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1 FEBBRAIO 2001 - EL MUNDO

UNION EUROPEA: TODA LA VERDAD SOBRE LAS "VACAS LOCAS"

Por Emma Bonino

UNION EUROPEA: TODA LA VERDAD SOBRE LAS "VACAS LOCAS"

BRUSELAS, Feb (IPS) - La alarma de las "vacas locas" ha desencadenado un aluvión de declaraciones en Europa, pero en medio de tanto palabrerío nadie se pregunta cómo ha sido posible que varios países europeos hayan sido sorprendidos por un fenómeno -el pasaje de los animales a los seres humanos de la enfermedad llamada BSE-- que el primer ministro británico John Major denunció en marzo de 1996 y que desde entonces la Comisión Europea ha combatido con todos sus recursos científicos y administrativos.

Puedo ofrecer mi testimonio sobre las omisiones cometidas en

esta delicada materia, ya que en abril de 1997 la Comisión Europea presidida por Jacques Santer reaccionó ante la emergencia de la BSE mediante la creación de una nueva responsabilidad político-administrativa --la Seguridad Alimentaria-- que me fue confiada en el marco de mi mandato como Comisaria Europea, el que ejercí durante más de dos años.

A continuación se decidió, con el apoyo del Parlamento Europeo, la restructuración de los comites científicos para garantizar a la Unión Europea (UE) la asistencia de los especialistas más calificados y más independientes, y la ampliación del cuerpo de inspectores veterinarios.

Se actuó en tres direcciones. Primero: en julio de 1997 se

adoptó la norma comunitaria que impone a los estados miembros que en el momento de faenar los animales se eliminen los órganos que pueden causar el contagio.

Era una norma sacrosanta, pero tan impopular entre los

ganaderos, los comerciantes y buena parte de los consumidores, que la mayoría de los gobiernos de los 15 países miembros de la UE imidieron su entrada en vigor hasta octubre del 2000.

Aplicar medidas como ésta es muy difícil, ya que se reciben

presiones en contra de una magnitud increíble. Cuando lanzamos las primeras alarmas tuvimos que soportar campañas de prensa adversas y todo tipo de protestas. Nos acusaban: "Los estúpidos burócratas de la Unión Europea quieren retirar de nuestras mesas la cabeza de ternero, el mondongo, la molleja."

Segundo: la primera prohibición del empleo de harinas animales

en la alimentación de los bovinos, que ha sido señalada como la causa de la epidemia de BSE, fue emitida en 1994. Tres años después comenzamos una serie de inspecciones selectivas que dieron como resultado la comprobación de numerosos casos de violaciones de las normas relativas al consumo de harinas animales que motivaron la apertura de procedimientos de infracciones contra 12 de las 15 naciones integrantes de la Unión.

Tercero: en abril de 1998 se dispuso la realización de controles de los casos sospechados de BSE en mataderos y criaderos a fin de poder evaluar el alcance de la epidemia. Se trató de un trabajo largo y complejo que fue publicado en julio del 2000 y cuyos resultados confirmaron la inquietud de las autoridades comunitarias: sobre una "escala del riesgo geográfico" que va de uno a cuatro, Alemania, España, Francia e Italia --es decir cuatro de los cinco mayores países de la Unión, que comprenden el grueso de la población comunitaria-- fueron colocados en el tercer nivel.

Puesto que todo lo que acabo de enunciar es bien conocido en

los ámbitos gubernamentales, me extraña escuchar todavía a tantos políticos y expertos que difunden mensajes tan tranquilizadores como improbables, en los que nadie cree. Y en Italia, que se encuentra en plena campaña electoral, nadie se asume la responsabilidad de admitir que no hay certezas sobre el futuro de la epidemia.

Lo que se ha debido hacer e inexorablemente deberá hacerse en

el futuro es establecer reglas, hacerlas respetar, y liberarse

de los oscurantismos.

Empero, no creo que nos encontremos en medio de una catástrofe, sino ante un problema que se hubiera podido gobernar antes y de mejor manera, teniendo en cuenta que en estos asuntos no existe ninguna sociedad a "riesgo cero". Esto es lo que los gobiernos serios deben decirle a los ciudadanos.

Puedo ahora responder a la interrogante que formulé al comienzo de este artículo sobre la aparente sorpresa que las "vacas locas" causaron en Europa. Durante el período que he analizado la Comisión Europea emitió directivas de tipo precaucional en relación al temido riesgo de epidemia, que una mayoría de países (8 contra 7) impidió sistemáticamente que se aplicaran. Esos países --Alemania, Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Grecia, Italia y Suecia-- cultivaban la ilusión de contar con un sistema de controles que los protegían del

contagio.

Así fue hasta febrero del 2000, cuando se presentó en Dinamarca el primer caso de "vacas locas". La ilusión se trocó en alarma y Dinamarca cambió de posición, dando lugar a una nueva mayoría que consintió la puesta en vigor de las medidas adoptadas por la Comisión Europea. Se habían perdido tres años en un tema que afecta a la salud pública y por lo tanto exige la más rápida y eficaz intervención.

(*) Emma Bonino, parlamentaria europea, dirigente del Partido

Radical italiano y ex Comisaria Europea para la Ayuda Humanitaria y la Seguridad Alimentaria.

 
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