Luxemburgo, 15 jun (EFE).- El ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Atienza, mostró hoy, jueves, en Luxemburgo, su confianza en que no se reproduzcan los enfrentamientos entre pescadores franceses y españoles que se produjeron el año pasado en la campaña del atún por la utilización de redes de enmalle a la deriva. Atienza señaló a la entrada del Consejo de ministros de Pesca que la reglamentación comunitaria que sólo permite una longitud máxima de 2,5 kilómetros en las redes de deriva, será acatada por los barcos comunitarios que faenan en el golfo de Vizcaya.
"Espero que durante los dos próximos dos meses la pesca del bonito no presente problemas, ya que hemos sentado las bases para que se respete la normativa comunitaria", dijo el ministro.
Con objeto de evitar los problemas que surgieron el año pasado entre buques españoles y franceses durante la "costera" del bonito, la Comisón ha enviado un navío a la zona de pesca para que los inspectores comunitarios puedan asegurarse de la eficacia de los controles de los Estados miembros.
Durante la temporada de pesca de 1994, barcos españoles dirigieron a puerto un barco francés, el "Gabrielle", tras haber comprobado que faenaba con redes de deriva que excedían con mucho de los 2,5 kilómetros permitidos por la legislación comunitaria.
Luis Atienza se refirió también al estado de las negociaciones del acuerdo de Pesca con Marruecos y afirmó que "la postura española coincide con la que ha expresado la Comisión a través de la comisaria de Pesca, Emma Bonino.
"Creo que las posiciones se han aclarado lo suficiente para que se puedan producir avances en las próximas semanas", dijo Atienza.
Bonino se reunió el pasado fin de semana con el presidente del gobierno español, Felipe Gonzalez, para tratar los problemas que separan todavía las posiciones comunitarias de las marroquíes.
La comisaria Bonino tiene previsto viajar mañana, viernes, a Rabat para llevar una propuesta conjunta de los Quince, que pasaría "irremisiblemente" por una reducción de los barcos que faenan en el caladero marroquí, según fuentes comunitarias.
En la última ronda negociadora celebrada en Rabat apenas se lograron avances, lo que agudizó el descontento de los pescadores españoles, cuyos barcos se encuentran amarrados desde el primero de mayo, fecha en la que tenía que haber entrado en vigor el nuevo acuerdo.
El recorte de las capturas realizadas por los barcos comunitarios en aguas marroquíes es el pricipal punto de discordia, ya que ese país pide fuertes reducciones que oscilan entre el 30 y el 65 por ciento.
Marruecos pide además el desembarco obligatorio del pescado en sus puertos, que se aumente hasta el 35 por ciento el volumen de tripulantes marraquíes en los barcos comunitarios y un periodo de dos meses de parada biológica.
