Radicali.it - sito ufficiale di Radicali Italiani
Notizie Radicali, il giornale telematico di Radicali Italiani
cerca [dal 1999]


i testi dal 1955 al 1998

  RSS
dom 16 mar. 2025
[ cerca in archivio ] ARCHIVIO STORICO RADICALE
Archivio Partito radicale
Di Caro Roberto - 26 maggio 1995
GATTOPAARDO EL. BRUJA ELLA
OBRAS MAESTRAS ANUNCIADAS/EL CASO DI LASCIA

Una novela importante. La autora muere. Como Tomasi di Lampedusa. "Passaggio in ombra" ganará el premio más ambicionado?

Roberto di Caro

SUMARIO. El artículo habla de los aconteceres de Mariateresa Di Lascia, de su novela, de su muerte precoz. Se refiere a la posibilidad de que la novela gane el Premio Strega, al que ha sido presentada, sobre la opinión de los lectores, críticos, expertos, etc. Por último, reproduce, en forma de adelanto, algunas de las treinta páginas de la segunda novela de Di Lascia, como anticipo de su próxima publicación en "Linea d'ombra".

(L'Espresso, 26 de mayo de 1995).

"Sergio, sabes qué? dicen que he escrito otro "Gattopardo". Vaya hatajo de locos, has visto?". Así dijo Mariateresa Di Lascia ese febrero del 94, a la vuelta del primer coloquio con Gabriella D'Ina, directora editorial. Sergio D'Elia es su compañero desde hace seis años, cuando se conocieron en Rebibbia (1), él desasociado de Prima Linea (2), ella activista y diputada radical que se ocupa de los problemas de las cárceles; "Passaggio in ombra" es todavía un tocho escrito a máquina que Adelphi, entre pareceres dispares de sus consultores, no ha publicado; en el texto hay cosas por resolver, cosas de editing ligero, pero ahora ya es seguro de que Feltrinelli lo publicará. "Sí, yo le dije, por instinto, que al leerlo había pensado en Tomasi di Lampedusa" (3), recuerda Gabriella D'Ina; "y a decir verdad, ella no me pareció tan contenta. Estaba perpleja, es más se retraía, no se reconocía en ello".

Cuando, exactamente un año después, en la sala de Ripetta, en Roma, durante la presentación de la novela, Stefano Giovanardi la compara a Tomasi di Lampedusa en virtud de ese "poder de salvación absoluto que para ambos la Forma ejerce", Mariateresa ya no está: murió el 10 de septiembre, a cuarenta años, de cáncer. Pero evidentemente, los recursos de la historia deben tener una rara necesidad: "Passaggio in ombra" se presenta esté año al Premio Strega (4) precisamente como aquel "Gattopardo" que lo venció en 1959, también "opera prima" publicada póstumamente por el mismo Feltrinelli tras el rechazo que en la Einaudi le había opuesto Elio Vittorini (5). Venderá el premio Strega esta historia coral de niña y adolescente en el Sur entre el amor de las mujeres, su madre y su tía, y el abandono de los hombres, su padre y su primo que ama? (6) Lo dirá precisamente Mariateresa. No, no por presunción sin fronteras. Sino por puro juego, riendo con los amigos. Porque "la bruja" era ella. "Por esa especialísima capacid

ad", cuenta D'Elia, "de penetrar tan profundamente en la personalidad de las personas que lograba prever los comportamientos, anticipar los acontecimientos, leer los destinos, convencida como estaba de que el destino de una persona está escrito en su carácter y personalidad". Un nombrecillo, "la bruja", que le había enganchado Marco Pannella, con quien trabajaba desde hacía más de una década, vicesecretaria del partido radical en el 82, coordinadora del referéndum contra la energía nuclear en el 87, diputada durante pocos meses ese mismo año. Ultima concreta herencia política de Mariateresa, la asociación "Que Nadie Toque a Caín" para la abolición de la pena de muerte en todo el mundo antes del año Dos mil.

Anecdótica la broma sobre el Premio Strega. Aunque Mariatersa le hubiese hecho caso probablemente al juego de las señales y de las correspondencias, ella que a ratos muertos se interesaba por la astrología y que, cuando era estudiante, había dejado tras un par de años la facultad de Medicina para frecuentar la Luimo, el libre ateneo de los homeópatas. Pero, sin lugar a dudas, son otros los juegos con los que se vencen los premios de narrativa.

