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Conferenza Emma Bonino
Partito Radicale Maurizio - 10 dicembre 1995
LA REVISTA de El Mundo, pag. 24/30, foto Bonino

EMMA BONINO

"Ya sólo nos quedan sardinas"

La pesca le trae a mal traer y, también, la la lecho famosa en España. Famosa por una negociación inacabable de los socios comunitarios con los vecinos del Sur. Ahora los pescadores han vuelto al banco sahariano, aunque les han recortado las redes y cada año capturarán menos pescado. Y eso que a Emma Bonino, la comisaria de Pesca de la Unión Europea, le gusta el pescado, pero no lo compra -le parece incoherente- y rechaza un plato de chanquetes como si fuera una provocación. Una provocación como la que le metió en política, en las filas del Partido Radical allá por 1976, en la batalla italiana del aborto.

Entrevista por Carmen Rigalt, Fotografías de Begoña Rivas

Habíamos quedado sin quedar del todo. Para ser exacta, habíamos quedado a través de Paca Sauquillo, que se comprometió a ponerme en suerte a la comisaria durante una de sus breves estancias en Madrid. Emma Bonino había aceptado de buena gana la propuesta de Sauquillo, pero su agenda estaba tan apurada de minutes y segundos que haste el último momento, es decir, haste que no la vi hundiéndose en el sofá, dispuesta a dedicarme una hora de su tiempo, no tuve la certeza de poder entrevistarla.

Emma acababa de atender a un periodista radiofónico que le había sacado las uñas y venía alga crispada, con los músculos del cuerpo retorcidos como la cepa de una vid. "Dichosa pesca", murmuró mientras encendía un pitillo rubio y se dejaba caer sabre el respaldo del sofá. "Sí, dichosa pesca" respondí yo con la inútil pretensión de agradarla. Son tonterías que se dicen a veces para entrarle bien al entrevistado, o simplemente para no enfadarle más, y a mí se me ocurrió aquello como se me podía haber ocurrido decirle que llevaba una blusa muy bonito. La cosa quedó ahí. O sea, quedó en la pesca, no en la blusa, aunque para no complicarlo más me apresuré a pulsar la tecla del magnetofón y comencé la entrevista sin preámbulos. Emma se pasó entonces la mano por la frente como queriendo olvidar los agobios y exhaló una large bocanada de humo, una de esas bocanadas furiosas que parecen sacadas de la viñeta de un cómic, y su nerviosismo salió despedido con el humo. "Va bane", dijo recolocándose el collar de perlas

. Fue dicho y hecho. A partir de ese momento empezó a sonreír.

Emma Bonino es una especie de lagartija que vayviene par lavida (por los aeropuertos de la vida) con una diligencia poco común. Esa extraordinaria ligereza física, unida a su verbo disparado y resuelto, hacen de ella una mujer singular. A los politicos varones siempre los deja atrás, con el paso cambiado. No es ninguna metáfora. Sucede sencillamente que mientras la mayoría de los politicos se recrean en el cargo y caminan con la solemnidad de un paso de semana santa, Emma Bonino anda siempre acelerada, con las espaldas alga vencidas par el vaivén del trabajo. Resumiendo: su cuerpo es menudo pero huracanado, y su rostra, mitad dulce mitad recio, parece un aguafuerte de colores otonales.

Pregunta.-Desde ahora, comisaria, comeremos menos pescado.

Respuesta.-No hay que dramatizar. También antes se comían cosas que ahora no comemos.... Además, el único pescado que nos queda son las sardines, pero las sardinas no las quiere casi nadie. Créame, a mí me gusto macho el pescado, aunque no lo compro porque me parece... incoherente. Lo que pasa es que cuando estoy fuera de casa me lo ponen en el plate como provocación.

P-Usted declaró una vez: "No sé nada de pesca". Eso sí era una provocación...

R- Cómo podía pretender salir en la prensa diciendo "sé macho de pesca"? No lo hubiera creído ni mi madre. No se trata de ser experto, porque los expertos te pueden ofrecer informes opuestos. Ocurre par ejemplo con el tema nuclear. Tanto entre los pro nucleares como entre los anti nucleares hay gente enteradísima, pero lo que se impone es hacer una elección política valorando los costos y los beneficios. Con la pesca sucede igual. Yo ahora sé macho de pesca. Las negociaciones han supuesto un curse acelerado. Qué digo acelerado: aceleradísimo. Pero mi criteria no ha variado porque desde el principio ha side un criteria politico.

P- Sabía usted que el fletán era un pescado? Muchos españoles nos enteramos de la existencia del fletan a raíz de los problemas con Canadá.

R-«Yyo! Yo no sabía que existía el fletán, como tampoco sabía que se pesca a ochocientos o mil metros de profundidad. Lo descubrí gracias al ministro Tobin, a quien par cierto tango que darle las gracias porque sus provocaciones políticas y electorales me obligaron a enterarme de todo. Pero le confesaré una cosa: todavía no he probado el fletán.

