EL AZOTE DE BRUSELAS

CARLOS SEGOVIA - CORRESPONSAL BRUSELAS

Ha sido como en su loca década de los setenta, cuando llamaba a la prensa en Italia para que presenciaran la interrupción de un embarazo, como protesta contra la prohibición legal del aborto. Una vez participaba en una campaña en favor del aborto, otra contra la energía nuclear y contra el desarme...

Emma Bonino, 49 años, fue ayer fiel a sus viejos tiempos de activista y volvió a verse entre rejas, pero con la satisfacción de que esta vez estaba con ella la CNN.

"Seguro que ella planificó todo para forzar que la detuvieran", comentaban ayer algunos eurofuncionarios envidiosos de cómo Bonino rompe un día sí y otro también con la imagen gris y burócrata de la Comisión Europea a la que pertenece.

En enero de 1995, Bonino asumió el primer puesto de responsabilidad de su vida: comisaria responsable de Ayuda Humanitaria, Pesca y Política de Consumidores. Su nombramiento se produjo en el último minuto y a petición del entonces jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, en agradecimiento al polémico apoyo parlamentario prestado por el Partido Radical de Bonino. Desde entonces se ha convertido en el rostro más popular de la Comisión Europea.

Se ha reunido con los pescadores gallegos bajando espectacularmente suspendida de un helicóptero; se ha enfrentado al todopoderoso Laurent Kabila en un díficil viaje al este de Zaire; ha tenido el arrojo de visitar cárceles repugnantes en Ruanda y hasta la osadía de coquetear con Manuel Fraga.

No duda en molestar a China reivindicando el atropello del Tibet, y fue la primera en criticar el pasado año a los talibanes, cuando el resto de la Comisión Europea y Estados miembros los consideran "un mal menor" comparado con los proiraníes.

La acusan de frívola e irresponsable, pero el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, le ha encargado la gestión de más de medio billón anual de pesetas para repartir ayuda humanitaria en el mundo y el control de la política de consumo para que nunca más se repita el descontrol de la enfermedad de las vacas locas. La elección de la italiana para lidiar con el problema de la enfermedad vacuna se produjo a principios de este año con el fin de que el Parlamento Europeo diera un voto de confianza a la Comisión Europea. Santer pensó que, con Bonino, los eurodiputados creerán que por fin habrá alguien que se preocupe más de la salud humana que de los altibajos del precio de la carne.