DERECHOS HUMANOS,
Emma BONINO.
EL PAIS, domingo 24 de octubre de 1999
DERECHOS HUMANOS
Campaña europea contra la pena de muerte en el mundo La Unión Europea ha acordado proponer el próximo mes de noviembre a la Asamblea General de la ONU que suspenda la ejecución de las penas de muerte en todo el mundo. Una de las principales impulsoras de la campaña abolicionista, la eurodiputada italiana Emma Bonino relata en un reportaje escrito para EL PAIS su conversación con reos en la prisiónde Chicago.
Europa, contra la pena de muerte La UE propondrá a la Asamblea de la ONU
paralizar la aplicación de la pena capital en el mundo
XAVIER VIDAL-FOLCH, Bruselas La Unión Europea
(UE) presentaró a la Asamblea General de Naciones Unidas el próximo diciembre una
propuesta conjunta para suspender la aplicación de la pena de muerte en todos los
países que la mantienen. Una iniciativa similar salió derrotada hace ahora cinco anos
por sólo ocho votos. Pero durante este tiempo ha aumentado el numero de abolicionistas y,
sobre todo, éstos han ganado la batalla previa en la Comisión de Derechos Humanos de
Ginebra.
La campaña fue lanzada en el ámbito oficial por la presidencia alemana de los Quince,
recogiendo una iniciativa italiana. Ahora, su sucesora, la finlandesa, demuestra el mismo
empeño. En el campo de la movilización ciudadana, la iniciativa corrió a cargo de la
ONG Manos Fuera de Caín (MFC), ligada al Partido Radical de Emma Bonino. Este doble
frente cosechó un importante éxito en Ginebra, aunque se opusieron el país más
poderoso del mundo, Estados Unidos, y el más poblado, China, así como Japón. Pese a la
tradicional opción norteamericana a favor de la pena capital, la embajadora Nancy Rubin
reconoció por vez primera que el abolicionismo gana terreno incluso en su propio país. El abolicionismo "es un pilar básico de la civilización europea-, sostiene el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.
La resolución de Ginebra -votada el 28 de abril por 30 países, con 11 votos en contra y
12 abstenciones- expresa la -convicción de la abolición de la pena de muerte, lo que
contribuye al enaltecimiento de la dignidad humana y al desarrollo progresivo de los
derechos humanos". Invita a los países que mantienen la pena capital a aplazar su
aplicación mediante una "moratoria de las ejecuciones, con la perspectiva de la completa abolición", y exhorta a los Gobiernos que reciban peticiones de extradición sobre reos a los que el país reclamante pretende ejecutar a que no la concedan salvo que obtengan garantías de que se mantendrán sus vidas.
Como programa mínimo, el texto reclama que las penas sean dictadas por tribunales
independientes, que no se apliquen a menores de 18 años ni a mujeres embarazadas o a
ciudadanos con problemas mentales".
La posibilidad de que una resolución similar se imponga el próximo mes de diciembre en
Nueva York cuenta con varias bazas. La primera es que la pena capital ya no está de
moda: ha sido excluida de la parrilla de sanciones aplicables por los tribunales
específicos contra los crímenes de guerra en Ruanda y en la ex Yugoslavia. También el
estatuto del Tribunal Penal Internacional aprobado en Roma en 1998 la excluye.
Pero lo fundamental es la evolución de la actitud de los países afiliados a la ONU.
Actualmente, 115 de los 187 Estados miembros sostienen posiciones abolicionistas de iure o al menos de facto, mientras únicamente 40 de los 72 paises que mantienen la pena capital la aplican en la práctica, según el último informe de MFC. Estos datos generan optimismo entre las filas de los militantes abolicionistas, que calculan que la Asamblea General podría registrar el apoyo de unos noventa Gobiernos a la idea de la moratoria contra 60 contrarios y 30 abstenciones.
Pero "no podemos arriesgarnos", advierte Bonino, personalmente implicada en la
movilización, "hemos de lograr que los Quince hagan presión a través de las redes de países amigos".
