Por Pilar Valero Bruselas, 19 ago (EFE).- La suspensión de las negociaciones del Acuerdo de Pesca entre la UE y Marruecos hasta el próximo viernes refleja una situación de bloqueo, lo que obligará a utilizar como arma de presión política la negociación del Acuerdo de Asociación que se reanuda en septiembre.
Comunitarios y marroquíes decidieron anoche "marcar una pausa" para procecer a las "consultas necesarias" y convinieron continuar la sexta ronda negociadora del Acuerdo de Pesca en Bruselas a partir del 25 de agosto.
La comisaria europea de Pesca, Emma Bonino, reconoció ayer, sábado, en rueda de prensa, que la gran divergencia de posiciones hacía, aunque "teóricamente posible, prácticamente improbable" que se pudiera concluir un Acuerdo de Pesca con Marruecos antes del primero de septiembre.
Esa fecha había sido marcada como objetivo al inicio de las negociaciones para que los navíos comunitarios, principalmente españoles, pudieran empezar a faenar en el caladero marroquí.
Aunque las negociaciones del Acuerdo de Pesca y de Asociación se han desligado oficialmente, las dos partes reconocen que la solución para ambos puede ser global, pues mientras la conclusión del primero interesa a los comunitarios, el segundo es vital para la modernización de la economía marroquí a través de las millonarias ayudas comunitarias.
Por ello, es muy probable que durante las próximas semanas se realicen consultas políticas a alto nivel para desbloquear el acuerdo de pesca y dar un impulso al de Asociación.
En los ocho días de negociaciones en Bruselas para el Acuerdo de Pesca los marroquíes se mantuvieron inflexibles en exigir la reducción en los próximos tres años de las capturas de cefalópodos (pulpo y calamar) en un 65 por ciento, de arrastre norte (merluza y gambas) en torno al 50 por ciento y del 30 por ciento en palangre.
Los comunitarios aceptan el principio de la reducción escalonada pero quieren que los recortes no superen el 21 por ciento.
Marruecos reclama, asimismo, que haya un 35 por ciento de marineros marroquíes en los barcos comunitarios que, en lineas generales, triplica lo existente hasta ahora, y que el desembarco de la pesca se realice de forma obligatoria en sus puertos, condiciones ambas que son rechazadas por Bruselas.
Los ocho días de negociaciones solo sirvieron para lograr pequeños avances en puntos técnicos, como el sistema de control de las capturas o la cooperación científica o en formación de marineros marroquies.
Bonino explicó, además, que la negociación había chocado con diferencias profundas sobre el método de trabajo a seguir, pues mientras los comunitarios querían empezar a plasmar en un borrador los puntos de consenso, dejando entre paréntesis los desacuerdos, los marroquíes no quieren empezar a escribir hasta que no haya acuerdo global.
El acuerdo de pesca con Marruecos, el más importante que tiene la UE con un país tercero, afecta a unos 650 barcos comunitarios, de los que 600 son españoles y el resto portugueses, que están amarrados desde el primero de mayo y que tienen unos ocho mil tripulantes, mil de ellos marroquíes.