»SIEMPRE QUISE SER MINISTRA

PEPA ROMA

Después de Jacques Delors no ha habido otro comisario al que los europeos identifiquen por el rostro como Emma Bonino. Veterana del Partido Radical italiano y de mil batallas por temas como el hambre en el mundo, el sida o la legalización de las drogas, ha sabido incorporar a su nuevo empleo institucional los golpes de efecto que aprendió en la política. El último fue desafiar la prohibición de visitar un hospital de Kabul y ser detenida.

Dice que ni siquiera se enteró de las protestas de 1968 y que su interés por la política era nulo hasta que vivió la injusticia y la humillación en sus propias carnes: un aborto clandestino en 1976. Desde entonces, basta nombrar una causa y es casi seguro que Emma Bonino, de 49 años, ha hecho campaña por ella. En esta entrevista, la comisaria declinó opinar sobre algún tema como el proyecto de Lionel Jospin de reducir la jornada laboral en Francia.

Irrumpir entre las mujeres confinadas en un hospital de Kabul con un ejército de fotógrafos y televisiones, entre ellas la CNN, no es sólo un acto para la galería?

Siempre me hago acompañar por la prensa en ese tipo de viajes. Es verdad que es una acción para llamar la atención. Pero es la única forma de que el mundo se fije en un problema del que nadie se ocupa. Desde la toma de poder de los talibanes en Kabul, me parecía increíble que la comunidad internacional permaneciera cruzada de brazos ante la insoportable situación en la que se encuentran millones de mujeres afganas.

Alguien tan poco institucional como usted, cómo se siente en medio de todos esos burócratas de Bruselas?

Me siento fantástica. Tengo la suerte de llevar unas carteras que me permiten seguir con las mismas campañas de antes. Por ejemplo, me pasé años de mi vida luchando contra las minas antipersonas, o a principios de los ochenta me dediqué a hacer campaña en toda Europa para la erradicación del hambre en el mundo, y todo eso son cosas que sigo haciendo como comisaria para Ayuda Humanitaria. Además, siempre quise ser ministra. La calle para mí no fue una elección, sino una obligación.

Hasta que Berlusconi la sacó de la calle y la encumbró.

Yo había ido a Nueva York como delegada del Gobierno italiano y me encontraba con pancartas por las calles haciendo campaña contra la pena de muerte cuando me llamaron para comunicarme el nombramiento de comisaria.

Es el impuesto revolucionario que tuvo que pagar Silvio Berlusconi a Marco Pannella para obtener el apoyo del Partido Radical?

Sí, supongo que sí, porque Berlusconi barajaba otros candidatos.

Sabían cuando se aliaron con Berlusconi, al que presentaron como el renovador de la vida política italiana, que podía terminar procesado por corrupción?

Sólo pudimos aliarnos con él porque la izquierda no nos quería. Pero me pregunto por qué se procesa a Berlusconi y no al partido comunista, para el que existen también razones.

Todas esas acciones, como hacerse detener repartiendo jeringuillas para los drogadictos en las calles de Nueva York, tienen alguna ideología global detrás?

Nuestro propósito es afirmar los derechos y deberes civiles del individuo. En el tema de la droga, por ejemplo, hasta dónde puede intervenir el Estado en tu vida personal si no hay un crimen o un culpable? Estamos por la legalización de todas las libertades individuales. Nosotros defendemos al individuo como centro de toda acción política. El Estado debe estar al servicio del individuo, y no al revés.

Está más cerca del anarquismo o del neoliberalismo?

El Partido Radical Transnacional, que así es como se llama ahora, no tiene nada del anarquismo. Somos liberales en el sentido de que creemos que el Estado pesa demasiado. Por ejemplo, no sé por qué se impide que un individuo negocie directamente su contrato de trabajo con el empleador sin contar con los sindicatos.

No sería la ley de la selva si cada trabajador tuviera que enfrentarse solo ante la gran empresa? Ése parece un programa ultraliberal.

Ultra no sé, pero liberal sí. Hay que llevar la flexibilidad laboral al máximo para hacer frente al desempleo. El individuo debe responsabilizarse, aprender que no es el Estado el que tiene que darte trabajo.

Alguien tan implicado en la ayuda contra el hambre no cree en la justicia social?

No comprendo bien lo que es justicia social, me bastaría con un Estado de derecho que funcione, que haga de monitor.

Se dice que España e Italia se parecen en muchas cosas, y no precisamente en las mejores. Qué afinidades encuentra?

El tema de los jueces, por ejemplo. Al leer la prensa española, me suena como si ya lo hubiera leído en Italia. Jueces que se pasan a ministros y que vuelven a la judicatura, y después, todas esas declaraciones de arrepentidos... Cuando lo leo me pregunto dónde se perdió el Estado de derecho.

A qué atribuye este poder de los jueces?

Aquí, al igual que en Italia, llegó un momento en que la clase política parecía tan desacreditada que la opinión pública pensó que sólo los jueces podían arreglarlo. Esto llevó a una demagogia justicialista. En Italia, por ejemplo, la corrupción y la connivencia entre intereses políticos y privados puso en crisis la partitocracia reinante, de la que Craxi sólo fue el chivo expiatorio. Por esos tiempos, eran los años 92 y 93, bastaba con que un juez citara a declarar a un ministro para que éste tuviera que dimitir. Creo que ahí se quebró uno de los principios de la justicia democrática. Lo de todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario se convirtió en todo político es culpable hasta que no demuestre que es inocente. Los políticos salieron con la credibilidad destrozada. A ello contribuyó también mucho la prensa: cuando se presentaban para una citación judicial o se les acusaba por algo, todos los periódicos lo ponían en grandes titulares, en portada. Cuando tres años después eran absuelto

s, se ventilaba con una pequeña noticia en la última página. El daño era ya irreparable. Se violentaron todas las leyes básicas del Estado de derecho.

Usted empezó su carrera política con un aborto, se arrepiente de ello?

No. El aborto lo viví con culpabilidad, con rabia. Tenía 27 años y mientras me dirigía al lugar del aborto, en tren, me preguntaba por qué tengo que pasar yo por eso. Me pareció de una hipocresía tan insoportable esa clandestinidad a la que se nos sometía a las mujeres que, cuando salí de ello, animé a otras mujeres que habían abortado a decirlo públicamente.

Su frenética carrera no le ha obligado a hacer renuncias como mujer?

No, el amor ha sido una parte fundamental de mi vida. Soy de las que han tenido la suerte de compartir lo que más les apasionaba -la política- con una relación de pareja. Fue una gran relación con un político que duró 13 años. Fue muy dura la ruptura, hasta que entré en la vorágine de trabajar día y noche.

Y ha logrado llenar su vida?

El trabajo nunca llena la vida de una mujer. Pero, a esta edad, dónde encuentras el amor? Dónde hay un hombre de 50, 55 o 60 años que no esté casado y con el que te entiendas?