UN LIBRO, A LO MEJOR DOS

Cuando quien compite no puede estar presente para tejer los hilos del consenso, o a negarse con alteridad a las campañas electorales entre los jurados, a conceder entrevistas sútilmente pérfidas contra los adversarios, a trepidar para entrar entre los cinco finales o en el recuento de votos la noche decisiva, entonces la anomalía es tal que genera perplejidades y polémicas. " Qué podemos decir? Es difícil la competición con un puro espíritu, con un fantasma. Por otra parte es lo que esperaba el editor. Y entra en el marco de aquellas astucias de las que viven, para bien o para mal, los premios literarios". No hay verdadera irritación en lo que dice Luca Canali, concursante del Premio Strega con su "Nei pleniluni sereni" editado por Longanesi, autobiografía apócrifa de Lucrezio, el poeta latino de cuya vida no sabemos nada o casi. En todo caso, explica, la incomodidad de quien ha leído "Passaggio in ombra", no le ha gustado el "realismo de la narración que puede resultar aburrido", ha concluido que "es como s

i hubiese dos libros en uno, no resueltos el uno en el otro. Si hubiese tenido la suerte de vivir, entonces Di Lascia hubiese podido desarrollar su verdadera, fuerte inspiración, esa vena visionaria conducida hasta las últimas consecuencias en páginas hermosísimas de la novela, como con ligereza extraordinaria escribe de los infelices del mundo, de los "niños con ojos tártaros", de las mesas de la vivisección".

Dos novelas en una, como dice Canali? La crítica es más insidiosa. Dicen que, precisamente al contrario, la presencia conjunta, la congruencia y la fusión de dos registros narrativos entre ellos lejanos es la grandeza inesperada de "Passaggio in ombra" para los que apuestan por la candidatura Di Lascia. Es decir, para aquellas personas que, en tiempos distintos y cómplices, la pasión, la casualidad, la mismísima muerte de Mariateresa, han concurrido a transformar una buena novela en un best seller anunciado (8 mil copias la primera edición, 40 mil actualmente, y el boom está por llegar). Stefano Giovanardi, que ha escrito de ella como "una de las obras más importantes de este confuso final de siglo", y con él otro de los dos padrinos de "Passaggio in ombra" en el Strega, Antonio Tabucchi: que desde "el contraste entre una estructura 'ottocentesca' y fragmentos oníricos y visionarios hasta la tradición totalmente ajena" hace que descienda el "clima extraordinario" de la novela. Adriano Sofri, que ha seguido

la redacción, lector escuchado, un capítulo tras otro entre el 88 y el 92: y hoy una minuciosa comparación evoca "Menzogna e sortilegio" de Elsa Morante. También "Passaggio in ombra" es el libro exento de Historia "Pues se bastan a sí mismas las historias de sus mujeres del sur", la madre Anita y la tía Peppina Curatore, y Giuppina y las demás que constelan la narración. Raffaele La Capria, impulsado a la lectura por su esposa Ilaria Occini, amiga y compañera de batallas de Mariateresa es el primero que declama, en "Il Corriere", su desconcierto por un texto en el que reconoce "la misma vibración apasionada, la misma energía femenina, la misma cognición del dolor de Elsa Morante y Annamaria Ortese".

Basta para ganar el Premio Strega? Luigi Malerba, concursante de la poderosa Mondadori, para más inri: "No leo nunca, antes, los libros contra los que compito, para no verme obligado a dar mi opinión" huye Malerba. Compiten en esta cuarenta y nueve edición del premio que fue de Maria Bellonci y ahora bajo la dirección de Anna Maria Rimoaldi, Marisa Volpi ("Congedi", Giunti editore), Dario Bellezza ("Nozze col diavolo", Marsilio), Maria Orsini Natale ("Francesca e Nunziata", Anabasi), Giampaolo Rugarli ("L'infinito, forse", Piemme), Elisabetta Rasy (Ritratti di signora", Rizzoli). La selección de los cinco finalistas tendrá lugar el 15 de junio. En julio, el recuento final de los votos de los 450 jueces. "Ah, es imprevisible, el premio Strega", anota La Capria: "es romano, es decir bizantino, y a veces lo gana quién no tiene de su parte al establishment del Premio ni la potencia de un editor acostumbrado a moverse entre laberintos de intrigas". Y Feltrinelli no está muy acostumbrado, con ello concuerdan amig

os y enemigos.

