Bruselas, 3 feb (EFE).- La comisaria europea responsable de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino, reveló hoy, lunes, en Bruselas que al menos 200.000 refugiados hutus ruandeses se encuentran en el campo de Tingui-Tingui, al este del Zaire, lo que contradice las informaciones de que habían regresado a sus países. "Vengo del infierno", aseguró Bonino a la prensa tras su regreso esta mañana del Zaire, donde ha permanecido tres días, en los que se ha entrevistado "con las personas que no existían para los países más poderosos", que aunque cuentan con radares, "no los localizaron". Los refugiados sobreviven en "condiciones infrahumanas, con muy poca agua y casi sin alimentos", señaló Bonino, que concedió que su número "es muy difícil de cuantificar", así como el de los desplazados que se hallan en la selva, que podrían ser de 200.000 a 300.000. En los campos de Zabunga y Misin, el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados ha contabilizado 40.000 y 30.000 personas, respectivamente, que han comenzado a dirigirse al
de Tingui-Tingui, próximo a ellos, explicó. "No estoy cargando las tintas ni dramatizando", aseguró Bonino, que afirmó que hasta esta visita al Zaire "creía que tenía una amplia experiencia en campos de refugiados", pero "los espectáculos que he visto de personas que parecían esqueletos me hizo cambiar de parecer". La carencia de alimentos parece la razón fundamental de la muerte de los refugiados más débiles, por lo que apenas hay niños menores de tres años. La Oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO), algunos de cuyos representantes acompañaron a Bonino en su viaje, se ha comprometido a organizar la mejora de los últimos treinta kilómetros de la carretera que llega al campo de Tingui-Tingui, porque su actual mal estado impide la distribución de ayuda internacional. Bonino dijo conocer el contenido de una carta que con anterioridad a su entrevista con el gobierno zaireño éste había enviado el pasado primero de febrero al secretario general de la ONU, Kofi Anan, en la que solicitaba que se per
mitiera el regreso a sus hogares de los refugiados. En la misiva, el ejecutivo zaireñó alegó que otros países habían impulsado el retorno de los refugiados y nadie había protestado por ello por lo que se preguntaba porque los zaireños debían ser los únicos en dar asilo a los refugiados cuando éstos causan múltiples problemas. Sin embargo ahora, "tras comprender la razón de mi misión", los representantes del gobierno zaireño, con los que se entrevistó, "se mostraron dispuestos a cooperar para resolver el problema de los refugiados". "Voy a llamar a todas las puertas e instancias, comenzando por la UE, pero también al secretario general de la ONU" para que se solucione la situación de los refugiados, advirtió. "Lugares como los que he visitado son los que ponen en entredicho la credibilidad de la ONU y su presupuesto, así como hacen dudar de los valores que rigen nuestra sociedad", aseguró. En alusión a la decisión internacional de no enviar tropas al Zaire para garantizar la llegada de la ayuda humanitaria a
los refugiados y proteger a las organizaciones no gubernamentales, insistió en que "los países occidentales no han hecho nada para frenar esta situación inaceptable".