencias utilizan sólo los conocimientos de la ciencia cuando coinciden con sus prioridades. Por eso vivimos en el corto plazo y nos equivocamos, elegimos prioridades para mañana por la mañana. Esto puede valer individualmente. Pero los dirigentes políticos deben proponer objetivos de medio plazo que merecen hacer sacrificios hoy.
P. Qué espera de la reforma de la UE de 1996?
R. Que los años transcurridos desde Maastricht hayan demostrado a los europeos la necesidad de una política exterior y de seguridad común y de una política de Defensa. Como dijo Delors, una Europa que quiere ser potente tiene que ser generosa y abierta al exterior. Y en mi área, que los ciudadanos - al menos como consumidores - estén presentes y que la Ayuda Humanitaria se incorpore al Tratado, que ni siquiera está mencionada, y así pasa lo que pasa. Los ciudadanos quieren que hagamos ayuda humanitaria, las encuestas indican que ignoran que la hacemos y que Europa es la primera donante mundial.
P. Pero Maastricht encogió las pasiones europeístas.
R. Ya ha pasado tiempo. Hemos visto catástrofes en el mundo. Y constatamos una sed de Europa, entre nuestros ciudadanos, y en el exterior. Un retorno al Estado nacional no tiene futuro, eso es claro desde el punto de vista económico. El más modesto comerciante de Barcelona se plantea el problema de los mercados de exportación. No hablemos e las finanzas. Cómo podemos avanzar en el mercado Unico y no plantearnos un Gobierno único de la economía.
P. Pero no es liberal?
R. no soy una liberista [neoliberal], soy liberal. Creo que el mercado debe tener reglas. No reglas proteccionistas. Reglas.
P. También el mercado político.
R. Las decisiones políticas ya no pueden ser nacionales. Los ciudadanos pensarán que el Estado puede y debe ceder competencias si las organizaciones transnacionales que Las reciben son transparentes y democráticas: un Parlamento Europeo con poderes como los de los nacionales; un Gobierno responsable; un presidente de la Unión. Las opiniones públicas están un poco recelosas porque no está claro quién gestionará una competencia. No saben nunca quién toma una decisión concreta en Bruselas, si la Comisión, el Consejo.... mientras que en España saben que, bien o mal, es Felipe González y que si quieren pueden cambiarlo. A nivel europeo no está claro. Y debe aclararse.