IDENTIFICACION DE UNA ESCRITORA

Machacan los libros transformándolos en casos literarios, pero decretan el éxito comercial. Así funcionan los premios, y al final todos están contentos. Un juego de las partes que la muerte de Mariateresa descompagina drásticamente. Esa muerte, sin embargo, no es un episodio ajeno al libro, un elemento a su manera ocasional capaz de transformarlo en bestseller. Era ya en "Compleanno", su primer cuento, historia verdadera de una amiga suya que murió de cáncer a 54 años. Y es, el sentido de muerte, dentro de "Passaggio in ombra". En donde escribe, desde la primera página: "Se me llevarán, por estas estrechas escaleras de los edificios modernos, y tendrán que bregar mucho para vaciar todos los trastos que han compuesto mi vida". Y en ese su declarar haber recorrido "enterito el camino de la disolución y de la degradación". El suyo? Mariateresa Di Lascia no era así. Le daba pánico el espacio lleno, lejos de amontonar trastos. Era lo contrario de la abulia y la resignación de su personaje, el yo narrador, Chiara

. Y sin embargo Chiara es ella. Es su madre esa Anita que la tuvo sin haberse casado, la "comadrona", la obstétrica en un pueblecito entre Pulla y Lucania, la mujer concreta, determinada, para la que una cosa pensada es un hecho en menos que canta un gallo: como para la auténtica Mariateresa. Y es su padre, ese Francesco D'Auria que ha escrito en los genes la irresuelta inane megalomanía: visionario como la auténtica Mariateresa. "En el libro se ha narrado tal y como le daba pánico convertirse: aplastada entre la épica de lo posible y la pomposa inconsistencia de los D'Auria, es decir de los Di Lascia", explica D'Elia. "Pero ella era una feliz mezcla de ambos caracteres".

Mal carácter tenía. Le encantaba repetir que "una pelea no se le niega nunca a nadie". Pero D'Elia dice que era agresiva, sí, pero violenta nunca. Que esta era su manera rigurosa de cultivar las relaciones con los demás, dando y pidiendo lo mejor. Que para ella la verdadera inteligencia era la de los sentimientos, y las 260 páginas de la novela están ahí para demostrarlo. "Para eso había escrito el libro: para que la amaran quienes lo lean". Sin piedad, Mariateresa Di Lascia? "Es envidioso", comentó ella cuando Giuseppe Pontiggia expresó dichas dudas sobre la novela como para hacer decidir a Adelphi que no lo publicase. Pero tuvo en cuenta sus objeciones a la estructura del texto, quitó algunos capítulos, escribió y cambió otros. "Por otra parte, en su vida y actividad política había sufrido más de una negación a su identidad y a su valor, como cuando en el 90 Mauro Mellini se negó a presentar su dimisión como diputado para dejarle el puesto, tal y como había sido pactado" (7).

De "Passaggio in ombra" que estaba a punto de salir publicado, casi se había olvidado: "El 'escrito', había anotado un día, puedo no cultivarlo. El 'escribir' me crece dentro como una necesidad". Estaba trabajando en su segunda novela, que consideraba su verdadero debut: "Le relazioni sentimentali", se titulaba. Quedan unas treinta páginas escritas, y tres hojas llenas de cuaderno, apuntes sobre la personalidad de las tres hermanas protagonistas: "Gilda: el egoísmo, lo fatuo, la belleza arrogante que pasa por encima de lo que sea y coge, como un robo, todo lo que pueda serle útil. Gemma: la poesía, lo intangible del núcleo vital, el amor, la sexualidad como arte. Gabriella, la necesidad insaciable de ser amada..."

GEMMA, GILDA Y GABRIELLA

de Mariateresa Di Lascia

Este es un fragmento de "Le relazioni sentimentali".

Iba a ser su segunda novela, pero a Mariateresa

Di Lascia sólo le dio tiempo a escribir 30 páginas.

La revista "Linea d'ombra" las publicará en su

próximo número.

Cuando Gemma Tartaglia y sus hermanas bajaban por la cuesta de Santa Teresa con la cara ardiente de animación y se perseguían llamándose entre ellas con breves voces felices, mientras se iban enseñando ahora el escaparate de una tienda ahora el anuncio de una película, los hombres se giraban al pasar y las miraban con los ojos contentos, como si acabase de desfilar una maravillosa procesión.

Si, a veces, alguno de ellos, mientras vendía tabaco de contrabando o arreglaba los periódicos del quiosco a lo largo de la calle Toledo (a esa hora de la mañana, brillante como una cinta o como un espejo de mil reflejos), alargaba las manos mientras pasaban, pillando el borde de las enaguas, no era por lascivia sino por la alegría en la sangre.