P-No fastidie. P-Bueno, es posible que lo haya probado sin enterarme, porque es un pescado que suele comerse congelado, en filetes, o como sucedáneo de otros pescados.

P-Me sorprende su sinceridad, Emma. Los políticos siempre hablan con la boca pequeña, en cambio usted... No sé, usted no parece política... Supongo que eso le traerá bastantes problemas. Cuando dice, por ejemplo, que los españoles hemos pescado mucho y mal...

R- Yno es verdad?

P-Sí, claro, aquí ha imperado la ley de la selva, pero a nadie le gusta que le llamen salvaje.

R-Los españoles no son peores que los demás, pero tienen una flota pesquera mayor y están en todas partes del mundo, así que suscitan unanimidad en la reacción. Mire, a mí me gusta mucho practicar la vela, y desde el punto de vista intelectual comprendo que cuando alguien está en mar abierta se siente dueño de todo... En tierra firme hay semáforos, autopistas, carriles.. En definitiea, hay reglas. Todo el mundo entiende eso. Sin embargo, la idea de la necesidad de reglas en el mar no se comprende fácilmente.

P.-Lo curioso del acuerdo con Marruecos son las agues del Sahara. Cómo es posible que la Unión Europea admita la soberanía de Marruecos en esas agues?

R-A mí me toca negociar con lo que existe. Si luego eso cambia, negociaré con otros.

P-Pero no existe ningún tratado internacional que legitime la soberanía de Marruecos sabre el Sahara.

R-Tampoco existe lo contrario. Yo no puedo decir que voy a negociar con alguien que no está reconocido, ni dejar el tema en el aire haste que se clarifiquen las cosas. Sería peor.

P-Dichosa pesca, Emma.

R-Sí, dichosa pesca. Hay días en que los periodistas me vuelven loco.

P- Prefiere hablar de su vida?

R-No me importa...

P-Usted nació en el Piamonte, en una familia pobre y campesina. Eso luce macho en una biografía política, no lo niegue.

R-Hay que decir toda la verdad. Mi familia era campesina, pero cuando yo tenía doce años la cosa se puso mal y dejamos la tierra para emigrar a un pueblo alga mayor, a diez kilómetros. Allí mi padre se hizo socio de una pequeña empresa de maderas. Mamá trabajaba de secretaria con él y nosotros, los tres hijos, íbamos a la escuela.

P-Seguro que era usted la típica niña repipi y sabihonda.

R-... A mi padre le costó macho entender la diferencia entre mi hermano y yo... E1 hubiera querido que mi hermano fuera un hombre abierto, agresivo, pero mi pobre hermano, siendo muy buena persona, una persona extraordinaria, tiraba más bien a introvertido y encima no le gustaban los libros... E1 cambio de papeles no cuadraba en los estereotipos de papá. Cuando dije que deseaba ir a la universidad, el hombre se molestó.

P- No quería que estudiara?

R-Mi hermano hacía Derecho en Turín, iba y venía todos los días y su carrera no resultaba costosa... Mamá convenció a papá de que yo podía hacer lo mismo, matricularme en Derecho y de peso, ayudar un poco a mi hermano. E1 case es que yo me empeñé en estudiar Filología, que era la única carrera que no se podía estudiar en Turin...

P-Usted lo que no quería era someterse a los planes de sus padres, claro.

R-En el fondo deseaba marcharme y lo conseguí. En Milán trabajaba y estudiaba, andaba a mi aire... También viajaba al extranjero y luego regresaba para hacer los exámenes. Ni siquiera me enteré del mayo del sesenta y echo. Vivía para demostrarle a mi padre que una hija podía triunfar. v aue irse a Milán no significaba perderse de prostitute en la calle. Pero no tenía inquietudes políticas. Mi madre dice que en el año setenta y cuatro, cuando el referendum del divorcio, fuimos juntas avatar, y si lo dice ella será verdad, pero yo no recuerdo nada. Fíjese lo poco motivada que estaba.

P-Todo empezó después, con la historia de un novio que dejó embarazada... Sí?

R-Sí, un novio muy simpático que afortunadamente no quiso casarse conmigo.

P- Por qué dice afortunadamente?

R-Porque los dos estamos muy bien como estamos ahora. Pero entonces era mi novio, y yo veía las cosas de otra manera. Un día quisimos hacer el amor, y como él era ingeniero y lo planificaba todo, decidimos ir al médico para que nos recomendara algún método de contracepción. En aquella época no era tan fácil tomar una decisión así, me refiero a hacer el amor sin casarse, pero nosotros lo hablamos largamente y dimos el peso. Aquel médico me volvió loco durante un mes, que si análisis, que si revisiones, haste que par fin me comunicó que era estéril. Fue un golpe duro, a nadie le gusto que le den una noticia como ésa, pero regresé a casa y me dije: bueno, habrá que lanzarse al sexo, la droga y el rock and roll... Al poco tiempo comprendí que el único estéril era el médico, porque yo me había quedado embarazada. Volví a su consulta y recuerdo que me dijo literalmente: si quieres mater una vida en flor, tienes que gastarte un millón de liras. Fue espantoso. Salí llorando, hablé con las amigos y descubrí que la

mayoría había tenido la misma experiencia y que todas habían abortado clandestinamente.

