Comunitarios y marroquíes comenzaron el debate sobre las posibilidades de pesca en aguas de Marruecos con signos de flexibilidad por ambas partes, según fuentes próximas a la negociación.

Se advierten "ligeros progresos" en la negociación, que ha entrado por fin en la cuestión clave, indicaron fuentes comunitarias, Fuentes marroquíes aseguraron, sin embargo, que la posición de Rabat no ha variado desde el inicio de las conversaciones, ya que insistieron en que su oferta de reducción de capturas no es negociable porque se ciñe a las posibilidades reales de pesca que tienen los caladeros.

El jefe de la delegación comunitaria, John Spencer, destacó la voluntad de las dos partes en mostrar "más flexibilidad", aunque señaló que todavía no se ha comenzado a hablar de cifras concretas.

El director de Pesca marroquí, Mohamed Rami, consideró, por su parte, que se trata de un acuerdo muy complejo que requerirá una larga negociación.

Spencer, que ayer, miércoles, se entrevistó con la comisaria europea de Pesca, Emma Bonino, para examinar el estado de la negociación, dijo que espera que esta sexta ronda logre concluir el acuerdo y no quiso comentar la posibilidad de que se convoque una séptima ronda a celebrar en Rabat, tal como se ha sugerido en la delegación marroquí.

Bonino no participa directamente en la negociación, pero sigue los pormenores de la misma a través de sus colaboradores y, en caso de bloqueo, podría tener un contacto político con las autoridades marroquíes para dar un impulso al proceso.

El anterior acuerdo (1992-95) necesitó once rondas negociadoras, recordaron fuentes comunitarias.

Mañana, viernes, se cumplirá una semana de negociaciones sin apenas progresos, salvo en puntos técnicos menores, y ambas partes reconocen que el acuerdo no está cercano.

Las principales divergencias se centran en el nivel de capturas de cefalópodos (pulpo y calamar) y en arrastre norte (merluza y gamba) para lo que los marroquíes exigen reducciones del 65 y el 50 por ciento, respectivamente, alegando razones de supervivencia de las existencias.

La Comisión Europea acepta el principio de reducción, pero en proporciones mucho menores, aún sin cuantificar oficialmente.

Los otros dos puntos más conflictivos son la exigencia marroquí de que la pesca se descargue en sus puertos y de que un 35 por ciento de la tripulación de los barcos que faenan en sus aguas sea marroquí, condiciones también rechazadas por los comunitarios.