1) todas las drogas son nocivas, inclusive las legales2) algunas drogas son más nocivas que otras, independientemente de que sean legales o no
3) algunas drogas alteran más que otras la conciencia, y por lo tanto pueden representar un peligro incluso para terceras personas, si dichas drogas están acompañadas por determinados comportamientos (por ejemplo, conducir un medio de transporte);
así pues, el objetivo de una política sobre la droga, es decir de un sistema de leyes y de servicios públicos debe ser:
a) la reducción del consumo de drogas, y en particular de las más dañinas directamente (para el consumidor) o indirectamente (para la sociedad).
b) la reducción de los daños relacionados con el consumo de drogas
c) la eliminación de daños provocados involuntariamente por una política ineficaz (en la que sea peor el remedio que la enfermedad).
Si estamos de acuerdo con la definición del problema político (qué conjunto de leyes y servicios es más eficaz para conseguir los objetivos a, b y c) desaparece la necesidad de discutir la cuestión moral ( es justo drogarse?, se puede hablar de libertad de drogarse?, tengo derecho o no a hacer cosas erróneas?); desaparece también el inevitable desacuerdo sobre las consecuencias sanitarias, psicológicas, toxicológicas, de ciertos comportamientos; desaparece la interminable anamnesis de las raíces sociales, familiares, culturales y geográficas, sobre el uso de esta o aquella sustancia. Queda la pregunta esencial: cuál es la mejor manera de obtener los objetivos comunes que nos proponemos?. Qué es mejor Washington, capital de la represión o París, capital - según la promesa realizada ayer por la ministra de sanidad francesa, Giorgina Dufoix - prevención?. Qué funciona mejor Liverpool o Milán?. Naturalmente las variables, con respecto a todo instrumento propuesto son múltiples, por lo menos tanto cuanto los
objetivos que nos proponemos (que para simplificar los he reducido a tres, abc). Por ejemplo, admitamos que con la legalización, el número de consumidores de drogas actualmente ilegales se duplique. Si las muertes a causa de la droga se redujesen a la mitad, y los toxicodependientes no acabasen en la cárcel por delitos contra el patrimonio, y el número de casos de Sida se redujese a cero entre los consumidores de heroína, nos podríamos dar por satisfechos?. Tal vez Tedoldi no, porque considera que el Sida, por ejemplo, es una medida disuasoria útil contra el consumo de droga y por lo tanto consideraría esta reducción a cero una grave desventaja.
Así pues, se razona en términos de Producto Nacional Bruto de drogados (digámoslo así) y no de Indice de Calidad de Vida de los prohibicionistas y antiprohibicionistas y gracias al cielo esta conferencia droga no se clausuraría. Pero al menos sabríamos concretamente de qué estamos discutiendo.
Final de la primera parte.