P- Usted también lo hizo?

R-Encontré la dirección de un médico en Florencia que cobraba treinta mil liras y allá me fui. E1 día que aborté, cuando volvía por la noche a Milán, en el tren, me sentía fatal. No hacía más que darle vueltas a todo... Digamos que ahí empezó la historia. Fui a un centre privado para plantear de nuevo el tema de la contracepción y me quedé de voluntaria. Mi trabajo consistía en asesorar a las mujeres para evitar embarazos, pero muchas llegaban tarde y yo les facilitaba el camino del aborto. Mi trabajo era legal, aunque colaborába con personas que eran criminales a los ojos de la ley porque practicaban abortos. Me integré en un centro de información del aborto y todo se fare politizando. Allí ejercían la desobediencia civil para forzar las cosas. Un día estalló todo. Detuvieron a las mujeres y dieron muchas órdenes de arresto.

P- A usted, qué le pasó?

R.-Yo había salido de Milán, pero al volver quería que me arrestaran y comuniqué que tal día, a las nueve de la mañana, me encontraría en mi pueblito, votando, porque se celebraban elecciones municipales. Llegó el día tal y no pasó nada. Me dirigí al presidente del colegio electoral, que había side mi maestro de escuela, y le dije: vengo a que me arreste. E1 tipo se negaba, "usted es buena chica, váyase enseguida, yo la protegeré", respondió. Después de mucho rogárselo. llamó a la Policía y me encarcelaron. Todo eso ayudó a promocionar la campaña de firmas que había lanzado el Partido Radical pidiendo un referéndum del aborto. Le estoy hablando de julio de 1976.

P-Ysu familia, qué decía?

R-Mi padre había muerto unos años antes. E1 día del arresto, sin embargo, descubrí a mi madre. Ese mismo día se casaba mi hermano y tuve que contar la verdad de todo para que no se llevaran un disgusto. Me arrestaron a las nueve y dejé allí a mi madre, que ya estaba vestida para la ceremonia, y a mi hermano, y a mi otra hermana, y a la novia... Fue un número. En la cárcel estuve incomunicada haste que me interrogó el juez. Un día me trajeron los periódicos y leí una entrevista con mi madre donde decía: "Mi hija es mayor, ha elegido su vida y asume su propia responsabilidad. No hace daño a nadie". Aquello me emocionó. Poco después vine a verme a la cárcel con mi hermana, que es una mujer que llora macho. Mi madre estaba muy entera y se presentó con dos paquetes. Los dos eran de ropa interior. En uno había camisetas de algodón, bragas muy grandes, muy feas, y en el otro lencería sexy. "Mira -me dijo- nunca he estado en la cárcel, de manera que no conozco las costumbres. Elige tú misma". Fue una idea diverti

dísima, no sé cómo pudo ocurrírsele... Desde entonces nuestra relación es fantástica.

P-... Ha tenido muchos romances, Emma?

R-Muchos no. Estoy en la media. Tengo cuarenta y siete años y he vivido tres relaciones importantes.

P-Yahora está casada con la política.

R-La política es una pasión, pero no olvide que en la política también hay hombres.

P- Qué le pareció la sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea contra la discriminación positiva hacia las mujeres?

R-Bien. A mí no me gusto la política de cuotas, me parece una solemne tontería. Es decir, comparto el objetivo, pero no el método. Las mujeres no somos una especie en vías de extinción, como los osos pandas. Toda medida de protección se vuelve en contra. Cuando en mi país decidieron protegernos macho, no pudimos ni trabajar la noche. Era la violación de un derecho fundamental. Yo soy la que decide dónde y cuándo quiero trabajar. Hay que impulsar la acción positive, no la discriminacion.

P- Es verdad que gana tres millones de pesetas mensuales y que el sesenta par ciento lo entrega al partido?

R-Sí, pero no me supone ninguna renuncia ni estoy predicando la pobreza. Vivo bien, y como no tengo hijos, para mí carece de sentido la idea del ahorro... Me gusto vestir de forma elegante, hacer vela... qué más puedo desear? Comprarme una case? No, par Dios.

P-Le propongo alga, Emma.

R-A ver: propóngame.

P- Le apetecen unos chanquetes? Está usted invitada...

R- Chanquetes? Qué son chanquetes?

P-Hum... Verá... los chanquetes son... Se imagine unos boquerones recién nacidos...?

R- Otra provocación? «Qué horror, mamma mia!

 
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