Carta abierta
al Primer ministro, Edouard Balladur
al Ministro de Asuntos Europeos, Alain Lamassoure
al Presidente de la Región de Alsacia
al Presidente del Consejo General del Bas-Rhin
al Prefecto del Departemento del Bas-Rhin
a la Alcaldesa de Estrasburgo, Mme Catherine Trautmann
Estrasburgo, 16 de diciembre 1994
Señora, Señores:
Como diputados europeos "no franceses", hemos defendido durante años, contra viento y marea, el papel de Estrasburgo, el lugar que esta ciudad-símbolo debería ocupar en esta gran empresa de la construcción de Europa.
Por esta razón querríamos, por medio de esta carta, intentar por última vez llamar su atención sobre las graves carencias que pesan sobre Estrasburgo, en tanto que sede del Parlamento Europeo.
No enumeraremos en esta carta todas las actas que algunos de entre nosostros, en el transcurso de estos quince últimos años, hemos depositado puntualmente, para defender la sede de Estrasburgo.
Las carencias que nos permitimos recordarles aquí nos parecen por demás reveladoras de la ausencia, tras los discursos de fachada, de capacidad o voluntad de las autoridades francesas para poner en marcha los medios necesarios para que Estrasburgo pueda mantener efectivamente su rango, el rango de una capital europea.
Así, después de quince años de existencia de nuestro Parlamento, les diputados siguen siendo sometidos a su llegada al aeropuerto de Estrasburgo a prolongados controles de carácter casi policíaco. Estamos muy lejos del "reconocimiento a ojo" practicado desde hace tiempo en Bruselas.
Para seguir con lo que se refiere a los servicios del aeropuerto, debemos constatar que no se ha aprovechado el tiempo para limitar los largos desplazamientos por las pistas y por sus interminables pasillos.
Por lo que a los vuelos se refiere, sus frecuencias siguen siendo las mismas que deploramos desde hace años, e incluso, desde algunos países, han empeorado, lo que nos obliga, en especial, a hacer tránsitos desde París, Francfort o Basilea, con las pérdidas de tiempo que Vds. pueden fácilmente imaginar.
Siguiendo con el tema del transporte, y mientras la Unión Europea hace grandes esfuerzos para promover el nacimiento y el desarrollo de una red ferroviaria europea de alta velocidad, hacemos constar la ausencia de cualquier proyecto de enlance entre nuestros tres lugares de trabajo de Estrasburgo, Luxemburgo y Bruselas.
En cuanto a los servicios hoteleros tenemos el disgusto de señalar que tienen tendencia a considerar a los clientes regulares que de hecho somos, como un derecho adquirido y no, ciertamente, en función de nuestra asiduidad.
Por otra parte, cuando nuestras sesiones de trabajo se prolongan por la tarde, nuestros colaboradores, así como todo el personal del Parlamento, se ven siempre obligados a hacer cola, a menudo durante más de media hora, para poder coger el taxi de vuelta a su hotel. Siguiendo con el mismo tema, hemos contemplando con cierta decepción que el gran proyecto de tranvía metropolitano inagurado recientemente por Mme Trautmann evita cuidadosamente llegar hasta nuestro barrio, el "barrio europeo", abandonándolo de un cierto modo a su destino de triste y gloriosa periferia.
Con la natural excepción de los diputados franceses, los demás diputados tienen que esperar, en el mejor de los casos, la primera hora de la tarde para recibir la prensa de su país. Como convendrán ustedes, todos estos "inconvenientes", a los que puede añadirse un sistema telefónico con frecuentes deficiencias, tampoco facilitan el seguimiento de nuestro trabajo por parte de los grandes medias europeos. Admitirán ustedes también que esto no favorece de ninguna manera la mejora de nuestra imagen por parte de la opinión pública europea.
He aquí Señora, Señores, una serie de disfuncionamientos y de lagunas a las que, si las autoridades francesas, nacionales y regionales, así como las de la ciudad de Estrasburgo no pueden poner fin, y rápidamente, obligarían, a los "amigos de Estrasburgo", bien a su pesar, a abandonar la posición que han hecho suya durante estos quince años, la de defensores intransigentes del papel y del lugar de Estrasburgo y que les llevaría, muy a desgana, a unirse a los partidarios de Bruselas.
Agradeciéndoles su atención, reciban, Señora y Señores, nuestros más atentos saludos.
(nombre) (apellido) (firma)