Ante esos hábiles zarpazos, ante esos piropos robustos como bendiciones, las chicas se reían, cada una con su risa especial, y la calle se llenaba de sonidos, como por las notas de un concierto al aire libre. Entonces, las enaguas coloradas se mezclaban debido a los movimientos apresurados de los cuerpos, y a esa intimidad bribona y locuaz que les unía. Así discurrían, como barquitas de pesca de colores, como si en la vida que se anunciaba una gran fiesta, hubiesen caminado siempre juntas, siempre con el mismo paso alegre.

Y sin embargo, si las hubieses visto en el umbral de casa, en esa hora adormecida en la que los ruidos se endulzan con una especie de preocupado silencio, y los autocares parecen acercarse a las paradas con más cuidado, te hubieses dado cuenta de lo grandes que eran las diferencias entre ellos.

La primera que bajaba por la calle era Gabriella, la más joven de las tres; desde ese momento se llegaba con antelación a las citas a las que los demás no irían. Se plantaba en el portal del edificio cuando las manillas del reloj aún no marcaban las ocho y arreglaba los últimos detalles: un botón de la muñeca por abrochar, un poco de polvo en los zapatitos brillantes de cromatina.

Desde la calle, a la que se asomaban los balcones floridos de la casa, llamaba gritando a sus hermanas. Contestaba siempre Gemma. " Qué está haciendo Gilda?" le preguntaba Gabriella, mirando hacia arriba, mientras los mechones de cabellos finos, agrupados en dos coletas, le caían a ambos lados de la cara. " Ha salido ya del cuarto de baño? Noooo? Aún se está pintando ... Pues podríais decirlo claramente que queréis llegar tarde y así me voy yo sola. «YO tengo los deberes en clase!".

"«No, no, espera, que bajo!" le suplicaba Gemma, que tenía que pasar a recogerme. Durante los años de colegio, y en los que siguieron en la universidad, no llegó tarde ni una sola vez, a pesar de que, echando la vista atrás hacia esas escenas matutinas no sé cómo se las arreglaba.

Ya se habían encaminado por el callejón que da a la cuesta de Santa Teresa, cuando se oía llegar la voz de Gilda.

"«Chicas!" apostrofaba con acento impostado y musical, como una dama que llama a su corte de doncellas. " Me dejáis sola? Ya estoy lista!".

En ese incendio de luz, si se giraban para mirarla por encima del balcón no distinguían nada, salvo un reflejo de melena rojiza que brincaba veloz, mezclándose con los rayos del sol.

Cuando por fin Gilda bajaba, mirando a su alrededor con ojos dorados, y procedía solemne por la calle con paso ligero y sacio propio de ciertos gatos de raza, por un instante todo cobraba el aspecto inmóvil de un cuadro...

N.d.T.

(1) Rebibbia. Cárcel que se encuentra en Roma.

(2) PRIMA LINEA . Organización terrorista de izquierdas de la que Sergio D'Elia fue dirigente.

(3) PRINCIPE DI LAMPEDUSA. TOMASI DI LAMPEDUSA GIUSEPPE . (Palermo 1896 - Roma 1957) escritor, célebre por su novela póstuma "Il Gattopardo" (1958), representación de la aristocracia siciliana del resurgimiento. Es una parodia de uno de los males más profundos de Italia: aparentemente hay mucho revuelo, en realidad, no cambia nada.

(4) PREMIO STREGA. Premio literario. Strega es el apellido de uno de los editores. Pero en italiano la palabra Strega quiere decir asimismo: Bruja.

(5) VITTORINI ELIO . (Siracusa 1908 - Milán 1966). Escritor. Divulgó la narrativa americana de los años 30 con una famosa antología en 1942. Autor de la famosa novela "Uomini e no". Organizador cultural, fundó en la postguerra la revista "Il Politecnico". Entró en controversia con Togliatti. Abandonó el Partido Comunista Italiano (PCI) y se sumó al Partido radical del que fue presidente tras la escisión junto al grupo de la Izquierda radical de Marco Pannella.

(6) Mariateresa Di Lascia ganó el Premio Strega.

(7) Es tradición entre los radicales que el cargo de diputado sea rotatorio para renovar siempre la acción política.

 
Argomenti correlati:
stampa questo documento invia questa pagina per mail