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Federalismo Servizio - 8 dicembre 1994
Vidal-Folch sobre la Unión Monetaria.

LA MONEDA UNICA RESUCITA

Xavier Vidal-Folch

(El Pais, 4-12-1994)

La moneda única europea resucita. La recesión la dejó malherida. Desde que en septiembre se dio por finalizada, las discusiones sobre la tercera fase de la Unión Monetaria (a empezar en 1997 si al menos la mitad de los Quince cumplen los criterios de convergencia, o en 1999), vuelve a excitar todos los foros.

Se debate sobre un asunto antiguo, pero actualísimo: Rigor estricto en las condiciones de Maastricht (déficit máximo del 3% sobre el PIB; techo de deuda del 60%; inflación y tipos de interés moderados, estabilidad cambiaria)?. El presidente del todopoderoso Bundesbank, Hans Tietmeyer - y con él, el Gobierno alemán - es tajante: "es crucial que se cumplan a rajatabla, todos y cada uno". Tras este diktat palpita el temor de que "introducir la moneda única en un área con regiones no estabilizadas implique que los países ricos debamos compensar el desequilibrio mediante transferencias monetarias, no nos gusta", dice el economista austríaco Werner Teufelsbauer.

De ahí las insistentes recomendaciones de la UE sobre los "déficit excesivos". Quién podrá entrar, quién formará el núcleo de cabeza?. Pocos cumplen ahora (Irlanda y Luxemburgo), pero más lo harán a final de 1996: si quieren llegar a tiempo, el Reino Unido e Italia deben volver al Sistema Monetario Europeo antes de fin de año (se exigen dos años de estabilidad dentro del sistema). Lo harán?.

Gobiernos más suaves

Los Gobiernos son más suaves que los bancos centrales. Saben que la lucha contra el déficit significa rebajar gasto social, protestas en la calle. Por eso el primer ministro belga, Jean Luc Dehaene - su país exhibe la deuda más alta - defiende la "flexibilidad" y recuerda que "al final, la decisión será política". España, encantada con ello.

Pero ya no se debate sólo del qué, quiénes y en qué condiciones, sino también, por vez primera, del cómo y el cuándo. El asunto divide, de nuevo, a tecnócratas y políticos, más que a países. Tietmeyer y el presidente del Instituto Monetario Europeo, Alexandre Lamfalussy, hablan de un "proceso prolongado", sin prisas que culmine un período de política monetaria común e independencia de los bancos centrales. Otros prefieren un big bang y reclaman, como el director general de la Comisión Giovanni Ravassio, poner manos a la obra en 1997. En medio, el comisario de Economía, Henning Chistophersen, ya propugna "una serie de pequeños bing bangs durante seis meses, más o menos", para que los bancos adapten sus sistemas, las imprentas con los nuevos billetes trabajen con perfección y los comercios modifiquen sus cajas registradoras para incorporar el ecu. Esta discusión a ras de suelo se hace en el vacío?. O prefigura ya la moneda única, como las gaviotas anunciaban a Colón la tierra próxima?.

 
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