Mientras tanto, en Estados Unidos, uno de los países que mantienen la pena de muerte en
varios de sus Estados, un ciudadano espanol, Joaquín José Martínez, permanece en el
corredor de la muerte de la prisión de Starke (norte de Florida) tras la sentencia que el
27 de mayo de 1997 le condenó a morir en lasilla eléctrica acusado de un doble asesinato
cometido cerca de Tampa el 27 de octubre de 1995. El próximo día 2 de noviembre, el
Tribunal Supremo del Estado de Florida, en Talahassee, será el escenario de la vista
oral en la que se presentarán los argumentos finales de la apelación de la sentencia
solicitando un nuevo juicio. En la apelación se incluye un escrito del Colegio de Abogados
de Madrid en el que se dice que,"después de revisar las irregularidades que surgieron
durante el juicio, decidimos, por primera vez en nuestra historia, que vamos a intervenir
como amicus curia presentando esta apelación ante la Corte Suprema de Florida".
La eurodiputada describe su visita, a la cárcel de Chicago y sus conversaciones con
dos condenados a la pena capital Hay que lograr la suspensión mundial de las
ejecuciones He hecho muchas visitas a cárceles, voluntarias e involuntarias. Alguna en Estados Unidos. Pero jamás había visto nada comparable a esta Cook County Jail, la mayor prisión del país, una angustiosa "ciudad penitenciaria" en la que habitan 10.000
presos y sus guardianes, Es un gigantesco laberinto iluminado con luces de neón,
animado por los típicos ruidos metálicos y los rostros mortecinos habituales en todos
los hombres con condición de reclusos. Cuando llego a la biblioteca de la sección
especial que alberga al condenado a muerte Edgar Hope, tengo la impresión de estar bajo
tierra, pero no estoy segura. Nunca me he entrevistado con ningún ser humano condenado
a la pena capital, y no me será fácil olvidar las cadenas en las muñecas y los tobillos de
Hope, un negro de unos 40 años que me aguarda en compañía de su abogada, Kathy Moriarty, y de los textos jurídicos que la administración pone a disposición de los prisioneros. En febrero hará 18 años que Edgar Hope vive en el corredor de la muerte. Mi visita es una de las escasas ocasiones que tiene de dejar una celda en la que el reglamento le obliga a permanecer 22 horas y media al día. Puede ver a familiares y amigos sólo los fines de semana y durante 30 minutos. Pero la única persona que viene periódicamente a verle desde Nueva York, donde trabaja, es su mujer: una joven con la que se casó hace dos años, después de una larga correspondencia enviada a través de un primo. Edgar habla de sí mismo contándome la historia de dos compañeros de prisión que salieron vivos del corredor porque se reconoció su inocencia: Carl Lawson en el 90 y Anthony Porter el pasado mes de febrero. Y no son más que dos de los 12 casos registrados en los últimos años, sólo en Illinois, de presos arrebatados al suplicio porque eran
inocentes. Una clamorosa sucesión de errores judiciales, conocida gracias a las nueve instancias de juicio previstas por las leyes del Estado, y que ha acabado en las páginas de todos los periódicos
norteamericanos.
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"Cuando llega uno nuevo aquí, al corredor", explica Edgar mientras mira los volúmenes que nos rodean, lo primero que hacemos es intentar ayudarle a organizar su defensa.
Porque muchas veces somos nosotros mismos nuestros mejores abogados. Porter obtuvo una suspensión, pocas horas antes de que lo ejecutaran, por ser retrasado mental. Después
se salvó porque el auténtico autor del homicidio que le atribuían a él confesó en
televisión. Pero no todos son tan afortunados". Las víctimas comprobadas de errores judiciales en todo Estados Unidos desde 1976 (año en el que el Tribunal Supremo
reintrodujo la pena capital, que había sido declarada "in constitucional" en 1972) hasta
hoy son 82. Asi figura en un informe sobre la pena capital elaborado por estudiantes de
periodismo de la Northwestern University de Chicago, que asimismo ofrece otras cifras:
4.565 prisioneros en corredores de la muerte en todo Estados Unidos (entre ellos, 50
mujeres, 74 menores y 82 extranjeros) y 576 ejecuciones llevadas a cabo desde1976 hasta
boy. EI año 1999 bate ya todas las marcas. con 76 condenas consumadas. La lista por
Estados la encabeza, desde hace años, Tejas. Dieciocho presos tienen una cita con la
muerte antes de que acabe el presente ano.
"En estos 18 años de cárcel he tenido tiempo de reflexionar e incluso cambiar", continúa
Hope,---pero he comprendido que, en el exterior, muy pocos entienden lo que
experimentamos los condenados a muerte. El joven de 22 años que era cuando me detuvieron era muy distinto del que soy ahora. Era un tipo violento, que había emprendido un mal camino, peligroso. Y fui castigado por haber matado a un policia. No me libré de ninguna de las penalidades y humillaciones que se reservan para los individuos como yo, ni imnediatamente después de la detención ni durante los años de cárcel. Cómo puedo
explicar que pensamos muy a menudo en nuestras víctimas, que nos arrepentimos, que
deseamos tener ocasión de redimirnos? Que yo, personalmente, querría seguir viviendo
para acercarme a los chicos descarriados como era yo, mirarles a los ojos y contarles mi
historia?". Edgar atisba una sonrisa:---Mi apellido es Hope, esperanza. Cómo no voy a
esperar?".
Un cuarto de hora de recorrido por el laberinto -escaleras, pasillos, controles- y
estoy en la biblioteca de otra galería, frente a otro condenado a morir lleno de
cadenas. También negro. Tiene 29 años y su nombre es Víctor Safforld, pero todos le
llaman Cortez Brown, porque ése es el nombre que dio a los policías que le capturaron hace 10 años, y asi aparece identificado en las actas del proceso en el que se le juzgó por
el asesinato de dos coetáneos durante un enfrentamiento entre bandas. Cuenta Cortez:---La calle fue mi casa y mi escuela. No me salvaron ni mi abuela, a la que fui confiado a los 12 años, ni unos pocos años de colegio. A los 17 me reclutó una banda que vendña droga y aquel mundo se convirtió en el mio. El proceso? Tenía un abogado de oficio, que seocupaba de cincuenta casos a la vez y que nunca encontró el tiempo suficiente para seguir una sesión entera ni consultar a un testigo".
Cortez vive aferrado a dos amores, su hija Victoria, de nueve años ("la veo dos veces al
mes, por ella he comenzado a rezar y me he convertido al islam'), y la joven asistenta
social e investigadora que asiste a nuestra entrevista, Lillie Muhammad, que ha
conseguido, con grandes dificultades, tramitar una solicitud de revisión del
juicio.
Cortez ha visto morir ya a muchos amigos, como, James Free y Hernando Williams,
ejecutados en 1995. "Eran vecinos míos de celda, y sus últimas noches hablábamos mucho. Cuando se los llevaron, hicimos todos ayuno y escribimos al gobernador. Cuando a uno lenotifican la fecha de su ejecucióni, cuenta con el apoyo y el consuelo de sus compañeros, pero, qué consuelo existe? En esos momentos uno solo querría estar con su familia. Pero nuestra familia somos nosotros mismos. Hernando fue hacia la muerte sin dejar de pedirme que luchara para vivir, por lo menos yo".
Culpables o inocentes, la condena les hace a todos iguales, siega la vida a todos. La pena
de muerte es un agujero negro en la conciencia de los estadounidenses, pero algo
está empezando a moverse. Ante las alarmantes estadísticas sobre los errores judiciales, la
discriminación racial que, de hecho, practica la máquina judicial y la carencia de defensa
legal, la American Bar Association -la principal asociacion de abogados-- ha pedido
una moratoria generalizada de las ejecuciones. Illinois, Nebraska y Carolina
del Norte estAn ya debatiendo la posibilidad de adherirse a la propuesta. Es una situación
surrealista. La pena capital sólo existe en 38 Estados (de 51) y sólo se aplica en 28 de
esos 38. Por consiguiente, la justicia puede aparecer ante los ciudadanos como una macabra ruleta rusa, que escoge a sus víctimas al azar. Para arriesgarse al patibulo basta con "equivocarse" de Estado, haber nacido o vivir en Tejas en vez de Kansas, o en Illinois en vez de Connecticut.
Al desconcierto interno se une el bochomo internacional. el creciente malestar de los
representantes diplomáticos de Washington por la pésima compañía en la. que se encuentran, en Naciones Unidas, cada vez que defienden la necesidad de la pena capital junto a China, Irak, Irán, Sudán y otras tiranías sistemáticamente condenadas por sus
violaciones de los derechos hurnanos. La asamblea general que está celebrándose en
Nueva York podría pedir a sus Estados miembros, de aquí a diciembre -si una
resolución de la UE que reclama una moratoria mundial obtuviese la mayoría de los votos-,la suspensión de ]as ejecuciones. Mi recorrido a través de las prisiones que acogen condenados a muerte, un viaje cuyo objetivo es despertar el mayor número posible
de conciencias, acaba de empezar. Y no tenemos más que dos meses de tiempo.